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El artista recibirá la Medalla de Bellas Artes el 10 de noviembre, por 38 años de trayectoria

Al bailar se genera una alquimia inevitable, afirma Marco Antonio Silva

Para el autor de más de 50 coreografías, recibir la presea significa que no me equivoqué, que seguir la pasión puede llevar más allá de este plano de la existencia, señaló en entrevista

 
Periódico La Jornada
Lunes 10 de noviembre de 2014, p. 9

La danza no forma bailarines, forja guerreros, según el coreógrafo Marco Antonio Silva, quien recibirá la Medalla Bellas Artes hoy 10 de noviembre, en reconocimiento a sus 38 años de trayectoria profesional.

Y la forja es esta suerte de horno que está en todo ser vivo. Es ese fuego que nos mantiene vivos, explica el también director escénico, para quien bailar es una acción inherente a la naturaleza humana.

El cuerpo y la danza, es decir el movimiento y la acción, van ligados siempre. Al bailar se genera una suerte de alquimia inevitable. El mayor y más perfecto laboratorio alquímico que ha existido es el cuerpo humano, agrega.

Uno come una zanahoria y se transforma en una sonrisa, uno da un abrazo y se convierte en una lágrima, uno se agrega en una marcha de protesta y se vuelve el grito de decenas de miles.

En entrevista, Marco Antonio Silva sostiene que la danza es uno de los elementos que permite integrarnos como nación, como ocurre en todo los confines del mundo.

Me refiero no sólo a la danza contemporánea, sino a la danza como gesto humano, la cual permite que haya esta suerte de fiesta que celebra y apasiona a las comunidades, dice.

No hay fiesta religiosa en un pueblo donde no haya danza, no hay celebración humana ni social donde ésta no se manifieste y sea partícipe y protagonista.

Para él, es un elemento tan necesario y sustancial como respirar, una acción que no puede evitarse: “Como dice Jaime López (el cantautor mexicano Jaime López), cuando bailo siento que mi cuerpo llora de alegría.

Me parece una imagen muy elocuente: sudar es llorar de alegría desde adentro, desde motivos que uno no puede entender cabalmente con la razón, pero sí con el corazón.

Autor de más de una cincuentena de coreografías para danza, teatro, cine y ópera, Marco Antonio Silva recuerda que sus orígenes en esta expresión ocurrieron a edad algo avanzada para lo que ella demanda, a los 23 años.

Cierto, era ya algo grande, pero también he sido siempre muy apasionado. Comencé siendo músico de un grupo versátil para actividades sociales, tocaba la batería. Me parecía excepcional cómo un colectivo de personas seguía el ritmo que nosotros proponíamos, menciona.

Luego empecé a practicarlo y disfrutarlo, hasta que encontré otros motivos más íntimos que permiten que la creación y expresión de estos gestos se manifiesten a través del cuerpo. Comprendí que uno puede expresarse más allá de los sonidos y los silencios de la música, y así arrancó este enamoramiento que parece fortuito, pero que lleva ya 38 años.

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Su trayectoria, dice Marco Antonio Silva, ha sido “un camino muy intenso, seductor y estimulanteFoto Francisco Olvera

Función social del arte

Su formación fue sólida y a la luz de grandes personalidades del medio dancístico y teatral mexicano, como Gloria Contreras, Michel Descombey y Julio Castillo, entre otros.

El coreógrafo y director escénico –quien al lado de Enrique Singer restrenará el próximo 23 de noviembre la producción de la ópera Rigoletto en el Palacio de Bellas Artes– está convencido de la importante función social de la danza y las artes en general.

Son una ventana para mirar el mundo de otra manera. No sé si sea suficiente para otro, pero para mí lo es, porque pocas cosas tenemos para ver nuestra realidad de manera estimulante. Eso es lo que nos permite el encuentro con la danza y las artes.

Sobre la Medalla de Bellas Artes –la cual le será entregada en el Palacio de Bellas Artes–, la asume como un reconocimiento que, por conducto de su persona, se hace al trabajo, la expresión, la vigencia y lo vital que resulta la acción dancística, así como la comunidad que participa en ella.

Me siento afortunadísimo de que esto me ocurra en este momento, porque quiere decir que no me equivoqué, que seguir la pasión siempre da un resultado que te puede llevar más allá de este plano de la existencia, subraya.

“Nietzsche decía que es importante aceptar el reconocimiento de la comunidad, porque eso permite que uno se mire a través de ella también. Es decir, no está uno aislado, sino en un ejercicio de compartimiento, de comunión.

Suena algo idealista, pero es tan necesario en estos momentos, el espíritu de comunión; somos una nación, no sólo un territorio, y allí es cuando la danza puede ayudar a integrarnos y darnos elementos para reconocernos.

Marco Antonio Silva acepta lo breve que es esta profesión, en términos de su práctica profesional. Sin embargo, afirma que es un camino muy intenso, seductor y estimulante. Entonces, creo que el tema no es la búsqueda de la felicidad en tu quehacer, sino la felicidad de la búsqueda en tu entrega y expresión.