El biólogo de la UNAM dirige una investigación sobre el tema, pionera en América Latina
Consiste en modificar de forma deliberada las características de un planeta rocoso, sobre todo la atmósfera, para adecuarlo a la vida terrestre, explica
El proceso podría empezar ya, sostiene
Miércoles 17 de diciembre de 2014, p. 2
Las historias de ciencia ficción que han mostrado al humano colonizando Marte podrían volverse realidad. Para ello, desde hace varios años en todo el mundo se trabaja en distintos proyectos de terraformación del planeta rojo, que resulta ser el mejor candidato
para que las personas puedan desarrollar la vida más allá de la atmósfera de la Tierra.
Sandro Cervantes Núñez, biólogo y candidato a doctor en ciencias de la Tierra que dirige una investigación sobre el tema en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que la terraformación planetaria consiste en la modificación deliberada de las características de un planeta rocoso, principalmente la atmósfera, para adecuarlo a la vida terrestre.
El científico universitario detalló que aun cuando la posibilidad de poblar Marte es lejana, el proceso de terraformación podría comenzar ahora mismo. Su trabajo, titulado Escenarios biocompatibles de modificación y calentamiento atmosféricos de Marte para iniciar su terraformación, será publicado en el primer semestre de 2015 y se estima que es uno de los estudios percursores sobre el tema en América Latina.
Después de Venus, Marte es el planeta más cercano a la Tierra. Aun cuando posee una tercera parte de la gravedad terrestre, carece de campo magnético nuclear y la temperatura alcanza por lo menos 60 grados centígrados promedio, por lo que podría considerarse un desierto congelado, los niveles de dióxido de carbono (CO2) marcianos (seis milibares –mb, unidad de medida de presión– de ese gas) son más fáciles de manejar con la tecnología y conocimientos científicos actuales que los del segundo planeta del sistema solar (96 mil milibares de CO2).
Posee todo lo necesario
El planeta rojo, agregó, contiene todos los elementos necesarios para la vida terrestre (agua, carbono, nitrógeno y azufre); su día dura poco más de 24 horas, presenta estaciones debido a su inclinación (~25°) y cercanía al Sol. Además, hoy día la ciencia conoce más sobre la superficie marciana que acerca del fondo de los océanos terrestres.
La terraformación inicial de Marte implicaría engrosar y calentar su tenue atmósfera (tiene 6 a 10 mb, mientras la Tierra posee mil 24 de presión a nivel del mar) con gases de efecto invernadero.
La UNAM informó que en 1997 Christopher McKay, quizá el principal experto en el mundo en el tema, propuso que el calentamiento del polo sur de Marte, apenas unos 4°C por arriba de su temperatura promedio, liberaría suficiente CO2 congelado para provocar que su sistema climático entre en un efecto invernadero desbocado, lo que llevaría a la evaporación completa de ese polo en aproximadamente una década. Esto lo sacaría del punto de equilibrio estable en el que está y lo llevaría, sin más intervención humana, a un nuevo punto estable, pero con aproximadamente 300 mb de presión atmosférica y una temperatura promedio de entre -40 y -50°C (registrada en algunas zonas boreales y árticas habitadas de la Tierra).
Los resultados de la investigación de Cervantes Núñez han alcanzado ese segundo punto de equilibrio estable con menos presión atmosférica, cerca de 150 mb. “Esto significa que quizá necesitemos menos CO2 para impulsar al sistema climático marciano a que alcance, por sí mismo, este segundo punto estable, de tal manera que con otro esfuerzo de calentamiento, tan modesto como el primero, podríamos ocasionar otro efecto invernadero desbocado que impulsaría nuevamente al planeta a evaporar más CO2 (ya sea el que aún pudiera tener congelado en los polos o en el resto de su superficie) y lograr un tercer punto estable, en el que pudiéramos obtener agua líquida en su superficie”.
En información difundida por Fundación UNAM, Mario de Leo Winkler, del Instituto de Astronomía de la casa esa estudios, también se refirió al tema. Dijo que el primer paso para que el vecino planeta se parezca un poco más a la Tierra es elevar su temperatura y crear una atmósfera, lo que es posible con la terraformación.
Ya hay algunas ideas de cómo usar espejos gigantes que orbiten Marte y proyecten sobre éste la luz solar; generar clorofluorocarbonos –compuestos que en la Tierra son considerados contaminantes– para hacer más densa la atmósfera, o impactar asteroides contra los casquetes polares marcianos para derretir el hielo y convertirlo en gas para que forme una atmósfera.