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Nuevo campeón mundial minimosca tras noquear al japonés Yaegashi

El boxeo no sólo es dinero; no debe perderse la dignidad: Jibrán Guevara
 
Periódico La Jornada
Jueves 8 de enero de 2015, p. a11

Muchas imágenes se le vinieron en cascada a la mente de Pedro Jibrán Guevara cuando lo declararon campeón mundial minimosca después de noquear al japonés Akira Yaegashi, en Tokio, el 30 de diciembre de 2014.

Vio el sacrificio de años de gimnasio. También que cuando niño le habían advertido que en Mazatlán no había campeones del mundo. Un aluvión de imágenes y recuerdos le impedían creer lo que sucedía.

¿Es neta?, preguntó desconcertado a su equipo, mientras el asiático resoplaba hincado en la lona por un violento gancho al hígado que lo hizo gesticular de dolor unos segundos después de recibirlo.

Cuando lo confirmaron como el nuevo monarca interino del Consejo Mundial de Boxeo, Jibrán no podía dejar de llorar como un niño al que le dan una sorpresa, recuerda el peleador sobre lo sucedido hace una semana.

Le estremecía más recordar que había estado a punto de abandonar la pelea por una lesión en el ojo izquierdo, que durante una semana le provocó dolor y visión doble. Se recuperó, pero puso en riesgo su futuro.

La noche previa al combate había sido inquieta. La cena le había provocado malestares y los pensamientos de inseguridad revoloteaban en su cabeza.

Tenía el estómago revuelto, muchas emociones. No había dormido más de tres horas y estaba nervioso, pero pude salvar ese obstáculo. Tenía miedo de perder, al fracaso, a la frustración de viajar tan lejos para no tener éxito, dice el pugilista, quien logró contener la incertidumbre.

Yo no acostumbro temer a los rivales, pero lo que sí me me preocupa es que me traicionen mis pensamientos, que me gane mi propia mente, agrega.

No pierde el control porque considera que conseguir el título mundial sólo era uno de los primeros pasos que se marcó en su carrera. Lo que sigue, piensa, será lo verdaderamente difícil.

Ahora empieza lo grande para mí. Quiero grandes retos porque no deseo ser un campeón efímero, Anhelo un título duradero, con varias defensas y pelear en otras divisiones, señala.

Cuando habla de lo que falta por conquistar, se refiere siempre a realizar hazañas en el boxeo y no tanto de bolsas económicas. La paga que recibió por conquistar el título del mundo en Japón, de hecho, la considera ligera, pero no le importa porque consiguió lo que más quería, que era coronarse, y en un sitio tan complicado como Japón.

Las pagas son un estímulo para los retos que uno se fija, pero nunca deben estar por encima. El boxeo no sólo se trata de dinero, uno no debe perder la dignidad de este deporte, la de un campeón, refiere Jibrán.

No descalifica a los peleadores que han amasado grandes fortunas, a aquellos que anteponen el negocio al deporte, pero asegura que no se puede ver de ese modo en el futuro.

A sus 25 años, piensa que lo más glorioso de dedicarse al pugilismo es superar retos, salir adelante cuando nadie lo espera, ser reconocido con respeto, pues lo único que quiere es ser un campeón digno.