Viernes 5 de diciembre de 2014, p. 9
Múnich. Un año antes de pasar los 80, el cineasta Woody Allen contó que, como ateo, lleva una vida triste, sin esperanza, horripilante y sombría, sin objetivo o relevancia alguna
, y no le preocupa que sus películas lo puedan trascender. La idea no me causa más placer que una colonoscopía
, ironizó en una entrevista que publico este jueves el diario alemán Süddeutsche Zeitung con motivo del estreno en Alemania de su cinta más reciente, Magia a la luz de la Luna. “No importa lo que hagamos en vida, todo es una ilusión sin sentido porque nada perdura”, aseguró el cineasta.