Política
Ver día anteriorMartes 13 de enero de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Estudiantes y familiares de los desaparecidos irrumpen en la instalación castrense

Normalistas y padres se enfrentan a militares en el cuartel de Iguala

Soldados los frenan con gas lacrimógeno y polvo de extintores; seis personas resultan lesionadas

Foto
Aspecto del enfrentamiento en el 27 Batallón de Infantería, en Iguala, Guerrero. Venimos a exigir que nos entreguen a nuestros hijos, señaló el padre de uno de los normalistas desaparecidos en ese municipioFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 13 de enero de 2015, p. 4

Iguala, Gro.

Elementos de las policías Militar y estatal se enfrentaron con decenas de padres de familia y normalistas de Ayotzinapa que pretendían ingresar a las instalaciones del 27 Batallón de Infantería, como parte de la búsqueda de los 42 estudiantes desaparecidos. La contienda dejó un saldo de seis lesionados.

Además, dos personas fueron retenidas una hora en el cuartel, entre ellas María Inés Abraján, tía de uno de los 43 normalistas ausentes desde el 26 de septiembre pasado, quien luego de ser liberada dijo que los soldados la amenazaron. Me dijeron que no me iban a dejar salir, que gente que llega aquí ya no sale, acusó.

Cerca de las 13 horas de ayer, los contingentes de padres y alumnos de Ayotzinapa llegaron en cuatro camiones a la sede del 27 Batallón de Infantería, en cuyo acceso había una valla de alambre de púas que les impedía el paso. Pidieron ingresar al cuartel, pero les fue negado el acceso.

Minutos más tarde, el señor Melitón N, padre de uno de los desaparecidos, megáfono en mano, señaló que deseaba “informar a los militares que el 26 y 27 de septiembre ellos también fueron cómplices de estos hechos violentos ocurridos en Iguala.

“Hoy les venimos a exigir que nos entreguen a nuestros hijos, porque ellos saben dónde los tienen; ellos se los llevaron, cuando su función es cuidar a los ciudadanos de este país. Ellos están criminalizando la lucha social y estudiantil, y sus armas las utilizan para asesinar a las personas.

Hoy le decimos a estos militares cobardes y asesinos que no sirven para otra cosa, sino para matar a los estudiantes, pero no para enfrentar a la delincuencia organizada, a la que le temen.

Enseguida, los paterfamilias se juntaron e intentaron echar abajo la valla de alambre de púas, pero no pudieron; entonces, los estudiantes retuvieron un tráiler de la empresa Coca-Cola y lo utilizaron para derribar el lado derecho de la puerta.

Los contingentes avanzaron unos 20 metros dentro de las instalaciones del batallón, cuando se les plantaron unos 300 elementos de la Policía Militar, apoyados por agentes estatales, que les impidieron el paso. Minutos después llegaron refuerzos.

Cuando los padres de los normalistas gritaban: ¡Regrésennos a nuestros hijos!, los soldados les lanzaron gases lacrimógenos y polvo de extintores. Varias madres de los estudiantes fueron empujadas por policías militares.

Se inició entonces un enfrentamiento dentro de la base militar. Los policías antimotines corrían de un lado a otro; lanzaban las piedras que momentos antes les habían arrojado los normalistas y los padres.

Los policías militares y estatales, que superaban en número a los manifestantes, desalojaron a éstos, quienes ya afuera del cuartel se reagruparon. Justo en esos momentos circulaba un camión de la empresa cervecera Corona, que los inconformes retuvieron y trasladaron a las puertas del 27 Batallón de Infantería.

Los estudiantes se apropiaron de decenas de cartones de cerveza vacíos y utilizaron los envases como proyectiles contra efectivos castrenses y agentes estatales. En varias ocasiones se escuchó la detonación de cohetones.

Mario González, padre de uno de los normalistas desaparecidos, resultó lesionado en un costado de la nariz por una pedrada.

Así nos recibieron estos hijos de la chingada. Sólo pedimos que nos dejaran entrar al cuartel para buscar a nuestros hijos, y vea lo que gané, aseveró.

También quedaron lesionados en la cabeza por pedradas, una madre, dos padres, dos estudiantes y un reportero de Telesur (cadena televisiva de Venezuela). Muchos de los normalistas también recibieron pedradas en otras partes del cuerpo, pero no requirieron hospitalización.

María Inés Abraján, quien permaneció retenida por más de una hora en la base militar, denunció que los soldados la amenazaron. “Me dijeron que no me iban a dejar salir, que gente que llega aquí ya no se sale, y que me iban a hacer una investigación. ‘Cómo de que no’, les dije, pero ellos me querían detener”. Junto a ella fue retenido y también liberado el chofer del periodista de Telesur.

Queman dos camiones

La trifulca duró unos 50 minutos, de las 13:10 a las 14 horas aproximadamente. Veinte minutos después llegaron refuerzos de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (Ceteg), pero junto con los estudiantes y padres de familia decidieron retirarse. Un helicóptero de la Marina sobrevoló la zona durante más de una hora.

En la carretera federal Iguala-Chilpancingo, a la altura del poblado El Tomatal, los manifestantes incendiaron dos camiones rapartidores, uno de la empresa Oxxo y otro de Sabritas. A unos 30 kilómetros de ahí, en las inmediaciones al poblado de Filo de Caballos, a una camioneta de jugos del Valle le prendieron fuego también.

Más tarde, a las 16 horas, cuando los contingentes arribaban a Chilpancingo, quemaron una camioneta en la entrada de las instalaciones de la 35 Zona Militar, que desde las 11 de la mañana se encontraba resguardada por policías antimotines de la Secretaría de Seguridad Pública estatal.

Finalmente, contingentes de la Asamblea Nacional Popular –integrada por organizaciones no gubernamentales y estudiantiles que exigen justicia en el caso Ayotzinapa– realizaron un mitin en la sede del 61 Batallón de Infantería de Tlapa, y exigieron la apertura de ese cuartel.

En Acapulco, integrantes del Movimiento Popular Guerrerense, la Ceteg, el Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la presa La Parota se manifestaron frente a las instalaciones de la octava Región Naval Militar, donde gritaron consignas e hicieron pintas.

(Con información de Héctor Briseño)