20 de diciembre de 2014     Número 87

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Segundo manifiesto en Náhuatl de Emiliano Zapata

Tlanahuatil-Panoloani
orden para ser pasada

las jornadas en defensa de la tierra, el agua, la vida y la memoria tuvieron como punto de partida un acto político cultural donde se representaron el norte y el sur. erando gonzález, académico de la universidad autónoma de la ciudad de méxico (uacm) entonó corridos villistas, y el nahuatlato baruc martínez díaz leyó el segundo manifiesto de emiliano zapata, en náhuatl y en su propia traducción al castellano. aquí tenemos una colaboración de martínez díaz y el segundo manifiesto del caudillo del sur.
 

Diversidad y unión de pueblos zapatistas

…eternos son los principios del Plan de Ayala como eterna es la tierra, que heredamos a nuestros hijos y ellos a sus hijos

Macedonio García Ocampo
Teniente de caballería del Ejército Libertador del Sur, originario de Juchitepec, Estado de México

Las palabras del teniente Macedonio García engarzan tres tiempos cruciales: el pasado, el presente y el futuro. La tierra que ellos recibieron de sus mayores, la que a su vez heredarán a sus hijos y éstos a sus propios descendientes. Si entendemos la historia de nuestro país desde esta perspectiva, necesariamente tendremos que tomar en cuenta el proceso civilizatorio mesoamericano y, sobre todo, a aquellos actores cuya existencia se hizo posible sólo cuando ya había sido desarrollado el complejo agrícola de la milpa: los pueblos. Pueblos, que con todos los cambios, rupturas, continuidades y restructuraciones, han permanecido, a veces mejor reconocidos a veces menos, en el espacio y el tiempo de la ruralidad mexicana. Estas comunidades de raigambre mesoamericana que fueron las principales sostenedoras del Ejército Libertador del Sur que comandaba el general Emiliano Zapata. Ellas, quienes al decir de Francisco Pineda, eran las portadoras de la civilización del maíz. Las que durante seculares luchas, unas con mayor o menor éxito, habían defendido sus tierras, montes y aguas.

La historia del zapatismo, pues, no puede ser comprendida de manera profunda soslayando a los pueblos mesoamericanos. A éstos quienes dedicaban sus fiestas religiosas a deidades agrícolas, ya sean a los antiguos teteoh o a los santos más contemporáneos; a las que tenían sus especialistas rituales que controlaban el tiempo para la obtención de buenas cosechas; en fin, a aquellas que, hablando una lengua indígena o no, pertenecían a un mismo universo cultural que no es posible entender, más allá de las variantes regionales o de sus particulares procesos históricos, si no tomamos en cuenta la complejidad de la civilización mesoamericana. Esta fue una de las fortalezas del movimiento zapatista: la diversidad de los pueblos, unida por medio de una historia que venía de muy lejos y que, a pesar de sus singularidades, era compartida por todos ellos.

Esta riqueza mesoamericana, dentro del zapatismo, se aprecia con mayor nitidez, aunque también esté presente en otros de sus documentos, en los dos manifiestos en náhuatl que el 27 de abril de 1918 se elaboraron por orden del Cuartel General. Es bien sabido que ambos textos tuvieron la intención de atraerse, de nueva cuenta, la simpatía y el apoyo de los combatientes y pobladores de la región de Tlaxcala y Puebla en donde operaba el general Domingo Arenas; y como en esa zona era más frecuente el uso del idioma mexicano, se tuvo que realizar la traducción correspondiente. Verdadera hazaña de los dos probables nahuatlahtos-traductores que nos permite avizorar la complejidad del zapatismo en dos sentidos: primero, la apertura hacia una pluralidad lingüística; y, segundo, el conocimiento de los ideales zapatistas más allá de la terminología jurídica de la época: la lucha por una buena vida (cualli nemiliztli), la recuperación del territorio ancestral (tlalticpactli, tehuaxca oyeya tocolhuantzitzihuah), la defensa de nuestra respetable madre tierra, la que se dice Patria (totlalticpacnantzi mihtoa Patria) y el actuar para ser buenos y verdaderos habitantes de los pueblos (huel nelli cualli altepechanehqueh). Era, en resumen, la búsqueda de ese “pedacito de felicidad”, como en su momento dijera el general Felipe Ángeles al referirse al ideal zapatista.

Ahora, que se está dejando sentir una nueva oleada de expolio y despojo contra los territorios de los pueblos mexicanos, me ha parecido pertinente realizar una nueva traducción de este segundo manifiesto en náhuatl zapatista (para llevarla a cabo, conviene advertir, actualicé la escritura y la separación originales). Las palabras del teniente Macedonio García, al igual que el contenido del manifiesto, adquieren hoy una sorprendente vigencia. La memoria histórica no es un cúmulo de recuerdos vacíos sino un abanico de experiencias humanas que se pueden convertir en herramientas de lucha. La resistencia de los pueblos se alimenta con lo más recóndito de su historia, así como el maíz, planta sagrada, se nutre de las profundidades de nuestra madre tierra.

Baruc Martínez Díaz
Huexocalco, Ticic tlaxilacalco, Tlahuac altepec

Desde la casa de los huejotes, en el barrio de Ticic,
en el pueblo de Tláhuac


Analtepemeh de noncateh itech nin tlalpan de netehuiloya den tlanahuatiani Arenas.

Ustedes: pueblos de aquellas tierras del lugar de combate del jefe Arenas.


Axcan, cuac nonquez tlalticpac-chanehqueh de non altepemeh tlami quitzetzeloah necah tliltic ahmo cualli nemiliz carrancista, noyollo pahpaqui ihuan itech nin mahuizticah, intocah netehuiloanimeh tlatzintlanecah, ihuan nanmechtitlanilia ce pahpaquilizticah tlahpalolli ihuan ica nochi noyollo niquinyolehua nonquez altepemeh, ahquihqueh cateh quichihuazqueh netehuiliztle ipampa melahqui tlanahuatil ihuan ahmo nen motenecahuiliah, quitlahtlazazqueh nen mocualinemiliz.

Ahora, cuando esos habitantes de la tierra de esos pueblos se acaban de sacudir esa negra y no buena vida carrancista, mi corazón se alegra y con respeto, en nombre de los revolucionarios de las zonas bajas (Tierra Caliente), les envío un feliz saludo y con todo mi corazón invito a esos pueblos, aquellos que están haciendo la revolución por un mandato verdadero y no en vano ofrecen su palabra, ni tiran por la borda su buena forma de vida.


Tiquintlahpaloah nonquez netehuiloanimeh tlen mocuepan ican nin yollopaquilizticatequi ihuan quiixnamiquih in nexicoaliztle ipan non huey netehuille, tlen aic hueliti tlami nian aic tlamiz, ceme ican itlamiliz in tliltic oquichtlanahuatiani, de necah moxicoani, teca-mocayah, de non cemihcac teixcuehcuepa tlen itocah Venustiano Carranza, que quimahuizquixtia in netehuiliztle ihuan quipinahtia totlalticpacnantzi, Mexihco, ceme quimahuizpolohticah.

Saludamos a esos revolucionarios que se vuelven hacia esta labor alegradora de corazones y le hacen frente al engaño en esa gran lucha, que nunca puede ni nunca terminará, solamente con el fin del negro mandón, de aquel engañador, burlador de personas, de ese que siempre voltea el rostro de la gente, que se llama Venustiano Carranza, que deshonra a la revolución y avergüenza a nuestra apreciable madre tierra, México, (y) solamente le está destruyendo su dignidad.


Tehuantih, tlalxelohca-netehuiloanimeh, tic-pahpaquilizihtah cuac nanhuitzeh ihuan nanquimiactiliah ahquihqueh quitlahtlanih tlalli, ihcon timonechicohtazqueh ihuan timocepampalehuizqueh non ahquihqueh aic otixehxelihtazquiayah.

Nosotros, los que peleamos por la división de las tierras, vemos alegremente cuando ustedes vienen y engrosan a aquellos que piden la tierra, así nos iremos uniendo y juntos nos apoyaremos quienes nunca nos hubiéramos ido separando.


Nonquez altepemeh tlen mochihchicahuah huan quiixnamiquih nonqueh huehhueitin tlalpialoanimeh quixtianoz ihuan den nonquez altepe-tecamocayahqueh; nonquez tlaltequipanohqueh, tlen ahmo quinencahuah nin mahuizticatequi de quiixnamiquizqueh non techtlahilihta cemanahuac, toyollo pahpaquih ihuan tiquinmahtlaxcalhuiah ihuan tiquinceliah, axcan cuac huitzeh tonahuac ihuan moixcuepan den tlahtlanahuatiani Carranza, ahmo cualli ihuan moxicoani, tlen nanmechpiaya ica necayahualiztle.

Esos pueblos que se fortalecen y le hacen frente a aquellos grandes poseedores de tierras, cristianos, y a esos que engañan a la gente de los pueblos; esos trabajadores de la tierra, que no abandonan este honroso trabajo de enfrentar a aquel que en el mundo nos desprecia, nuestro corazón se alegra y les aplaudimos y los recibimos, ahora cuando vienen a nuestro lado y se voltean el rostro del muy mandón Carranza, el no bueno y embustero, que los tenía con engaños. 


Axcan cuac nanhualmocuepan, nanhualtentihueh de chihchicahualiztle ihuan pahpaquiliztle, nanquichicahuaquihue ninqueh oquich-netehuiloanimeh.

Ahora cuando ustedes regresan, vienen llenos de mucha fuerza y gran felicidad, ustedes vendrán a fortalecer a estos hombres revolucionarios.


Nochtin nonqueh altepemeh, nochtin nonquez tlaltequipanohqueh, tiquinyolehuah man mocetilihcah tonahuac ihuan ticyolihuitizqueh zan ce netehuiliztle, man tinehnemicah ica nepalehuiliztle de nanmehuantih ihuan tehuantih, ixpan necateh teca-mocayahqueh ihuan quimahcayo, quipalehuiah tlen inhuaxca tlaltequihuah quixtianoz ihuan motocayotiah netehuiloanimeh ihcuac amihtla in chihca, zan quitlacachihua neca ahmo cualli tlayecanqui.

A todos esos pueblos, a todos esos trabajadores de la tierra, los invitamos que se unan a nuestro lado y revitalizaremos una sola lucha, que caminemos con el apoyo de ustedes y de nosotros, frente a aquellos engañadores de la gente y a los que les prestan ayuda sus trabajadores cristianos, y se nombran revolucionarios cuando en nada son fuertes, sólo los ha creado ese no buen dirigente.


Man titlatehuicah ihuan ahmo timocehuicah ihuan tohuaxca yez in tlalticpactli, tehuaxca oyeya tocolhuantzitzihuah, ihuan mahtexoxopilmeh techquixtilihqueh itencopa nin tonameyo de necateh opahpanohqueh tlahtlanahuatiani; man tic-cepan-ahcoctacah ica maitl tlehcoahuac ihuan ica toyollochicahualiz, necah cualtzi tlachicanaloni motocayotia estandarte, den tomahuizzohcayotl ihuan tomahquixticayotl titlaltequipanohqueh; man titlatehuicah ihuan tiquintlanizqueh ahquihqueh yancuic mahcoquizqueh de quinpalehuizqueh non tetlalquihquixtilihqueh, de non mohueytominchihuah ican tequitl den toampoah ihuan de nonqueh hacienda-teca-mocayahqueh; yehua non totequimahuizzoh, tla ticnequih techtocayotizqueh de oquichtli cualli innemiliz, ihuan huel nelli cualli altepechanehqueh.

Que luchemos y que no descansemos y nuestra será la tierra, propiedad que fue de nuestros respetables abuelos, y que patas de manos de piedra nos han robado por las claras órdenes de aquellos gobernantes que han pasado y pasado; que todos juntos vayamos a elevar, con la mano levantada y con la fuerza de nuestro corazón, aquel hermoso instrumento que se toma para ser visto, el cual se nombra estandarte, de nuestra dignidad y de nuestra libertad de trabajadores de la tierra; que luchemos y venceremos a aquellos que de nueva cuenta se han encumbrado para ayudar a esos despojadores de tierras, a esos que hacen mucho dinero con el trabajo de nuestros semejantes, y a esos embusteros hacendados; ésa es nuestra honrosa labor, si queremos que nos llamen hombres de digna forma de vida, y muy buenos y verdaderos habitantes de los pueblos.


Fotografía de Aurelio Escobar en el estudio de
H.J. Gutiérrez, 1914, Fototeca Nacional

Nin Cuartel General quincuitlahuiltia nonquez altepemeh ihuan nochtin chanehqueh, ahmo quin mixotiah, oquich-tepoztlatoponianimeh ihuan non oquichtih tlen ahmo aca inahuac mocalactiah, huel huey cualli inemiliz ihuan quipiazqueh nochi nin chicahualiz itech in temahquixtih-oquich-tlatehuiloanimeh, tla tel nancateh ica non tlanequiliztli, nepechtecaliztli, yollohtiliztli ihuan necetiliztli a nin huel nelli huey ipehualohcah netehuiliztli, ihuan nin Caltlanahuatiani, huel nelli huey de nochtin netehuiloanimeh, itencopa hual techixpantiah.

Este Cuartel General exhorta a esos pueblos y a todos los habitantes, a los que aún no se inscriben, a los que hacen tronar los fusiles, y a los hombres que con nadie se han metido, a los de muy grande y recta vida y que tendrán toda esta fuerza de los revolucionarios libertadores, si, no obstante, están con esa voluntad, respeto, inspiración y unión a estos muy grandes y verdaderos principios revolucionarios, y a este Jefe Local (Cuartel General), muy grande y verdadero de todos los revolucionarios, nos lo vengan a manifestar por su propia palabra.


Axcan ocachi quemeh aic monequi timocepampalehuizqueh, ica nochi toyollo ihuan ica nochi totoyoquiliztli, itech inon huey tequitl de necetiliztli mahuiztic, huel nelli, de necateh tlen quipehualtihqueh netehuiliztle, tlen quiyollohpiah nin pehualoni ihuan ahmo quipoloah nin neltocaliz de cualli inemiliz.

Ahora como nunca se necesita que todos juntos nos apoyemos, con todo nuestro corazón y con toda la rapidez, en esa gran labor de grandiosa unificación, bien verdadera, de aquellos que empezaron la Revolución, los que guardan en su corazón estos principios y no pierden la fe de una buena vida.

Reforma, Libertad, Justicia y Ley

El general en jefe del Ejército Libertador

Emiliano Zapata


Nota: Tictlatlauhtiah ahqui imac ahciz nin tlanahuatille man quinpahpanoltilih nochtih oquichtli de non altepemeh.


Nota: Rogamos a quien llegue a sus manos este mandato que lo haga pasar constantemente a todos los hombres de esos pueblos.


Traducción al español:  Baruc Martínez Díaz.

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