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Chihuahua vs fracking
David Lauer [email protected] La imposición de la reforma energética para intentar legitimar la brutal embestida de voraces empresas trasnacionales saca a relucir la cínica reordenación de prioridades “desarrollistas” donde todo lo que es ganancia supera cualquier otra consideración humana o ambiental. Las implicaciones filosóficas para la raza humana son funestas porque se fomenta la arrebatiña y un caos donde el poder y la imposición mandan por encima de la razón, el conocimiento, la justicia y la democracia. Cada reforma debilita la soberanía y la democracia, y paulatinamente los gobiernos de los anquilosados Estados-Nación se van convirtiendo en meros administradores para las trasnacionales, subvencionados por nosotros, los contribuyentes. En este contexto, vastas extensiones del Desierto Chihuahuense –ecosistema denominado el tercer desierto más biodiverso en el mundo- están en peligro inminente debido al fracking. El uso e indudable contaminación de aguas superficiales afectará las principales arterias de vida y distritos de riego en la región: las cuencas hidrológicas del Río Conchos y del Río Bravo que están reguladas por un tratado binacional entre la República de México y Estados Unidos. Además, la utilización de enormes cantidades de agua del subsuelo, su acarreo y contaminación, tendrán consecuencias impredecibles para las cuales no hay contingencias ni, en muchos casos, reparaciones posibles. La extracción de enormes volúmenes de arena requeridos por el proceso será problemática porque alterará la geografía de las cuencas. Si se agrega la amplia perturbación de la superficie terrestre para hacer caminos, instalar pozos, bombas y balsas con el fin de almacenar aguas residuales y tóxicas, el impacto ecológico será aún más preocupante, pues la importante diversidad de cientos de especies endémicas será también afectada y, por ende, pueden llegar a quebrarse las cadenas bióticas que hacen posible la vida en la región. Habitan este vasto desierto –que incluye partes de Nuevo México, Texas, Chihuahua, Coahuila, Zacatecas y San Luis Potosí– especies que se han adaptado a la poca agua y a las temperaturas extremas que caracterizan el clima. Así han llegado a ser formas de vida que no existen en ningún otro rincón del planeta, como el sapo espuela de Couch que, ante la falta de agua, salta la fase del renacuajo o bien nace adulto. Existen arbustos aparentemente insignificantes, como la Gobernadora, cuyo lento crecimiento da apariencia de contar con pocos años, pero que en realidad puede tener siglos en el mismo lugar. Así, hay cientos de especies de plantas endémicas que ocupan su lugar en una cadena de vida que aún no comprendemos cabalmente. Ejemplo es la Yucca faxoniana, que depende de una sola especie de palomilla para su reproducción, la Palomilla Yucca. Si desaparece la Palomilla Yucca, muere toda la población de Yucca faxoniana, y si desaparece esta planta, no tenemos idea de cuáles repercusiones pudiera haber. A pesar de la tremenda fuerza y asombrosa capacidad de sus especies para adaptarse al medio, el desierto es una región cuyo balance es tan delicado y sutil como los colores que tiñen la superficie. Sabemos que el equilibrio de sus ecosistemas es resultado de millones de años de evolución y que la poderosa tecnología del ser humano tiene mayor capacidad de desquiciarlos en menos tiempo cada vez. En los años 90’s del siglo pasado, el gobierno federal designó más de 600 mil hectáreas, el Cañón de Santa Elena en Chihuahua, y Maderas del Carmen en Coahuila, como parques nacionales a ser regidos por normas de protección para todo su territorio, causando tensiones con los habitantes locales. Cabe señalar que, aunque los parques nacionales sean representativos en términos biológicos, no serán exentos de la explotación energética. Muchas especies endémicas en peligro de desaparecer se encuentran en zonas aledañas que han sido señaladas como candidatos para el fracking; tal es el lecho del antiguo Mar de Tethys, en los municipios de Coyame y Ojinaga. Si la explotación de estas especies está tipificada como delito federal, entonces ¿por qué no existe ningún problema si se destruyen miles de hectáreas de su hábitat con el fin de instalar pozos de hidro-fracturación cuyos beneficios son fugaces y cuyos daños son permanentes?
Como fotógrafo tuve el honor de hacer el primer libro sobre el Desierto Chihuahuense, puedo decir que es un lugar extraordinariamente hermoso, lleno de formas de vida inimaginables y un legado de la evolución que tenemos la obligación de conservar y cuidar. Existe una abismal ignorancia en torno a este ecosistema y desprecio de mucha gente que surge de la incomprensión. En el imaginario humano, los desiertos se perciben como espacios muertos, lugares de poco valor. Lejos de las ciudades, se consideran como escenarios ideales para probar armas nucleares o colocar basureros tóxicos. Si no actuamos para reordenar las prioridades en el norte de México, su futuro próximo podría ser una devastación irreversible con el fin de producir gas shale para empresas extranjeras.
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