Opinión
Ver día anteriorLunes 12 de enero de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Se iniciaron las hostilidades
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a semana pasada el Senado estadunidense inauguró sus trabajos bajo los auspicios de la mayoría republicana en esa institución. Los legisladores republicanos son ahora mayoría en ambas cámaras. De esa manera podrán determinar la agenda legislativa de acuerdo a sus convicciones y conveniencias.

Como lo prometido es deuda, lo primero que hicieron fue declarar su propósito de atacar dos de las más recientes decisiones del presidente Barack Obama. Aprobaron en ambas cámaras la construcción del oleoducto conocido como Keystone, que proveerá de crudo procedente de Canadá a las refinerías texanas instaladas en el Golfo de México, e iniciaron el proceso para revertir la orden ejecutiva para que 5 millones de indocumentados pudieran vivir y trabajar en Estados Unidos. En ambos casos ha prometido vetar las decisiones del Congreso si llegan a su escritorio.

Obama ordenó suspender de la construcción del oleoducto con base en el reclamo que diversas organizaciones relacionadas con la protección del medio ambiente han hecho debido al daño que el ducto pudiera causar al medio ambiente de las zonas por las que pasará. El presidente también basó su decisión en lo que consideró como una exageración de quienes aseguran que la construcción del oleoducto dará empleo a miles de personas. Si acaso, dará trabajo a unos cuantos cientos temporalmente, lo que no justifica los riesgos de contaminación al medio ambiente, concluyó.

En torno al asunto de la orden ejecutiva que favorece a 5 millones de indocumentados, los republicanos han iniciado un procedimiento en la Cámara de Representantes para revocarla, e incluso han avanzado una propuesta para también revertir el decreto que autoriza a quienes llegaron a Estados Unidos siendo niños –conocidos como dreamers– a regularizar su situación migratoria. Con esas medidas pretenden que millones de personas sean deportadas.

A los republicanos les será difícil revertir dichas órdenes ejecutivas. Independientemente de que en la Cámara de Representantes lo hayan aprobado, necesitarían que en el Senado dos terceras partes de sus integrantes estuvieran de acuerdo en revocarlas; esto no parece viable, a menos que por lo menos una decena de senadores demócratas se sumaran a la decisión.

Se inaugura así un año de gobierno que parece estar lleno de espinas. Conforme avance el año crecerán las expectativas sobre la sucesión presidencial y se ve difícil que haya acuerdos relevantes entre el Congreso, de mayoría republicana y el Ejecutivo encabezado por un Presidente demócrata. Ambos frentes están conscientes de que la sucesión presidencial dependerá de sus aciertos o errores en la conducción del país. Por lo pronto hay buenas noticias para los demócratas: el presidente se apuntó sendas victorias con la reducción del desempleo a 5.6 por ciento y el crecimiento de 5.5 por ciento de la economía en el último trimestre de 2014. Habrá que ver si es la economía lo que sigue determinando la conducta de los electores.