Otra vez el PAN y el PRI
Afrenta a los capitalinos
Castigo en puerta a azules y tricolores
ería imposible calificar de simple juego de la democracia el ataque que Acción Nacional, el azul buque insignia de la derecha, lanzó sobre los habitantes de la ciudad de México.
Nunca, por ningún motivo, iba a permitir que el gobierno de Miguel Ángel Mancera, o cualquier otro de los que se dicen de izquierda hubiera logrado dar a la gente del DF el lugar que le corresponde dentro del acuerdo federal.
Los azules, claro, y el PRI, tenían listo el acuerdo para hacer naufragar, cuando menos por ahora, las intenciones de Mancera, quien miraba como muy posible que la reforma política del DF pasara en los términos en que había sido propuesta, pero el mandatario no contó con que los acuerdos con azules o tricolores les deben saciar algunos de sus apetitos, o no hay acuerdo.
La noticia, la verdadera noticia hubiera sido que, por fin, los partidos de la derecha se hubieran ocupado de tratar de beneficiar de algún modo a la gente de la ciudad de México. Habrá que tener en cuenta que la idea, cada vez más elaborada, de reforma política de la ciudad de México lleva décadas de labor de los gobiernos de izquierda que se han sucedido en la capital desde hace ya cerca de dos décadas.
Pero lo que parecen ignorar los partidos de la derecha es que en el DF no hay impunidad, y lo que se debe, se paga. Y azules y priístas le quedaron a deber a la capital de México, pero no será por mucho tiempo. El próximo año se celebrarán elecciones y ese será el momento de los ciudadanos. En el DF los acuerdos entre las cúpulas de gobierno o entre los partidos no tienen mayor respaldo.
Es más, cada vez que desde las trincheras políticas se construye una traición, en las urnas se paga la afrenta. No hay perdón, no se disculpa y, eso sí, se paga, se paga.
Y si el PAN o el PRI no lo han entendido, esta vez habrán perdido una de las mayores oportunidades para tratar de equilibrar el poder y su ejercicio en la ciudad, y tal vez tendrán que pasar muchos años más para que las condiciones del electorado puedan dictar nuevos derroteros a la historia de la ciudad.
No pasará mucho tiempo sin que se conozcan a fondo cada una de la condiciones que hicieron que los acuerdos para la reforma política de la ciudad, y la posibilidad de que el salario mínimo no siga castigando al trabajador, dieran un vuelco en favor de quienes devengan salarios por debajo de los límites de la pobreza.
Entonces será el momento en que la gente del DF regrese al PAN y al PRI el golpe bajo que le propinaron, y que se recuerde que entre ambos se quiso engañar a la autoridad por la que los habitantes de la ciudad votaron, es decir: PAN y PRI entramparon a la representación política del DF, y eso, aquí en la ciudad de México, no se perdona. Por eso decimos que esta vez no habrá impunidad.
Sólo así se explica que establecidos todos los acuerdos, planchadas todas las dificultades, luego de que el PRI convocó a un vámonos al pleno
casi al iniciar el siguiente día, ninguno de los priístas, ninguno de los panistas llegó al salón donde se discutiría y se aprobaría la reforma en la que todos estaban de acuerdo.
Por lo pronto, tanto Miguel Ángel Mancera como el equipo que ha operado en favor de la reforma seguirán insistiendo en dar a la ciudad de México el lugar que le corresponde. Nada más.
De pasadita
El nuevo jefe de la policía tiene frente a sí una responsabilidad mayor: no sólo hacer entender que la tolerancia es la mejor arma contra la necedad, sino hacer que la gente sienta que la del DF es una policía preventiva, y que luchará porque eso suceda, y que no encabeza un organismo represivo que sólo entiende de palos y represión.