a primera razón que me mueve a reseñar discos compactos es un afán de compartir y divulgar. La segunda: dar noticia de la existencia del cedé en general, antes de que, como preconizan la leyenda urbana, los especialistas de la industria, los piratas desvergonzados, los adictos a Internet y los profetas del Apocalipsis, desaparezca para siempre. Sería una pena. Van, pues, breves noticias de cuatro discos mexicanos que nos importan, y cuya audición recomiendo enfáticamente.
1.- Manuel Enríquez, Obra para ensamble. Este disco ofrece al oyente interesado en la música mexicana contemporánea seis importantes obras camerísticas de quien fuera el más destacado compositor mexicano en la transición del nacionalismo a los lenguajes sonoros de nuestro tiempo. La selección de las piezas es muy afortunada por cuanto permite discernir la mayoría de los elementos característicos del lenguaje de Enríquez, expresados aquí a través de dotaciones instrumentales variadas. Aquí está lo aleatorio, y los diseños estructurales abiertos, y los efectos instrumentales extendidos y algunas otras cosas que conforman un estilo de una gran individualidad y que, sobre todo, sigue vigente hasta nuestros días. Las interpretaciones están a cargo del ensamble instrumental del Cepromusic, bajo la dirección de José Luis Castillo. Como siempre que se trata de estos músicos, la preparación, ejecución y presentación son de muy buen nivel. Hay también aquí unas notas de programa puntuales y acuciosas, firmadas por Aurelio Tello. Es necesario escuchar atentamente a Enríquez; he aquí una oportunidad especial para ello.
2.- La tuba contemporánea en México. Si alguien sabe de alguna grabación anterior dedicada por entero a música mexicana para tuba, que hable ahora o calle para siempre. Creo que callará para siempre. Fascinante, sin duda, la audición de estas ocho obras mexicanas contemporáneas (escritas entre 2003 y 2014) para este instrumento usualmente relegado a la sombra de la masa orquestal. Ocho compositores mexicanos vivos y activos ponen de relieve las muchas posibilidades técnicas y expresivas (algunas de ellas sorprendentes e inesperadas) de la tuba, añadiendo en algunos casos el infaltable complemento electrónico. Además de lo insólito del instrumento y del repertorio, este disco compacto fundamenta buena parte de su atractivo en las muy buenas ejecuciones del tubista Héctor Alexandro López y López. Sería importante poder escuchar este repertorio en concierto, para asombrarse doblemente.
3.- Primero piano. En este cedé de factura reciente, el buen pianista y buen divulgador musical que es Rodolfo Ritter propone un repertorio muy internacional y muy variado, uno de cuyos hilos conductores es el arte de la transcripción; ahí están las piezas de Bach-Busoni, Marcello-Bach y Buxtehude-Prokofiev como muestra de un programa ciertamente atractivo. El resto del repertorio incluye algunos de los Etudes-Tableaux de Rajmaninov, cuatro baladas de Brahms, y una poderosa y expresiva versión de las siempre atractivas (en cualquiera de sus versiones) Danzas folclóricas rumanas de Béla Bartók. Además del atractivo intrínseco de la selección musical, y de la calidad de las interpretaciones, se percibe en esta grabación una interesante propuesta didáctica.
4.- Serenata. Casi recién salido del horno discográfico, este cedé representa la ofrenda que el notable tenor mexicano Javier Camarena hace a los amantes de nuestra música popular. No ha faltado quien cuestione la pertinencia (o falta de ella) de cantar y grabar este repertorio. Este asunto importa menos que el hecho de que también en estas canciones vernáculas Camarena está en pleno dominio de sus cualidades técnicas y expresivas. El repertorio no podía ser más atractivo para quienes conocen y disfrutan este ámbito de la canción mexicana: Agustín Lara, Manuel Esperón, Álvaro Carrillo, Luis Arcaraz, Tata Nacho, Consuelo Velázquez, entre otros. El acompañamiento al piano de Ángel Rodríguez es, como siempre, de gran eficacia y sensibilidad.
