17 de enero de 2015     Número 88

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Jalisco

La literatura wixárika

Gabriel Pacheco Profesor-investigador. Universidad de Guadalajara.


Marakame

La literatura existe desde mucho antes que la escritura. Por ejemplo, los textos de la antigua India, “los vedas”, se transmitían de generación en generación grabando en la memoria de los niños los versos durante largos años. Aunque la palabra “literatura” viene del latín, littera, “letra”, en realidad abarca todas las manifestaciones del arte de la palabra, independientemente del medio que se utilice para su difusión y transmisión a las generaciones siguientes.

Esto no quiere decir que no existan diferencias sistemáticas entre la literatura de transmisión oral y la literatura escrita. Estas diferencias se refieren al estilo, a los géneros, a las formas de recepción, al papel que desempeñan en la sociedad, a las características de los creadores y en general a todos los aspectos.

Cuando hablamos de la literatura oral wixárika no siempre vamos a poder seguir la clasificación de los géneros de la literatura occidental; los géneros de la literatura europea no sirven, en su totalidad, para la literatura wixárika. En la tradición oral wixárika existen tipos o géneros reconocibles de manera general para la literatura wixárika. Así, los géneros europeos valen, solamente en parte, para la literatura oral wixárika.

En la comunidades indígenas es mucho más común encontrar formas de literatura oral que se van transmitiendo de generación en generación de los marakame a sus aprendices, de los ancianos a los niños, de las madres a sus hijos, etcétera. Todas estas transmisiones orales son muy ricas; resumen la sabiduría que ha obtenido la comunidad en muchísimos años. Sin embargo, a medida que las posibilidades de sobrevivencia en el campo se hacen más difíciles, los miembros de estas comunidades tienen que emigrar a las urbes, se reduce el número real de transmisores orales, y este cúmulo de sabiduría se reduce a núcleos cada vez más pequeños. Incluso con el paso del tiempo muchas cosas se van ignorando, olvidando y desapareciendo; así, lo que le contaron a nuestros abuelos nos resulta cada vez más desconocido a nosotros.

Los ancianos o los marakame son unos excelentes creadores orales y transmisores de la literatura oral; ellos jamás, como en los viejos libros, dejan a un lado los temas más propios que asimilaron de otros conocedores de la cultura. Los marakame poseen una amplia habilidad y capacidad para repetir en una forma libre y creativa lo que aprendieron a lo largo del tiempo. Sin embargo pueden conservar el contenido de los textos que escucharon sin importar lo extensos que sean. Esto nos muestra que para lograr esta habilidad se necesita destinar casi toda una vida completa. Los que no son marakame son también conocedores de sus costumbres. Por las tardes y junto a una hoguera, cuentan a sus hijos historias con carácter formativo, de esta manera se educa y se enseña a los niños. Esto es una costumbre muy antigua, así se ha venido contando estas historias de generación en generación, y se siguen contando todavía.

Las narraciones de una población y sus alrededores son parecidas en cuanto a estilo y estructura, pero si las comparamos con las de otra población más alejada con la que no hay mucho contacto, son muy distintas en el lenguaje, en la forma de narrar y hasta en la estructura. Aunque existan estas diferencias, los temas centrales y las escenificaciones de las ceremonias siguen permaneciendo y no se pierden a pesar de las distancias. Los marakame, los kawiteru, los que nombran a las autoridades, y los ancianos en general tienen un lenguaje muy especial con un vocabulario amplio y difícil para la mayoría, por eso, cuando los oímos hablar de repente nos encontramos con términos y construcciones que difícilmente escuchamos en la vida cotidiana. Sus explicaciones, sus cantos sagrados y oraciones son densos y complicados, pero también están llenos de ritmo, de musicalidad y de contenido poético.

Chiapas

Tradición oral y literatura
en lengua tzeltal

Marceal Méndez Escritor tseltal de Chiapas

La escritura de las lenguas indígenas por sus propios hablantes tiene ya, en Chiapas, cerca de medio siglo de preocupaciones e iniciativas. Surgen incipientes escritores, investigadores y lingüistas que actualmente se desempeñan como profesionistas en instituciones culturales y educativas. En este contexto podemos afirmar que hemos ya reiniciado, de manera responsable y disciplinada, una tradición de escritura de las lenguas mayas en su versión contemporánea.

Las preocupaciones e iniciativas en favor de las lenguas se orientaron en dos disciplinas específicas: la lingüística y la literatura. En lo que respecta a la primera, sus pioneros y seguidores han sistematizado interesantes diccionarios, manuales y estudios sociolingüísticos; pero los materiales no han sido suficientes para conocer la riqueza semántica, cultural, histórica y estética de las lenguas. Por otro lado, los pioneros y seguidores de la literatura, titubeantes en sus inicios, han recorrido etapas y vertientes diversas de formación y escritura, y puede asegurarse que, frente a un buen número de obras que reúnen ya ciertas cualidades estéticas, la literatura en lenguas indígenas, entre ellas la tseltal, ha experimentado una especie de cambios favorables.

Los escritores pioneros en lenguas indígenas se dedicaron, como consta en el material bibliográfico de la época, a la recopilación de relatos y rezos de la tradición oral. Este proceso permitió al incipiente escritor experimentar un acercamiento profundo a su gente, su cultura, su lengua y su tradición. Gracias a este esfuerzo disponemos de un amplio acervo bibliográfico de oralitura, al que podemos tener acceso fácilmente para el conocimiento de las tradiciones comunitarias. El gusto de estos escritores por la escritura los condujo a la formación literaria pero en lengua castellana. Desde entonces, el problema para la producción literaria no ha sido la lengua usada en la instrucción sino la empleada en la creación. Pensar y escribir en una lengua es una cosa; pensar en una y escribir en otra conlleva un conflicto de carácter más que lingüístico, pues se trata de una traducción cultural en pleno proceso creativo. En los trabajos de aquella época, y en algunos de los actuales todavía, se hace una recreación de la tradición oral donde los autores imitan al rezo como modelo de versificación.

En 1999 se publica un libro colectivo de poesía y narrativa intitulado Palabra conjurada Cinco voces, Cinco cantos, el cual inaugura el inicio de una literatura diferente que pondera el artificio, el juego con la idea y la palabra. La tradición se vuelve tema de creación, dando lugar a la invención de anécdotas, personajes, situaciones, tramas, tiempos y espacios dentro de la ficción; incluso hay atrevimientos de reconfiguración literaria de pasajes de la historia regional, la biografía de personajes legendarios; unos más blasfeman contra dioses, desmienten mitos y creencias. A partir de esta etapa, la literatura (poesía, narrativa y dramaturgia) se constituye un medio, una forma, para comunicar preocupaciones individuales y colectivas sobre asuntos de cultura, injusticia, pobreza, migración, vida cotidiana, acontecimientos históricos y recientes relevantes en las comunidades, en Chiapas, en México.

Algunos lectores hispanohablantes afirman que la literatura indígena actual contiene todavía una fuerte dosis de tradición oral, incluso la descalifican por esa cualidad, considerándola una literatura de carácter antropológico. Es una cualidad obvia. El escritor indígena se ha nutrido de la tradición oral y la lectura. Además, el asunto de la creación está en el punto de vista, el cual implica y complica el planteamiento y tratamiento del tema, la postura ideológica y la búsqueda estética del autor. Así, la tradición oral y la literatura actual, cada cual con su dinámica creativa, se complementan en el acto creativo; ambas constituyen referentes estéticos: la tradición oral con sus recursos propios en un ámbito de belleza comunitaria, y la literatura, inserta en un canon universal de belleza, con sus múltiples tropos y demás recursos lingüísticos. En este sentido, la literatura actual en lenguas indígenas de Chiapas tiene ya mucho qué ofrecer al lector. La diversidad de temas, tratamientos, formas, posturas, puntos de vista, van configurando una especie de vertiente literaria entre los escritores que ya han asumido el ejercicio de escritura como un compromiso con su vida, con su tiempo, con su historia.

Michoacán

La lengua purépecha entre los piréricha

Alejandro Martínez de la Rosa Universidad de Guanajuato


Foto: Alejandro Martínez de la Rosa

Los hablantes de la lengua purépecha se encuentran predominantemente en el centro del estado de Michoacán. Fueron denominados “tarascos” en el pasado, sin embargo este concepto es usado ahora por los investigadores para referirse al grupo indígena durante la época colonial, mientras el término purépecha se usa para los indígenas del presente, pues así se autodenominan. Además de ser famosos por su riqueza y diversidad de expresiones artísticas y culturales, una de las características de su lengua es que no se emparenta con otra, o al menos no se ha logrado definir con claridad si pertenece a alguna familia lingüística mayor o es un grupo aislado lingüísticamente hablando.

La fuerza identitaria de este grupo indígena está cimentada en nunca haber sido derrotados por el imperio mexica y la suposición de no haber sido derrotados por los españoles. Por ello es que, además de conservar su cultura, han existido grupos políticos que a partir de su identidad indígena, negocian con el gobierno para solicitar apoyos y recursos.


Don Eliseo Martínez de Charapan, Michoacán

En estas breves líneas me enfocaré a una expresión cultural y artística específica donde la lengua tiene un valor fundamental: la pirekwa. Las prácticas musicales relacionadas con la lengua comprenden alabanzas y cantos religiosos que aún se conservan en algunas comunidades; sin embargo, el género más importante o famoso es el canto de índole secular, el cual es llamado pirekwa, que significa canto, melodía o canción. Puede ser interpretada a capella en conjuntos corales o individualmente, o acompañarse con guitarras u orquestas de cuerdas. La música en general puede tener dos ritmos, uno llamado “sonecito”, que es de tempo suave, pausado y melancólico, y el otro llamado “abajeño”, de ritmo más vigoroso y alegre. La pirekwa puede ser acompañada en ambos ritmos, dependiendo del sentimiento que se quiera transmitir.

En cuanto a los conceptos claves, podemos afirmar, a partir de los trabajos de Fernando Nava y Néstor Dimas, que para referirse a la música se utiliza la palabra kúskakwa, concepto que está referido únicamente a la práctica musical humana (los animales no harían música). Si canto es pirekwa, al cantor se le llama piréri, pero su plural no es piréris, como usualmente se les denomina entre los mestizos, sino piréricha. Asimismo, “ir cantando” se dice pirépani; “tener ganas de cantar”, pirénchani, mientras “cantar” se dice piréni.

Las temáticas de las pirekuecha son variadas como la vida misma: son representaciones cantadas de su devenir cotidiano. Ellas hablan de la mujer amada, usualmente descrita como una flor; del noviazgo; del amor no correspondido; de la naturaleza y su deterioro; de la nostalgia de dejar su tierra; de la superación personal; de la melancolía de la muerte; de eventos religiosos, y de cualquier evento importante que impacte en la cotidianeidad del purépecha.

Los lingüistas aún no definen una sola manera de escribir la lengua purépecha; se conservan aún variantes locales de pronunciación. Asimismo, las cuatro regiones de su territorio cultural, el Lago, la Ciénega, la Cañada y la Sierra, muestran diferencias en indumentaria, danzas, o actividades económicas, pero todas cuentan o contaban con intérpretes de pirekwa. Es en estos versos donde se reanima la convivencia a partir de la palabra, a pesar de que hay comunidades que van perdiendo su uso cotidiano y se emplea para hablar sólo con los ancianos. Algunos jóvenes entienden la lengua pero ya no pueden hablar fluidamente; y cada vez hay menos uandáriecha, hombres de conocimiento, los que guardan la palabra. En fin, no podía faltar entre los temas de la pirekwa el no olvidar sus raíces:

P’orhe mítiskiri ia ampe
marhuasïni chiti uandakua/

P’orhe mítiskiri ia ambe
uétarhinchasïni chiti japonda/

P’orhe asï mirikurhi
chiti uinapikuani/

P’orhe tsinarhi ia chiitisti
iámendu ambe/

P’orhe uétarhixati eskari
sési anchikuarhiokari/

P’orhe asï mirikurhi chiitichani/

P’orhe asï jura ’kutakurhi
ka míanta eski ióntki
anapuecha no meni jura
‘kutakurhispkaksï/

Purépecha ¿sabes para
qué sirve tu lengua?/

Purépecha ¿sabes lo que
necesita tu lago?/

Purépecha, no olvides
tu fuerza/

Purépecha, despierta,
todo es tuyo/

Purépecha, se necesita
que trabajes bien/

Purépecha, no olvides a los tuyos/

Purépecha, no te dejes,
recuerda que tus antepasados
nunca se dejaron/

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