Restituye a los trabajadores derechos perdidos durante la dictadura de Pinochet
Este proyecto gubernamental no va por el camino correcto
, señala la cúpula empresarial
Martes 30 de diciembre de 2014, p. 20
Santiago.
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, firmó este lunes un proyecto de ley de reforma laboral que restituye derechos que los trabajadores perdieron durante la pasada dictadura militar, ya que modifica, pese a la oposición de la derecha, el código del trabajo dictado hace 35 años durante el régimen de Augusto Pinochet.
Bachelet dijo que con la iniciativa que se envió al Congreso estamos saldando una deuda que teníamos con los trabajadores de Chile. Como cualquier nación que avanza al desarrollo, tenemos materias pendientes y lo importante es tener la voluntad de ponernos al día
. Agregó que lo que está en juego es el clima laboral, que es condición de una mayor productividad
.
El proyecto de ley impide el remplazo de trabajadores en huelga, consagrado en la legislación de Pinochet y que en la práctica limitaba al extremo el derecho de huelga de los trabajadores chilenos. También restituye la negociación colectiva inter-empresas. El proyecto de ley iniciará su trámite legislativo el 5 de enero.
El proyecto es fuertemente resistido por la cúpula empresarial, que señaló que la iniciativa no va por el camino correcto en cuanto a a que no se preocupa de los problemas de todos los trabajadores. Sólo le preocupa ver cómo le damos más atribuciones y espacios a la dirigencia sindical
, criticó el presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio, Andrés Santa Cruz.
El sector privado consideró que hay un exceso de premura
con el envío de esta iniciativa, luego de que este año también fueron enviadas las reformas tributaria y educativa.
Bárbara Figueroa, presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la mayor multisindical del país, estimó que estamos dando un tremendo paso para avanzar en justicia social. Esperamos décadas por recuperar el derecho a huelga, sin remplazos
.
La nueva ley modifica el código laboral dictado en 1979 por Pinochet, quien redujo la injerencia sindical a su mínima expresión, al prohibir la negociación colectiva interempresas y validando las huelgas exclusivamente en el contexto de la negociación con la empresa, sin hacerlo extensivo, por ejemplo, a temas de carácter social.
La dictadura (1973-1990) clausuró además a la CUT y persiguió, torturó, exilió y asesinó a cientos de dirigentes sindicales.
En consecuencia, hoy la tasa de asociación sindical en Chile se estima en 14 por ciento, una de las más bajas de América Latina.
La reforma planteada por Bachelet establece que los beneficios obtenidos en la negociación sindical serán sólo para los trabajadores afiliados a los sindicatos, quienes tendrán libertad para ingresar a los sindicatos.