Hay tratamiento en la clínica del sueño de la UNAM
Lunes 12 de enero de 2015, p. 37
La noche avanza, el reflejo rojizo del reloj de la mesa de noche parece avanzar más rápidoamente de lo habitual, el lecho parece una jungla donde no se halla confort, los párpados no pueden mantenerse cerrados y la mente vuela, piensa en mil cosas, aunque el único propósito sea dormir. En ocasiones esto padecen las personas que tienen mala calidad de sueño o algún trastorno que no les permite dormir bien.
Ulises Jiménez Correa, director de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), indicó que hasta 40 por ciento de la población mexicana tiene mala calidad del sueño y cinco de cada 100 pacientes adultos registran trastornos respiratorios (ronquidos o apneas) que les impiden dormir adecuadamente.
El especialista universitario detalló que la buena calidad del sueño consiste en dormir suficientemente en un horario adecuado. Con esto se destruye el mito de que hay que dormir ocho horas todas las noches, pues la necesidad de sueño cambia a lo largo de la vida
. Agregó que un recién nacido puede dormir hasta 20 horas en el día; un niño de cinco años requiere de 10 a 12 horas de sueño nocturno y una siesta a mediodía; uno de 10 a 12 años debe dormir de nueve a 10 horas durante la noche, y un adulto joven, entre siete y ocho horas. Luego de esa edad y hasta la vejez, es suficiente con cinco o seis horas de sueño por noche.
Tener una adecuada calidad de sueño se refleja en que el individuo se levanta sin dificultades por la mañana y al despertar se encuentra alerta, vital, activo, motivado, ágil y presenta capacidades de retención, memoria y atención. Por el contrario, quienes no lo logran tienen repercusiones en su calidad de vida como dificultad para desenvolverse en sus actividades cotidianas, sobre todo en las primeras horas del día, y hay irritabilidad y problemas de memoria, atención y concentración.
Jiménez Correa apuntó que son tres los trastornos del sueño más comunes: el insomnio, los ronquidos y las pausas en la respiración, llamadas apneas.
El primero es más frecuente entre mujeres, pues por cada dos de ellas que lo padecen, un hombre lo sufre. Hay tres síntomas: inicial, cuando una persona se acuesta y no puede empezar a dormir; de continuidad, en el que hay diferentes despertares durante la noche, y terminal o de despertar prematuro, cuando se acaba el sueño en cualquier momento de la noche, digamos a las dos de la mañana, y ya no se puede volver a dormir
. El desorden puede ser agudo o crónico.
Los ronquidos y las pausas en la respiración son más frecuentes en los varones: 30 por ciento de los hombres adultos roncan y 5 por ciento presentan apneas, mientras el porcentaje en las mujeres es la mitad.
Las causas son primordialmente anatómicas: un golpe en la cara, algún choque, una riña que provocó la desviación de la base de la nariz, una infección crónica nasal o en la garganta puede provocar inflamación y eso puede provocar ronquido y apnea. También por sobrepeso o por tener cuello ancho y corto. Otra causa son las alergias.
El especialista dijo que para dormir bien se necesita un adecuado estilo de vida que incluya actividad física de por lo menos media hora tres veces a la semana; mantener buena higiene en la recámara y la cama y tener un colchón adecuado y cómodo; tomar una siesta de 20 minutos antes de las cuatro de la tarde; evitar cenas altas en grasas y condimentos; no ver la televisión acostado antes de dormir; no tener relojes de luces rojas en la habitación, y no automedicarse, pues en caso de necesitar fármacos para dormir, deben ser recetados por un especialista.
Recomendó asistir a la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM, ubicada en el Hospital General de México, la cual, además de realizar investigación y docencia, los pacientes pueden ser evaluados para mejorar su calidad de sueño. Las citas se obtienen por teléfono en el 5623-2690 o en las cuentas de Twitter @biendormirUNAM y Clínica de Trastornos del Sueño UNAM de Facebook.