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Dos grados centígrados
D

el primero al 10 de diciembre próximo se reunirán en Lima los 195 países miembros de la Convención de la ONU sobre cambio climático para celebrar la COP20, durante la cual se analizarán las grandes líneas de acción para reducir globalmente la generación de gases de efecto invernadero, causantes –entre otras cosas– del calentamiento del planeta. El encuentro en la capital peruana es preparativo del que en un año más tendrá lugar en París y considerado crucial, pues debe conducir a un nuevo acuerdo sobre el clima aplicable a todos los países. Su objetivo central: no permitir que el calentamiento global supere a fines de siglo los dos grados centígrados.

Para las reuniones de Lima y París las delegaciones oficiales, los expertos y las organizaciones no gubernamentales tienen ahora un diagnóstico reciente y certero sobre el cambio climático. Es obra del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), creado en 1988 por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Los más de 800 científicos que conforman el IPCC realizan evaluaciones periódicas sobre los impactos y las opciones que existen para adaptarse a dicho cambio o mitigarlo. El diagnóstico tiene dedicatoria especial: los políticos, las multinacionales y los jefes de Estado que manejan el destino de más de 7 mil millones de personas.

Y en el que recién se presentó en Copenhague, nos dicen también quiénes son los cuplables del aumento de la temperatura, las consecuencias que traerá (visibles ya en muchas partes), así como las medidas urgentes para evitar lo peor. Por principio, los expertos concluyen que continúa calentándose la atmósfera y el océano, y disminuyen los volúmenes de hielo y nieve; que mientras asciende el nivel del mar aumentan las concentraciones de di­óxido de carbono hasta niveles sin precedentes desde hace, por lo menos, 800 mil años. Como causa central de ese calentamiento y los desajustes que trae señalan a las emisiones de gases de efecto invernadero.

Aunque esos impactos se dejan sentir en forma global, sus consecuencias son diferentes de acuerdo con factores como la situación geográfica y el menor grado de desarrollo económico y social; o por estar más expuestos a los fenómenos extremos del calentamiento. Las regiones más vulnerables son precisamente donde hay más pobreza. Paradójicamente las que menos culpa tienen en generar el cambio clmático. Es el caso de Filipinas, cada vez más amenzada por los ciclones. El último causó más de 6 mil víctimas mortales y daños incalculables. O las Maldivas, en el océano Índico, por el aumento del nivel del mar. Por el tsunami de 2004, ese país perdió 20 de las mil 200 islas que lo conforman. Otro ejemplo es Sudán, en África oriental, muy expuesto a la sequía. La aridez en que se convierten sus tierras por falta de agua pone en crisis las actividades agrícolas, de las que depende la mayor parte de su población.

Por su conformación territorial y situación geográfica, México también está en la lista de países expuestos al cambio climático. Entre otras cosas, el aumento del nivel del mar impactará sus más de 11 mil kilómetros de costa, donde hay imoportantes poblaciones, acividades económicas e infraestructura pública; el calor y la sequía se intensificarán en el centro y norte del país; serán más intensos y frecuentes los huracanes, y mayor la temperatura en las ciudades, que a la vez soportarán lluvias más intensas. Sin embargo, y pese a tanta promesa oficial, el país no toma todavía las medidas para mitigar y/o evitar los efectos negativos que traerá el cambio climático y que ya se dejan sentir en varias partes del territorio nacional.

Existen suficientes formas científicas y tecnologícas para enfrentar dicho cambio. Utilizarlas permitiría, además, fincar una economía próspera, no depredadora de recursos naturales y con bajas emisiones de carbono. Lamentablemente, en nuestro país el modelo económico vigente recorre el camino contrario. También en otros campos: la corrupción pública y privada, la impunidad, la violencia y su expresión más reciente: los crímenes de narcopolicías en Guerrero y de militares en el estado de México.