Cantidades limitadas de productos, marcas y presentaciones; estantería y espacios de exhibición y venta subocupados o de plano vacíos. Así se ven las tiendas del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), mejor conocidas como Superissste.

Si bien desde hace por lo menos tres años el instituto reconoció que el sistema opera con pérdidas, en la actualidad la crisis es inocultable.

El director del Issste, Sebastián Lerdo de Tejada, informó que están en proceso un rediseño administrativo integral y un reajuste de la huella comercial. Por lo pronto, 35 establecimientos han sido cerrados –de 350– y este año desaparecerán 20 más. Serán menos a cambio de más eficiencia, indicó el funcionario.

Ya el año pasado la Auditoría Superior de la Federación había detectado un cúmulo de irregularidades en la administración y operación de las tiendas del Issste. En la revisión de la cuenta pública 2012 documentó pérdidas por más de 500 millones de pesos sólo en ese año (La Jornada 27/2/14). Otros reportes reconocen que el monto ha superado mil millones en otros periodos.

Informe financiero

En tanto, el Informe Financiero y Actuarial 2013 del propio Issste da cuenta de que las ventas se redujeron a menos de la mitad entre 2009 y 2013, pues pasaron de 11 mil 54 millones de pesos a 4 mil 621 millones.

El documento presenta las proyecciones financieras, y si bien las pérdidas no seguirán, tampoco prevé que la ventas aumenten en forma sustancial. Estimó que en 2014 la red de Superissste tendría ventas por cuatro mil 572 millones de pesos y para 2018 el monto ascenderá a cinco mil 250 millones.

Estos son los números, y la realidad es que quienes acuden a las tiendas del Issste no encuentran una oferta amplia de productos. Se tienen que conformar con lo que hay, en algunos casos, y en otros, mejor acudir a otro sitio para completar la despensa familiar.

Una de las más grandes y mejor surtidas era la que se encuentra en la colonia Vértiz Narvarte; sin embargo, igual que el resto de los establecimientos, ha ido decayendo, al grado de que en las áreas de salchichonería, frutas y verduras, los exhibidores de productos y refrigeradores están vacíos.

Trabajadores consultados en la tienda difirieron sobre si han pasado algunas semanas o varios meses desde que la sucursal dejó de vender estos productos. En el área de lácteos, la oferta se reduce a unas cuantas marcas y sólo de algunas presentaciones.

En cuanto a precios, algunas mercancías de marcas comerciales poco conocidas son baratas pero no se venden, dijeron los empleados, y otras, como una marca de café instantáneo (Nescafé), resultan más caras en Superissste que en otros negocios.

Así, aunque tamaño de la sucursal es muy grande y era de las que ofrecía mejor surtido a precios accesibles, hoy no resulta confiable para adquirir lo que necesitamos en casa; era muy buena opción, dijo una cliente.

La cadena de Superissste forma parte de las prestaciones de los servicios sociales y culturales del Issste para sus derechohabientes, aunque desde 1985 está abierta al público en general. Tienen la misión de contribuir a la protección del poder adquisitivo y los salarios de los trabajadores.

Para las autoridades del organismo, la prioridad es lograr equilibrios financieros. De acuerdo con Lerdo de Tejada, no está en el plan desaparecer Superissste, pero corregir la situación financiera de la red sí es una asignatura pendiente.

El funcionario aseveró que está en marcha un programa de auditoría constante tienda por tienda, con la finalidad de garantizar procesos transparentes de administración y operación. Esta es una actividad que dejó de realizarse hace ya varias décadas, indicó.