Presentan avances de la restauración de esa magna obra de ingeniería del siglo XVI
Los trabajos han sido solventados con un millón de dólares aportados por una instancia del gobierno estadunidense
Por su complejidad, es comparable con el de Roma, dice Rafael Tovar y de Teresa
Jueves 6 de noviembre de 2014, p. 7
La finalidad de la restauración que desde hace dos décadas se realiza en el acueducto del Padre Tembleque, una de las obras de ingeniería más importantes del siglo XVI, ubicada en los límites de Hidalgo y el estado de México, es que vuelva a funcionar en su totalidad, lo cual llevará al menos un par de años más.
Así lo informó ayer Raúl Delgado, coordinador nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) durante la presentación a la prensa de los avances en los trabajos de rehabilitación a partir de la aportación de un millón de dólares por parte del Fondo del Embajador para la Preservación Cultural (AFCP, por sus siglas en inglés), instancia del gobierno de Estados Unidos.
La inyección de esos recursos se utilizaron, entre otras actividades, para complementar los estudios de un plan de conservación e ingeniería hidráulica, además de apoyar la restauración del acueducto en el tramo de Tepeyahualco, donde están los cinco arcos de mayor altura, de unos 42 metros.
Inversión federal: $40 millones
El gobierno federal ha invertido 40 millones de pesos en esa obra emblemática
que el año pasado fue propuesta ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para ser Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Cuando las esclusas, filtros, compuertas y cajas de agua vuelvan a funcionar se restaurará el flujo del líquido hacia sus destinos originales, del extinto volcán Tecajete hacia Otumba.
También se estudiaron los cientos de glifos grabados en las piedras de la estructura, los cuales datan de las diversas etapas de construcción del acueducto, algunos representan cultos prehispánicos a la muerte, hay caras de conejo (asociados al pulque) y escudos guerreros.
El padre Tembleque fue un franciscano nacido en España en 1510, quien diseñó la magna obra hidráulica para proveer de agua a varias comunidades indígenas, no sólo a los edificios religiosos o las haciendas.
Se desconoce si el clérigo tenía estudios de ingeniería o arquitectura, pero sin duda creó una obra que, por su complejidad, es comparable al acueducto romano, señaló Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
Se estima que alrededor de 400 trabajadores indígenas participaron en la construcción que tardó 17 años, de 1555 a 1572.
Durante los recientes 450 años, el acueducto ha sufrido un gran número de grietas que propiciaron fugas de agua, pero no obstante inundaciones, terremotos, la Revolución y el paso de ferrocarriles, los arcos jamás se derrumbaron.
Mide 42.23 kilómetros. La mayor parte del agua fluía de manera subterránea y por seis secciones aéreas que cuentan con tres arcos pequeños y tres arquerías de dimensiones considerables. El segmento más largo es el de Tepeyahualco, consta de 68 arcos y de 904 metros, en la zona conocida como barranca del Papalote.
Al concluir la restauración también se espera promover las inversiones para la infraestructura turística, señala la embajada de Estados Unidos en un comunicado: Los planes a largo plazo incluyen numerosas actividades dirigidas a documentar, restaurar y planear la conservación, mantener y administrar el acueducto y el paisaje natural y cultural que le rodea, así como promover el uso sustentable de la tierra
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