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Jalisco La literatura wixárika Gabriel Pacheco Profesor-investigador. Universidad de Guadalajara.
La literatura existe desde mucho antes que la escritura. Por ejemplo, los textos de la antigua India, “los vedas”, se transmitían de generación en generación grabando en la memoria de los niños los versos durante largos años. Aunque la palabra “literatura” viene del latín, littera, “letra”, en realidad abarca todas las manifestaciones del arte de la palabra, independientemente del medio que se utilice para su difusión y transmisión a las generaciones siguientes. Esto no quiere decir que no existan diferencias sistemáticas entre la literatura de transmisión oral y la literatura escrita. Estas diferencias se refieren al estilo, a los géneros, a las formas de recepción, al papel que desempeñan en la sociedad, a las características de los creadores y en general a todos los aspectos. Cuando hablamos de la literatura oral wixárika no siempre vamos a poder seguir la clasificación de los géneros de la literatura occidental; los géneros de la literatura europea no sirven, en su totalidad, para la literatura wixárika. En la tradición oral wixárika existen tipos o géneros reconocibles de manera general para la literatura wixárika. Así, los géneros europeos valen, solamente en parte, para la literatura oral wixárika. En la comunidades indígenas es mucho más común encontrar formas de literatura oral que se van transmitiendo de generación en generación de los marakame a sus aprendices, de los ancianos a los niños, de las madres a sus hijos, etcétera. Todas estas transmisiones orales son muy ricas; resumen la sabiduría que ha obtenido la comunidad en muchísimos años. Sin embargo, a medida que las posibilidades de sobrevivencia en el campo se hacen más difíciles, los miembros de estas comunidades tienen que emigrar a las urbes, se reduce el número real de transmisores orales, y este cúmulo de sabiduría se reduce a núcleos cada vez más pequeños. Incluso con el paso del tiempo muchas cosas se van ignorando, olvidando y desapareciendo; así, lo que le contaron a nuestros abuelos nos resulta cada vez más desconocido a nosotros. Los ancianos o los marakame son unos excelentes creadores orales y transmisores de la literatura oral; ellos jamás, como en los viejos libros, dejan a un lado los temas más propios que asimilaron de otros conocedores de la cultura. Los marakame poseen una amplia habilidad y capacidad para repetir en una forma libre y creativa lo que aprendieron a lo largo del tiempo. Sin embargo pueden conservar el contenido de los textos que escucharon sin importar lo extensos que sean. Esto nos muestra que para lograr esta habilidad se necesita destinar casi toda una vida completa. Los que no son marakame son también conocedores de sus costumbres. Por las tardes y junto a una hoguera, cuentan a sus hijos historias con carácter formativo, de esta manera se educa y se enseña a los niños. Esto es una costumbre muy antigua, así se ha venido contando estas historias de generación en generación, y se siguen contando todavía. Las narraciones de una población y sus alrededores son parecidas en cuanto a estilo y estructura, pero si las comparamos con las de otra población más alejada con la que no hay mucho contacto, son muy distintas en el lenguaje, en la forma de narrar y hasta en la estructura. Aunque existan estas diferencias, los temas centrales y las escenificaciones de las ceremonias siguen permaneciendo y no se pierden a pesar de las distancias. Los marakame, los kawiteru, los que nombran a las autoridades, y los ancianos en general tienen un lenguaje muy especial con un vocabulario amplio y difícil para la mayoría, por eso, cuando los oímos hablar de repente nos encontramos con términos y construcciones que difícilmente escuchamos en la vida cotidiana. Sus explicaciones, sus cantos sagrados y oraciones son densos y complicados, pero también están llenos de ritmo, de musicalidad y de contenido poético.
Michoacán La lengua purépecha entre los piréricha Alejandro Martínez de la Rosa Universidad de Guanajuato
Los hablantes de la lengua purépecha se encuentran predominantemente en el centro del estado de Michoacán. Fueron denominados “tarascos” en el pasado, sin embargo este concepto es usado ahora por los investigadores para referirse al grupo indígena durante la época colonial, mientras el término purépecha se usa para los indígenas del presente, pues así se autodenominan. Además de ser famosos por su riqueza y diversidad de expresiones artísticas y culturales, una de las características de su lengua es que no se emparenta con otra, o al menos no se ha logrado definir con claridad si pertenece a alguna familia lingüística mayor o es un grupo aislado lingüísticamente hablando. La fuerza identitaria de este grupo indígena está cimentada en nunca haber sido derrotados por el imperio mexica y la suposición de no haber sido derrotados por los españoles. Por ello es que, además de conservar su cultura, han existido grupos políticos que a partir de su identidad indígena, negocian con el gobierno para solicitar apoyos y recursos.
En estas breves líneas me enfocaré a una expresión cultural y artística específica donde la lengua tiene un valor fundamental: la pirekwa. Las prácticas musicales relacionadas con la lengua comprenden alabanzas y cantos religiosos que aún se conservan en algunas comunidades; sin embargo, el género más importante o famoso es el canto de índole secular, el cual es llamado pirekwa, que significa canto, melodía o canción. Puede ser interpretada a capella en conjuntos corales o individualmente, o acompañarse con guitarras u orquestas de cuerdas. La música en general puede tener dos ritmos, uno llamado “sonecito”, que es de tempo suave, pausado y melancólico, y el otro llamado “abajeño”, de ritmo más vigoroso y alegre. La pirekwa puede ser acompañada en ambos ritmos, dependiendo del sentimiento que se quiera transmitir. En cuanto a los conceptos claves, podemos afirmar, a partir de los trabajos de Fernando Nava y Néstor Dimas, que para referirse a la música se utiliza la palabra kúskakwa, concepto que está referido únicamente a la práctica musical humana (los animales no harían música). Si canto es pirekwa, al cantor se le llama piréri, pero su plural no es piréris, como usualmente se les denomina entre los mestizos, sino piréricha. Asimismo, “ir cantando” se dice pirépani; “tener ganas de cantar”, pirénchani, mientras “cantar” se dice piréni. Las temáticas de las pirekuecha son variadas como la vida misma: son representaciones cantadas de su devenir cotidiano. Ellas hablan de la mujer amada, usualmente descrita como una flor; del noviazgo; del amor no correspondido; de la naturaleza y su deterioro; de la nostalgia de dejar su tierra; de la superación personal; de la melancolía de la muerte; de eventos religiosos, y de cualquier evento importante que impacte en la cotidianeidad del purépecha. Los lingüistas aún no definen una sola manera de escribir la lengua purépecha; se conservan aún variantes locales de pronunciación. Asimismo, las cuatro regiones de su territorio cultural, el Lago, la Ciénega, la Cañada y la Sierra, muestran diferencias en indumentaria, danzas, o actividades económicas, pero todas cuentan o contaban con intérpretes de pirekwa. Es en estos versos donde se reanima la convivencia a partir de la palabra, a pesar de que hay comunidades que van perdiendo su uso cotidiano y se emplea para hablar sólo con los ancianos. Algunos jóvenes entienden la lengua pero ya no pueden hablar fluidamente; y cada vez hay menos uandáriecha, hombres de conocimiento, los que guardan la palabra. En fin, no podía faltar entre los temas de la pirekwa el no olvidar sus raíces:
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