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La dueña del hotel Poe es la novela más reciente de la colaboradora de La Jornada

Los premios literarios deben dar prestigio, no dinero: Jacobs

A la hora de escribir, algunos autores están pensando en el estímulo económico, dice

Muchas editoriales, hasta las buenas, para publicar locuras tienen que editar cosas que no valen la pena

 
Periódico La Jornada
Jueves 13 de noviembre de 2014, p. 3

Estoy en contra de que los premios literarios otorguen dinero, porque a la hora de escribir en eso están pensando ahora algunos pobres escritores. Es una pena. Ese no es el valor de la literatura, dice Bárbara Jacobs (DF, 1947).

La escritora añora galardones como el Xavier Villaurrutia, que en tiempos pasados confería como único reconocimiento el prestigio. Incluso, a raíz de la creciente manufactura de obras cuyo único fin es la comercialización, con ironía, en un artículo Jacobs inventó un premio a la editorial que en un año no hubiera publicado un solo libro basura. ¿Seguirá desierto el primer lugar?

Muchas editoriales, hasta las buenas, para publicar locuras tienen que editar cosas que no valen la pena, explica, “pero hay que saber diferenciar entre un esquema y la literatura, sea buena o mala. Un esquema es como un guión de cine o de teatro que se debe seguir, es decir, un script, un machote, instrucciones. Otra cosa es la obra.

Para saber distinguir hay que leer a los clásicos, no hay más. Sólo así sabemos si esto o aquello se parece a esto otro. Sólo así se forma el juicio o el gusto.

Rompimiento de esquemas

La charla con la escritora se da a propósito de la aparición de su novela La dueña del Hotel Poe (coeditada por Era-Consejo Nacional para la Cultura y las Artes-Universidad Autónoma de Nuevo León), en la cual propone un ejercicio narrativo que rompe, precisamente, esquemas.

¿Novela, ensayo, crónica, biografía, narración convencional que viaja hacia la metaliteratura, como anuncia la contraportada? ¿Qué es, de qué trata el nuevo libro de Bárbara Jacobs? Del puro placer de la escritura. Esa es la respuesta corta.

Pero también es interesante conocer la trama del relato que es metáfora y reflejo de muchos escenarios: “El hotel Poe es un lugar que una escritora ya entrada en sus años 60 compró. Ella es reconocida sólo entre los críticos literarios, pero de repente escribe una novelita para el gran público, aunque de manera anónima porque no se quería ‘quemar’. A partir de ello se hace supermillonaria y así compra el hotel que tiene toda una historia. Ella piensa que es la persona más inadecuada para tener un hotel, porque la gente la aterra.

Es una escritora que se siente con deseos de agradecer la amistad de varias personas. Por una parte quiere probar quiénes son sus amigos verdaderos y, por otra, casi pedirles perdón por ser tan huraña. Esto es a grandes rasgos el libro, dice la colaboradora de La Jornada.

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¿Novela, ensayo, crónica, biografía, narración convencional que viaja hacia la metaliteratura, como anuncia la contraportada? ¿Qué es, de qué trata el nuevo libro de Bárbara Jacobs? Del puro placer de la escritura, esa es la respuesta corta, explica la autora a La JornadaFoto Marco Peláez

El hotel Poe, continúa la narradora, “es ella misma, la escritora que sólo así puede recibir a sus amigos, en una fiesta a la que invita a gente real, la mayoría son autores, unos 20. Ella hace lo que quiere aunque se equivoque y se avienta, arriesgando todo, sin importar que sus invitados le digan ‘no quiero jugar en tu novela’. Pero ahí están las respuestas, esa es la fiesta”.

Se trata de una celebración literaria en la que cada invitado lleva a otro y a otro, “o traen música, y lectores. Hay muchas personas. Eso es a grandes rasgos La dueña del hotel Poe, pero además es la construcción de una novela a la que como autora me enfrenté, luego de ensayos en los que no sabía si estaba bien.

“En la mente del lector todo se revuelve, pero se acomoda; y la imagen al final es muy propia. Es un relato experimental con múltiples aproximaciones. Hay también un ejercicio para un posible escritor al que en un taller se le podría decir: ‘mira, ahí están estas 20 páginas, compónlas, síguelas’.”

–¿Considera que con este libro rompe el género tradicional de la novela?

–Ojalá, pues las maravillas de novelas que existen son insuperables, ya no las podemos imitar, no sé si por incapacidad o por falta de inspiración. Hay que inventar algo. Este libro es una invitación a la literatura, esa es la corriente de agua que ahí está.

Vida y lectura, alimento del escritor

–En su experiencia, ¿qué implica escribir?

–Es un llamado, sentir que no se es bueno para otra cosa, que no sale nada más. Una misión que se da a través de uno. Muchas veces ignoramos qué se está haciendo, ese arranque de escribir no se sabe cómo ni por qué. En este libro hay un indicio de estas ideas.

“Escribir también implica disciplina. La mía tiene que ver además con la lectura. Me despierto a las cinco de la madrugada o antes y estas primeras horas de la mañana son para leer. La vida y la lectura son el alimento del escritor.

Luego, te tienes que atrever. Estar convencido de que cada palabra es lo que quieres escribir. Lo que suceda después no importa. Es un error hacerlo teniendo como meta el premio o la aceptación de los críticos. Escribir sin pensar si el editor me va a decir que está muy largo o no se entiende, de lo contrario es malo.

Todo ello lo encontrarán en este libro los buenos lectores (huéspedes de honor), quien sea, pero que quiera leer, aquí está su habitación, concluye la dueña del hotel Poe.