Integrante de la era dorada del cine de la posguerra italiana, falleció a los 92 años
el más intelectual de los directores italianos
El napolitano destacó por su compromiso en filmes como Manos sobre la ciudad, donde crítica la corrupción política, y El caso Mattei, biopic sobre del director del gigante energético ENI
Domingo 11 de enero de 2015, p. 7
Roma.
El director y guionista Francesco Rosi, uno de los supervivientes de la era dorada del cine de la posguerra italiana conocido por sus filmes de compromiso político, murió hoy a los 92 años, informaron medios locales.
Entre las obras más conocidas del aclamado director napolitano destaca Le mani sulla città (Manos sobre la ciudad), de 1963, en la que describe con una visión crítica el boom económico de la posguerra italiana y trata la corrupción política, un filme con el que ganó el León de Oro en el Festival de Venecia de 1963.
La obra de Rosi, calificado por los críticos de cine como el más intelectual de los directores italianos
, ha influido en directores de la talla de Martin Scorsese, Francis Ford Coppola, Ken Loach, Oliver Stone o Costa-Gavras. Scorsese situó la cinta Salvatore Giuliano, de Rosi, entre sus 12 películas favoritas durante una encuesta para la revista británica Sight&Sound en 2012.
Es un día muy triste para el mundo del cine, ante la muerte de uno de sus maestros
, dijo hoy el ministro de Cultura italiano, Dario Franceschini.
Además de Le mani sulla città, también trató la corrupción política en Cadaveri eccellenti (Excelentísimos cadáveres); habló de la mafia en Salvatore Giuliano y Lucky Luciano, así como en su primera película La sfida (El desafío), de 1958, en la que ya describe la gestión criminal en el mercado de verduras de su ciudad natal. En Tre Fratelli (Tres hermanos, 1981) abordó el terrorismo en Italia en los años 70.
Con Il caso Mattei (El caso Mattei), biopic sobre el controvertido director del gigante energético ENI, que murió en un misterioso accidente de avión en 1962, Rosi se alzó con la Palma de Oro del Festival de Cannes en 1972. Tras un largo silencio, volvió al cine con La tregua (1997), su última película, basada en los recuerdos del escritor Primo Levi sobre su huida del campo de concentración de Auschwitz a Italia.
Con posterioridad fue reconocido en otros festivales, como con un Oso de Oro honorífico en la Berlinale en 2008 o un León de Oro en tributo a su carrera cuatro años después en Venecia.
Arrinconaba las mentiras
En 2005 el crítico de cine francés Michel Ciment describió a Rosi como el más grande director italiano vivo
junto con el difunto Michelangelo Antonioni. En un homenaje publicado por The Guardian, Ciment describió a Rosi como un cineasta motivado por la búsqueda de la verdad. Intenta arrinconar las mentiras, desvelar las decepciones de una sociedad que actúa en la sombra
.
Nacido en Nápoles en el seno de una familia acomodada, Rosi era simpatizante del Partido Comunista Italiano y amigo del presidente Giorgio Napolitano, otro ex comunista de Nápoles tres años menor que Rosi.
En 2012, Rosi contó al diario La Repubblica que la película The Kid, de Charlie Chaplin, que vio con su padre, le inspiró a trabajar en el cine, donde empezó como asistente de maestros del neorrealismo italiano como Luchiano Visconti y Antonioni.
En la misma entrevista, habló de la muerte de su mujer Giancarla Mandelli, hermana de Mariuccia, fundadora de la casa de moda Krizia.
Giancarla, que sufría de depresión y Alzheimer, murió en 2010 tras prenderse fuego accidentalmente a su camisón con un cigarrillo.
Fuimos felices durante más de 50 años. Sin ella no podría haber hecho casi nada de lo que he hecho. ¿Sabe? Nos completábamos el uno al otro
, dijo Rosi, añadiendo que dejó de hacer películas para cuidar a su esposa enferma.
La pareja tenía una hija, Carolina, que es actriz. Antes de casarse, Rosi tuvo otra hija, Francesca, que sufría síndrome de Down y murió en un accidente de coche hace 40 años, en el que Rosi conducía.
El funeral tendrá lugar el lunes en Roma, con una ceremonia civil en la Casa del Cinema en la Villa Borghese.