n México se respetan a cabalidad los derechos humanos. Ante cualquier violación, la respuesta de las autoridades es oportuna; la víctima no requiere acudir a jueces, procuradurías o comisiones defensoras de derechos humanos. Para que la atención sea inmediata, el único requisito es que el Parlamento Europeo emita una condena sobre el caso.
Bueno, la condena europea, tampoco es indispensable. Si ésta no se da por cualquier circunstancia, esto no será obstáculo (óbice
, dirían los jueces) para que la víctima sea indemnizada y la indemnización –como manda la proverbial preocupación de nuestros gobernantes– le será entregada en su propio domicilio, siempre y cuando, claro está, se trate de una ínclita empresa extranjera como, por ejemplo, una ferrocarrilera china.
Desde hace años he venido sosteniendo que, si bien los derechos humanos son del todo plausibles, en México se asumieron sólo con intención de anular las garantías sociales y para beneficio de las grandes empresas trasnacionales, y acaso algunas mexicanas con capacidad económica suficiente para acreditar su apego a las leyes fuera de toda duda. ¿O estaré equivocado?
La reciente manifestación con incidente portopirómano, donde fueron torturados y vejados injustamente algunos manifestantes, podría ser una prueba de que sí me equivoco, porque –sospecho– las detenciones y torturas no serán castigadas, ya que las sufrieron personas que carecen del numerario necesario para merecer respeto a sus derechos humanos, a la libertad y la integridad física.
Pero, ¿quién sabe? El artículo 9.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos dispone la obligación de los estados de indemnizar a quienes hubieren sido detenidos arbitrariamente; entonces, tal vez, los manifestantes vejados pronto habrán de recibir la visita de algún altísimo funcionario con un cheque indemnizatorio en la mano.
Aunque, en verdad, nadie ha comentado aún la posibilidad de las indemnizaciones a las que tienen derecho los manifestantes injustamente detenidos, pero tal vez se deba a que el gobierno espera el Buen Fin para que le salgan más baratas.