En salario mínimo, México está a nivel de los países menos desarrollados: expertos de la Flacso
Martes 25 de noviembre de 2014, p. 16
Los especialistas de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) México, Benjamín Temkin y Graciela Bensusán, recomendaron aplicar programas flexibles e incluyentes que contribuyan a la formalización del empleo en América Latina.
Es necesario mitigar la precariedad en la que están cientos de miles de trabajadores en el sector informal, aunque esta situación incluye a veces también al sector formal en Latinoamérica, dijeron, durante su participación en el Foro Internacional del Empleo Informal y Precario.
Apuntaron que abatir el sector informal, como se ha hecho, redundará en un problema para la capacidad adquisitiva de la población, pues sin la informalidad en el comercio disminuiría la capacidad de compra de los trabajadores formales, que con sus niveles actuales de salario no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas.
Temkin y Bensusán señalaron que en términos de productividad México está en el grupo de los países más productivos de América Latina (como Chile), pero en términos de salario mínimo está a la altura de los países menos desarrollados (como Nicaragua).
La directora de la oficina de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en Uruguay, Verónica Amarante, dijo que el origen de la informalidad en América Latina se debe a mercados segmentados o duales, al exceso de oferta de trabajo y a una tradición legalista que favorece la precariedad.
Amarante aseguró que la informalidad está inmersa en la tradición estructuralista de exclusión y que existe una clara correlación positiva entre la informalidad laboral y los niveles de desigualdad.
Tim Obermeier, investigador de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Koblenz, Alemania, planteó que al igual que en América Latina, el empleo precario en Alemania afecta sobre todo a mujeres, madres solteras, jóvenes, inmigrantes y trabajadores poco calificados.
Sobre el comercio informal en América Latina, durante su discurso inaugural, el director en México de la Organización Internacional del Trabajo, Thomas Wissing, señaló que no puede haber democracia donde la población no tiene derecho a un empleo digno
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