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Dependerá de las condiciones del material: director del instituto médico de Innsbruck

Llevará muchas semanas tener resultados de los análisis de restos enviados a Austria

Destaca Richard S. Scheithauer el alto grado de precisión de los especialistas en su trabajo

 
Periódico La Jornada
Sábado 15 de noviembre de 2014, p. 8

La investigación para determinar si los restos enviados por las autoridades mexicanas al Instituto de Medicina Legal de la Universidad Médica de Innsbruck, Austria, son de los estudiantes desaparecidos puede tomar muchas, muchas semanas, reconoció el doctor Richard S. Scheithauer, director de este instituto, quien subrayó el alto grado de precisión en los resultados de su trabajo, que los coloca como referente mundial en el desarrollo de nuevos métodos y tecnologías de análisis forense.

Entre ellos destacó el análisis de una de las formas en que un rasgo o trastorno se puede transmitir de padres a hijos –autosómica–, el análisis del ADN mitocondrial y el del cromosoma Y, que se transmite de padre a hijo. 

En entrevista con La Jornada, desde sus oficinas ubicadas en la calle Mueller 44, en la ciudad austriaca, el doctor Scheithauer comenta que junto con la investigación sobre el caso de los estudiantes desaparecidos en Iguala, Guerrero, el equipo que encabeza analiza también los restos de las víctimas del régimen militar de Chile, que comprende de septiembre de 1973 a marzo de 1990.

“No puedo hablarle más que de datos generales, ya que se trata de una investigación en curso que llevan a cabo las autoridades de México, pero sí le puedo decir que el resultado final –de los restos encontrados en la barranca y el río San Juan en Cocula, Guerrero–va a demorar muchas, muchas semanas”, insistió.

El pasado 7 de noviembre, en conferencia de prensa, el titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, reveló declaraciones de Patricio Reyes Landa, El Pato; Jonathan Osorio, El Jona, y Agustín García Reyes, El Chereje, del grupo criminal Guerreros Unidos, así como los resultados de una serie de peritajes a partir de los cuales, dijo, hay indicios de que los restos calcinados son de los normalistas desaparecidos en Iguala.

–En casos como el que revisa a petición de las autoridades mexicanas, ¿de qué depende el éxito o fracaso del resultado final?

–Primeramente del grado de descomposición de los restos, así como del tiempo que hayan permanecido bajo el agua. El material que necesitamos para una identificación, sin embargo, no precisa ser abundante, una pequeña parte es suficiente. Un ejemplo: nosotros llevamos a cabo la identificación de decenas de cuerpos de turistas, tras el tsunami de 2004 en Sri Lanka y tuvimos ciento por ciento de éxito.

–¿Qué se puede esperar entonces de su investigación sobre los restos encontrados en México?

–Cada caso es distinto, no podemos concluir que en todos los casos tendremos el mismo resultado. Siempre dependerá de las condiciones del material a analizar; normalmente contamos con huesos, que es de los mejores materiales con los que se puede trabajar para obtener ADN. Es una molécula muy sensible, pero dientes y huesos son la forma de preservación natural más importante, ya que forman una capa protectora, una barrera ante factores físicos externos, un hueso, por tanto, es un material excelente para nuestra investigación.

Sin embargo, en el caso del material que enviaron las autoridades de México, dependerá de la calidad del mismo. Hasta en tanto sepamos con claridad, tras un primer análisis, el tiempo que los restos permanecieron bajo el agua, los niveles de afectación sobre ellos de algún agente químico o el grado de calcinación, no sabremos que esperar como resultado final. No necesitamos cantidad, sino buena calidad.

–¿Cuánto cuesta una investigación como ésta?

–Puede ser mucho dinero para una persona, pero para una institución no tanto. Para una institución gubernamental en realidad es una suma muy pequeña. El cargo es exclusivamente por el uso del laboratorio. Son instrumentos muy costosos, hablamos de medio millón de euros sólo para el uso de los instrumentos para el análisis. Somos un laboratorio grande y requerimos recursos para su operación. Lo más importante, en todo caso, es el resultado. Hay que entender que se deben comparar los resultados con muestras de los padres, hermanos, aunque a veces, no siempre, hay que llegar hasta los abuelos, es un trabajo laborioso.

–¿Cuántas personas intervienen en esta investigación?

–En conjunto, 65 especialistas; la mitad de ellos trabajan en el ADN, hay biólogos y técnicos que atienden todos los pasos.

–¿Han atendido casos como éste, de restos calcinados?

–Sí, muchos. Al ser un laboratorio que trabaja con el ministerio del Interior –de Austria– cada vez que un cuerpo no puede ser identificado por sus huellas dactilares, entonces la investigación la desarrolla nuestra institución. Muchos aparecen en las montañas, en cuevas después de muchas décadas; asimismo, tenemos muchos accidentes en los que el auto se incendia, por lo que estamos bastante acostumbrados a la identificación en este tipo de casos, calcinados en todo tipo de condiciones.

Este laboratorio, subraya el doctor Scheithauer, ha identificado los restos de dos hijos del zar Nicolás II, casi cien años después de que fueron calcinados, y aclarado la identidad de restos que supuestamente pertenecieron a Mozart, entre otros, concluyó.