Yo no sabía que lo de los estudiantes de Ayotzinapa fuera así. Hasta hoy, expresó un joven universitario que cursa la carrera de Contaduría en la Universidad Nacional Autónoma de México al salir del concierto del grupo Caifanes, en el Auditorio Nacional, la noche del pasado sábado, emotivo al máximo, que hizo que a Cobas, un viejo fan, se le pusiera la piel de gallina. Estoy chinito, me cae, dijo.

El alumno puma iba vestido como un catrín de lotería, con la calavera dibujada en el rostro, que le maquilló la hermana de su novia, la cual no quiso ir a ver a los caifás, porque optó por irse al desfile ciclista, que estableció un nuevo récord Guinnes

Ya en el sitio para el toquín, el escolapio, por ir bien disfrazado, ganó uno de los lugares hasta mero enfrente, donde pudo ver a Saúl Hernández a unos metros de distancia. Otras jóvenes ataviadas de Catrinas también recibieron el premio y reventaron con La célula que explota.

Esa noche de Todos los Santos, Caifanes rindió homenaje a los difuntos. En el escenario, las flores color naranja y un altar con veladoras tintineantes iluminaron el viejo camino del Mictlán, el Inframundo, para que los espíritus transmigraran.

Saúl, el cantante, leyó muy bien ese clima enrarecido, que se convierte en rabia. El Caifán-Jaguar rugió: Estamos secuestrados por un sistema y un cáncer tan poderoso como es la corrupción. Para todo el país es una desgracia. Se repite una situación detestable, no solamente de 68, sino de Acteal y muchas más. Realmente no entendemos, y creo que hay que buscar a los culpables; se tiene que mostrar que las leyes tienen que servir para reforzar la justicia. Muchos que dicen lo que piensan son atacados y eso debe cambiar. Estamos tristes, enojados y sorprendidos porque es inaudito lo que pasa.

Por los 43 desaparecidos

En las pantallas se proyectaron las fotografías de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos. Un coro inundó el Auditorio y los ecos pegaron en el corazón: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!

Ese fue el clímax de un concierto con el que Caifanes cerró su gira de regreso a los escenarios, desde abril de 2011. Apenas el miércoles pasado, la banda recibió una presea especial de las Lunas del Auditorio como precursora del rock mexicano.

La alineación fue la original. En 1989 fue la primera banda de rock mexicano en presentarse en dos ocasiones consecutivas en el foro capitalino. El grupo: Saúl Hernández (guitarra y voz), Sabo Romo (bajo), Diego Herrera (teclado y saxofón) y Alfonso André (batería), los viejos fundadores de 1987 e hicieron su debut en Rockotitlán, escenario testigo del renacer del rock mexicano. A principios de los 90, la agrupación alcanzó uno de sus puntos más altos, lo que los llevaría en 1994 a abrir el concierto de The Rolling Stones en México.