El grupo seri de metal Hamac Cazum tocó en De Tradición y Nuevas Rolas, en Durango
Nuestro rock combina canciones de nuestros abuelos, fiestas y ceremonias
La mayoría habla de que el humano debe amar a quien creó todo, a los animales, a las plantas y también para defender nuestro idioma, afirma Francisco Molina, vocalista de la agrupación
Siempre ha habido discriminación, pero nos vale gorro; nos hace ser más nosotros, expresa
Quien quiera escucharnos debe ponerse abusado para saber dónde vamos a tocar, pues nuestros discos sólo se consiguen en los conciertos, señaló Francisco Molina, al centro, acompañado de Anselmo Morales, en la guitarra; Jeremías López, en el bajo, y Felipe Eliezer Barnett, en la bateríaFoto Isaac Sánchez
Martes 18 de noviembre de 2014, p. 9
Ciudad Lerdo, Dgo.
“Soy Francisco Molina y me dicen El Indio y soy seri, de Sonora, y voz de Hamac Cazum (Juego Divino); tocamos metal. Quien quiera oírnos debe ponerse abusado para saber dónde vamos a tocar, pues nuestros discos sólo se consiguen en los conciertos”, expresó en entrevista el cantante momentos antes de subir al escenario, en el que se desarrolló el cuarto Encuentro De Tradición y Nuevas Rolas, que concluyó el pasado domingo en esta localidad.
Fueron el grupo número 16 en mostrar al público su trabajo en esa Babel duranguense, en la que, antes de tocar, algunos músicos pedían permiso a sus dioses, con ceremonias en las que los teponaztles sonaban allende la Plaza de Armas.
Sus cantos fluyeron. Los seris impactan por su altura, que contrasta con la de la mayoría de sus colegas músicos autóctonos, cuya media es baja. Tienen el pelo largo, por tradición, porque así lo han usado los abuelos de sus abuelos. Han de creer que somos unos mugrosos greñudos, pero no, no somos eso
, acotó El Indio, mientras se acomodaba su luenga cabellera atorándola en la oreja.
La suya es una fusión loca, con olor a desierto, a cacto, bajo el sol inclemente, esperando el momento de que sus mayores les permitan entrar a la cueva para comunicarse con sus entidades superiores, a través de un trance.
“Ser seri hoy significa ser un gran guerrero, un gran luchador, un gran padre, un gran hermano, un gran esposo, un gran hijo.
Nuestra historia no ha cambiado mucho porque todos nuestros antepasados guerreros hicieron lo mismo, aunque actualmente hay tecnología. Hay globalización. Fue tan dura la lucha de nuestros antepasados que esto sigue. Continuamos luchando. Siento que no le fallado a mi cultura ni a mis padres y abuelos. Siento que los jóvenes seris estamos luchando bien. No hay falsedad y esto es una lucha real. El enemigo siempre ha sido igual. Los abuelos, los papás de los abuelos y lo que de ahí sigue, todos pelearon contra los que llegaron, que eran diferentes. Nosotros siempre hemos tenido que luchar contra los que llegan.
Agregó que la música de sus antepasados y la que ellos hacen no ha cambiado. La mayoría de las canciones seris hablan de que el humano debe amar a quien creó todo, a un ser superior; nosotros, los hombres, fuimos creados por él, por ese alguien. Los seris hablan de cómo buscar ese conocimiento a través de lo que él creó. ¿Cómo? Protegiendo a los animales, a las plantas. Hay que usarlos y nunca acabarlos. En ese sentido van las canciones. Por eso decimos que nosotros conocemos
.
–¿Por qué traen el pelo largo?
–Porque siempre ha sido así. El seri todo el tiempo tuvo el pelo largo. Habrá quien piense estos güeyes tocan esa música, el rock, y por eso traen el pelo largo
, pero no es cierto. La imagen que traemos es pura casualidad. En un principio fui danzante y sigo siéndolo.
–¿Con quién quieren comunicarse al cantar, con su música?
–Trato de buscar la aprobación de ese gran alguien, del gran creador, para que las plantas me den su energía. También para que mi idioma no desaparezca. De repente, al bailar se me va el rollo y es como entrar en trance. No sé cómo me llega ni en qué momento. Nada. Sólo lo siento. Cuando veo a mis hijos, a mi esposa, pienso y siento que los amo, no sólo es cosa de quererlos.
En la cultura seri no usamos nada adicional para viajar. Nuestros abuelos creen que mientras castigas más tu cuerpo, tu carne y los huesos, se hacen fuertes. Cuando buscamos poder no nos metemos nada. Ayunamos cuatro días y nos metemos en la cueva, para hacernos más fuertes. Ahí se da la visión de lo que queremos. Nunca hemos sido una cultura que use drogas para tener la visión.
Muchos seris ya no van a la cueva porque han salido de su pueblo a estudiar. “Ahora es diferente y toman cosas como Coca-Cola; se ve televisión. Eso es diferente a lo que los abuelos decían, de que si castigas tu cuerpo y tu mente te haces más fuerte. Estudié la licenciatura en desarrollo sustentable, en la Universidad Indígena de México, que ya se cambió a Chiapas.
“Los indígenas, todos, han estado siempre cerca del campo y ese desarrollo sustentable lo han hecho siempre. Ahora somos como mil seris. Hemos aumentado, pero muy lento. En la sociedad siempre ha habido discriminación, pero eso a nosotros nos ha valido gorro. Es algo que nos hace ser más nosotros.
Hablamos en nuestro idioma. Nuestra música es una combinación de canciones tradicionales de nuestros abuelos, de fiestas, de ceremonias, con guitarra, batería, para que suene como rock. Ya tenemos dos discos, pero sólo se consiguen cuando nos ven, cuando estamos en los conciertos. No están en tiendas. Pueden oírnos en YouTube. Nuestras canciones originales suenan a Antrax y todo eso.
Fueron a reunirse con el público y cantaron Jugando con la noche, sobre el lugar importante de la mujer en la creación; una pieza tradicional sin letra, sobre la fuerza, la energía, y una más en seri antiguo, con arcaísmos que ni los abuelos de ellos pueden ya traducir, pero que fue cantada esa noche.