Presentan el catálogo de la exposición Carácter y dolor
parece que la hizo ayer
Domingo 21 de diciembre de 2014, p. 4
“Ahorita podríamos ser los personajes –mudos y ciegos– del óleo Somos testigos (1975), de Cordelia Urueta (1903-1995). La barbarie que se vive en México” vuelve actual el cuadro. Parece que mi tía lo hubiera pintado ayer
, expresó su sobrina Margarita Villaseñor Urueta al participar en la presentación del catálogo de Cordelia Urueta. Carácter y color, exposición realizada para el Museo Mural Diego Rivera, con itinerancia al Jardín Borda, en Cuernavaca.
Villaseñor, hija de la dramaturga Margarita Urueta Sierra, hermana de la pintora, señaló que doña Cordelia pintó la época que le tocó vivir
. Por ejemplo, en su calidad de canciller de la embajada de México en París le tocó el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Por eso la temática de muchos de sus cuadros es bélica
, aseguró la sobrina.
Luis Rius Caso, encargado del Museo Mural Diego Rivera, dijo que el equipo curatorial comenzó viendo y revaluando obra muy conocida de Urueta, la que entra por la vía de las sensaciones y emociones, de la preponderancia de valores estéticos y del color. Pero, de inmediato pasamos a esta obra a que Margarita hace referencia, que es muy fuerte, muy contemporánea, que alude a la violencia
.
Se alejó de la belleza
Es de llamar la atención que una artista interesada en los valores estéticos, de pronto rompe esa belleza obvia, y esa armonía, con estos cuadros grises, o los que tenían muy poco color, los monocromos, y trabajar formas incluso grotescas o que en épocas contemporáneas asociaríamos con lo abyecto, lo feo, con algo ajeno a la belleza, que ella tocó mucho tiempo atrás. Diría también con una mayor claridad a muchos artistas de la Ruptura
, indicó Rius Caso.
De acuerdo con Villaseñor Urueta, tanto la exitosa exposición como el catálogo –con textos de Elisa García Barragán, Minerva Anguiano y Rius Caso– ayudarán a darle a doña Cordelia el lugar que se merece dentro de la pintura mexicana. Reconoció que su tía era una mujer muy especial, ya que “no le gustaba el show, que le gente la viera o fotografiara. Cuando le querían dar premios decía no quererlos: ‘Mi obra va trascender porque es buena, o no va a trascender’. Así rechazó el Premio de Nacional de Artes.
“Incluso, Teresa del Conde le llevó a que firmara (el documento) y como al final de su vida, a los 90 y tantos años, no veía bien, mandó traer al jardinero y le pidió: ‘ven y léeme lo que dice aquí’. Y dijo: ‘no lo firmo porque el año pasado se lo dieron a no sé quien y quién sabe a quién se lo van a dar después’. Hay pintores, no voy a mencionar a nadie en particular, que les encanta salir aquí o allá, que los fotografíen en Hola y en todos lados. Mi tía era exactamente lo contrario. No es que esté olvidada, pero no le han dado el mérito que se merece”.
Hija del orador y literato Jesús Urueta, las facultades artísticas de Cordelia fueron descubiertas por Gerardo Murillo Dr. Atl, compadre de su progenitor. La sobrina relató que a su tía “la sacaron de un convento de monjas porque le había dado por dibujarlas, pero no a todas les ponía hábito, lo que fue un shock terrible para las religiosas. El llamado tío Murillo dijo: ‘pues ponla a pintar’. Y la apoyaron, porque en esos tiempos a una niña bien no se le daba esa oportunidad. Mi abuelo era liberal, obviamente”.
Dentro de la impronta
con la que gozó Urueta, también destaca el nombre de José Juan Tablada, su tío político, quien en Nueva York la presentó con la periodista Alma Reed, dueña de la galería Delphic Studios, donde expuso algunos dibujos junto a las obras de José Clemente Orozco y Tamayo.
En 1938 se casó con el también pintor Gustavo Montoya –se divorciaron en 1965–, con quien incluso realizó algunas obras al a limón. El recién inaugurado Salón de la Plástica Mexicana fue el lugar de su primera exposición individual en 1950. Son años marcados por un cambio significativo en su obra: la figura humana se convierte en el eje predominante, sin embargo, no la representa de modo académico como en sus inicios. Su pintura también adquiere mayor libertad en forma y color.