El narrador nicaragüense participó en la conmemoración de los 300 años de la RAE
Nos ocupamos de las fosas clandestinas, de los basureros convertidos en cementerios, porque somos testigos de cargo; ese es nuestro oficio, expresa en la FIL de Guadalajara
Miércoles 3 de diciembre de 2014, p. 5
Guadalajara, Jal., 2 de diciembre.
Lo que calla la historia lo decimos los escritores con la imaginación
, dijo el narrador nicaragüense Sergio Ramírez en su ponencia La lengua que nunca termina, leída durante la conmemoración por los 300 años de la Real Academia Española (RAE), que se realizó la noche del lunes en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
Las fosas clandestinas que se siguen abriendo, los basureros convertidos en cementerios, eso es de lo que los escritores nos ocupamos. Todo irá a desembocar tarde o temprano en el relato, todo entrará sin remedio en las aguas de la novela y lo que calla o mal escribe la historia, lo dirá la imaginación, espejos de múltiples reflejos de la realidad, porque somos testigos de cargo. Ese es nuestro oficio
, añadió el ganador del Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria.
El periodista y narrador nicaragüense reflexionó sobre el idioma español frente a los directores y directoras de las 21 academias de la Lengua Española reunidos en la FIL de Guadalajara. Comenzó hablando de esa posibilidad de que el autor de El Quijote hubiera venido a América. No vino aquí Cervantes, pero nos heredó una lengua en estado de perpetua invención. ¿Cuántas lenguas hablamos?, ¿cuántas tenemos? Una sola. Diversa y abundante
.
Aquí “hablamos cantando, hablamos cantao, pregones de fruteras, de cerrajeros, de lote-rías, encendidas conversaciones de cantina entre parroquianos que hablan a gritos y que parece que van a sacar el cuchillo, pero sólo se lamentan de amor perdido. Palabras desoladas que desembocan en las letras de tango y los boleros, donde solloza la poesía callejera; historias cantadas, historias contadas.
Somos hijos de la exageración que no podemos expresar sino en palabras, hijos también de revoluciones, que son otra forma de la exageración, cataclismos que cambian para siempre y luego vuelven a la nada, pero antes convierten en prodigiosos a quienes una vez estuvieron dispuestos a sacrificarlo todo.
Entre civilización y barbarie
Lo hispanohablante no es sólo un espacio geográfico, añadió Sergio Ramírez, “también somos un confluencia de visiones y obsesiones, una tierra bárbara (…) Un crepúsculo bárbaro y no en balde en América el péndulo se ha movido entre civilización y barbarie.
Somos barrocos porque andamos en palabras, y siempre otra vez la vieja pregunta acerca de la realidad y la imaginación. Tanto Carpentier como Asturias nacieron en un mundo barroco que daba sustento a lo real maravilloso y lo real maravilloso dio sustento luego al realismo mágico de García Márquez.
De Miguel de Cervantes aprendimos que la realidad tiene en la literatura una presencia insoslayable y que nunca podremos huir de ella
.
Como parte del encuentro, se rindió homenaje a la RAE y se realizó la mesa redonda Unidad y diversidad de la lengua española, además de un discurso del director de la RAE y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española, José Manuel Blecua.
Los festejos siguieron este martes con la sesión pública de la asociación efectuada en el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara, donde se analizó el proyecto de un Diccionario Fraseológico de la Lengua Española.