a a llevar tiempo? Sí. ¿Va a requerir de transformaciones de fondo? También. Pero es indispensable iniciar las acciones que permitan la reconstrucción social en el estado de Guerrero. ¿Olvidar? No. ¿Cesar los reclamos de justicia? Tampoco. Pero es preciso emprender el camino que haga posible enfrentar la pobreza, la explotación y las enormes disparidades, que son la raíz de los problemas que por generaciones ha sufrido la tierra que vio nacer a luchadores sociales de la talla de Vicente Guerrero y a intelectuales como Ignacio Manuel Altamirano.
Guerrero duele, y el terrible tiempo que transcurre en la entidad sureña luego del secuestro de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa se asemeja al caos; las imágenes que ilustran la cotidianidad guerrerense se parecen mucho a las de un estado fallido, como bien lo dice Víctor Flores Olea en su artículo aparecido ayer en La Jornada en Internet. Las causas son de hoy, pero tienen también un origen añejo. Las soluciones no son sencillas, pero se tiene que comenzar ahora, desde todos los frentes.
Hay un problema político, pero no sólo se trata de un problema político, dice Flores Olea, quien propone Un nuevo tiempo para Guerrero
, con transformaciones de fondo que incluyan la creación de nuevas instituciones y que involucren a todas las áreas del desarrollo social. Tiene razón.
En Guerrero la palabra tiene un valor. La palabra se cumple, se honra. El 27 de noviembre de 2014, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, presentó un plan para impulsar el desarrollo de tres estados: Guerrero, Oaxaca y Chiapas, especialmente en el terreno económico, pero también en aspectos sociales muy importantes, como el educativo y científico. La gravedad del momento nos debe llevar a innovar y a proponer lo que nunca se ha intentado
, dijo.
Más recientemente, el 8 de enero de 2015, Luis Videgaray reafirmó el compromiso del Presidente con el desarrollo de esas tres entidades, pues dijo: México necesita darle prioridad al sur; la simple inercia no habrá de llevarnos a un crecimiento más incluyente y si queremos un país con estabilidad, un país con un entorno de paz y seguridad, tenemos que atender el rezago económico de las zonas más atrasadas y olvidadas de nuestro país
. Lo anterior fue dicho en el contexto de la reducción de los precios del petróleo y la devaluación de la moneda con llamados a prepararnos todos para un ajuste del gasto en 2016 (o quizás antes). Significa que hay un compromiso, una palabra que hay que cumplir, a pesar de los vaivenes en la economía.
Antes de proseguir, conviene recordar que todas las dependencias del gobierno federal deben estar alineadas y honrar la palabra del primer mandatario, tal como lo ha expresado el secretario de Hacienda.
En el mensaje de Peña Nieto citado, además de las acciones en el terreno económico se estableció el compromiso de impulsar la formación de los jóvenes: “(…) se apoyará a sus escuelas normales rurales, se establecerá un programa especial de becas y se promoverá la investigación científica a través del Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología)”.
¿Qué pueden hacer la ciencia y la tecnología para impulsar el desarrollo económico y social de Guerrero? En mi opinión, mucho. Pero para saber qué caminos tomar, es necesario contar primero con un diagnóstico que permita conocer cuál es el estado que guardan estas actividades en esa entidad. Desde hace algunos años el Foro Consultivo Científico y Tecnológico ha venido realizando los Diagnósticos Estatales de Ciencia, Tecnología e Innovación, en la edición de 2014 los datos muestran que parece haber una correlación entre los bajos índices de desarrollo social y un reducido nivel en el desarrollo de la ciencia y la tecnología en la entidad.
Así, Guerrero ocupa el lugar número 30 (entre las 32 entidades federativas del país) en el índice de desarrollo humano, una medida que incluye aspectos como salud, educación e ingresos. También ocupa la posición 30 en el índice de desarrollo relativo al género que estima la pérdida de logros en salud, empoderamiento y mercado laboral debida a la desigualdad de género. Se ubica en los últimos lugares (posición 31) en el ranking de ciencia, tecnología e innovación nacional creado por el Foro, que considera aspectos como Infraestructura académica y de investigación (lugar 32), formación de recursos humanos (31), personal docente y de investigación (32), inversión en ciencia, tecnología e innovación (31), productividad científica e innovadora (32) e infraestructura empresarial (31), entre otros. Los datos revelan que todo está por hacerse.
Sin embargo, sería erróneo pensar que se parte de cero, pues hay instituciones y científicos que trabajan con altos índices de calidad, aunque son pocos y requieren ahora más que nunca de apoyo. En Guerrero hay 77 investigadores que pertenecen al Sistema nacional de Investigadores, la mayoría en los niveles I y de candidatos (datos de 2013). En la formación de recursos humanos de calidad, hay nueve programas que forman parte del registro de posgrados de calidad del Conacyt, todos ubicados en la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG). Hay, además, tres centros de investigación: el INIFAP-Centro de Investigación Regional Pacífico Sur, el Centro INAH-Guerrero y el Centro de Investigación en Matemática educativa de la UAG.
De las debilidades y fortalezas señaladas se desprende, así sea de manera preliminar: a) que es necesario apoyar decididamente a las instituciones que actualmente realizan investigación y forman recursos humanos en ciencia y tecnología, b) crear nuevas unidades científicas a partir de instituciones nacionales consolidadas, c) crear un programa para estimular a investigadores nacionales de alto nivel y experiencia para que contribuyan al desarrollo científico del estado y d) orientar las nuevas plazas de investigadores al estado de Guerrero y las demás entidades del Sur del país.
Todo lo anterior muestra, además, que ahora es el peor momento para recortar el presupuesto para la ciencia y la tecnología.