Gasolinazos: que siempre no
Disminuye precio… externo
Interno, 34% más que en EU
omo dicen los clásicos, más tarda en caer un secretario de Hacienda que un mentiroso, y en este sentido más tardó en aterrizar el año nuevo que Luis Videgaray en incumplir la promesa que hiciera tiempo atrás en nombre del gobierno federal, de que el último
gasolinazo se aplicaría el primero de enero de 2015.
Justo un año atrás el ministro
y pesandor global
anunció con bombo y platillo que la buena noticia es que a partir de 2015 terminan estos deslices y la gasolina solamente crecerá lo que crezca la inflación; habremos culminado con el proceso de ajuste del precio
de los combustibles.
Pero nada más arrancó 2015 la buena noticia
fue matizada
por el tlatoani de Malinalco, quien, mediante decreto en el glorioso Diario Oficial de la Federación, anunció a sus súbditos que en caso de que los precios internacionales de estos combustibles experimenten alta volatilidad, el Ejecutivo federal preverá mecanismos de ajuste que permitan revisar al alza los incrementos de los citados precios, de manera consistente con la evolución del mercado internacional
.
Pero resulta que la volatilidad internacional
es en sentido inverso, es decir, los precios petroleros se han desplomado 50 por ciento, y los correspondientes a gasolinas y demás combustibles se mantienen a la baja… menos en México, con el agravante de que el inquilino de Los Pinos los puede revisar al alza
, con todo y que los gasolinazos (versión oficial) llegaron a su fin.
El precio del barril mexicano cerró 2014 en 45.45 dólares, pero los mexicanos pagan sus combustibles a un precio tres veces superior. El barril de crudo contiene 159 litros, y el gobierno mexicano lo exporta a 45.45 dólares, pero ya refinado (interna o externamente) se lo vende a los mexicanos a cerca de 149 dólares, como promedio.
De por sí lo anterior es un atraco (especialmente en un país productor de crudo), pero el gobierno mexicano todavía advierte sobre la posibilidad de aplicar mecanismos de ajuste que permitan revisar al alza los incrementos de los citados precios, de manera consistente con la evolución del mercado internacional
.
Así, ya con el gasolinazo único
de 2015, en México el barril (159 litros) de gasolina Magna se vende al consumidor a 143.84 dólares, al tipo de cambio actual (15 pesos por billete verde); el de Premium a 152.43 dólares y el del diesel a 150.52 dólares, y todavía la dupla EPN-Videgaray amenaza con aumentar precios si la volatilidad internacional
(la misma que ha desplomado los precios externos) lo amerita. Y en la tienda de enfrente, Pemex exporta el barril a 45.45 dólares, y descontando.
Dos tesis –por llamarles así– del gobierno federal confirman el tamaño de sus propias mentiras: A) el permanente aumento en los precios internos de los combustibles es obligado, porque en el marco de la globalización resulta necesario equipararlos con los internacionales (léase los de Estados Unidos); y B) construir refinerías en el país no es una inversión productiva para el Estado ni es negocio, pues sale más barato importar combustibles.
Eso lo han dicho los cinco gobiernos que precedieron al de Enrique Peña Nieto y también, desde luego, por el actual inquilino de Los Pinos. Y resulta que desde 1979 no se construye una refinería en el país, y que los consumidores pagan precios exhorbitantes por los combustibles, ya muy por arriba de los registrados en Estados Unidos, los cuales mantienen la tendencia a la baja.
Como bien lo apunta La Jornada en su edición de ayer, aunque el alza en el precio de los combustibles en México ya estaba prevista en el paquete económico para 2015, ésta se da en un contexto en el que los precios internacionales del crudo se desplomaron en 2014 hasta niveles similares a los de la crisis económica de 2009, incluida la mezcla mexicana de petróleo, cuyo precio cayó casi a la mitad en el último año debido a que actualmente hay un exceso de oferta mundial de crudo y un enfrentamiento entre los productores de Estados Unidos y la Organización de Países Exportadores de Petróleo sobre la cuota de mercado
(Juan Carlos Miranda).
Según datos de la agencia Bloomberg, anota La jornada, en Estados Unidos los precios de la gasolina cayeron a un promedio nacional de 2.26 dólares el galón (3.78 litros) el último día de 2014, el más bajo desde el 12 de mayo de 2009
. Así, en el vecino del norte el litro de gasolina (equivalente a la Magna) se vende al consumidor final en alrededor de 9 pesos (95 dólares el barril), casi 34 por ciento menos que en México, donde su gobierno se dice obligado a equiparar sus precios internos con los externos
.
Con ese comparativo, para dar una idea de la proporción, un mexicano de salario mínimo puede adquirir cerca de 5.17 litros de gasolina Magna con su ingreso diario; en cambio, un estadunidense con esa misma entrada compra casi 97 litros del mismo combustible. Pero como en la necesidad de equiparar precios internos y externos
no se consideran los salarios (que son el precio de la mano de obra), entonces que cada quien se rasque como pueda.
He allí el tamaño real de la buena noticia
del tlatoani de Malinalco. Ayer, su siempre efectivo y servicial aparato de prensa emitió un comunicado que en su parte medular afirma: los precios máximos para las gasolinas y el diésel se mantendrán constantes en el nivel establecido al inicio del año, eliminándose los ajustes mensuales que se observaban en el pasado. Así, el primero de enero se aplicó un incremento de una sola vez de 1.9 por ciento en el precio máximo de los combustibles. Este aumento es equivalente a 26, 27 y 27 centavos por litro para las gasolinas Magna, Premium y el diésel (respectivamente). Cabe notar que si bien el Ejecutivo Federal tiene la facultad legal de realizar ajustes adicionales en respuesta a fenómenos de volatilidad en los precios internacionales de los energéticos, esa facultad no se estará empleando durante 2015
.
Y de cereza: “las medidas de precios públicos implementadas el día de ayer reflejan el objetivo de la administración (…) de garantizar unas finanzas públicas sanas al mismo tiempo que se generan beneficios para los hogares mexicanos. Y lo afirma quien ha prometido todo, e incumplido ídem, desde que se sentó en la oficina principal de la Secretaría de Hacienda. ¿Usted le cree? Yo tampoco.
Las rebanadas del pastel
Eso de generar beneficios para los mexicanos
lo confirma el Coneval: “El ingreso en los hogares no se ha elevado desde 1992 y la pobreza no ha disminuido… el crecimiento económico ha sido de 1.2 por ciento en promedio anual per cápita entre 1993 y 2013”.
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