a Suprema Corte de Justicia de la Nación, mostrando su falta de autonomía, rechazó las propuestas, respaldadas por millones de firmas, en contra de la entrega en diversas formas de Petróleos Mexicanos (Pemex) y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y en general de la industria estatal en el ramo.
Se da este hecho en un momento en el que bajan el valor y la producción de estas empresas, y el precio del petróleo disminuye en forma escandalosa de más de 100 dólares por barril a menos de 80.
En el petróleo tenemos una caída de 29 por ciento en la producción. Se entregarán estas empresas estatales, autorizaciones y demás, a precios de ganga, como veremos en unos ejemplos. Uno es el endeudamiento. Rebasa los 3 billones de pesos, casi 20 por ciento del PIB del país.
Otro ejemplo: se han reducido las reservas de petróleo. El primero de enero de 2014 fue 3 por ciento menos que el mismo día de 2013.
Algunos más: la producción de Pemex bajó de 3.37 millones de barriles de crudo en 2003 a 2.46 millones, promediando hasta agosto, con una baja de 27 por ciento sostenida.
El precio internacional, y por lo tanto el nacional, del petróleo crudo se ha venido abajo. De más de 100 dólares por barril, cae a menos de 80 dólares, por lo pronto. Pero además se reduce la capacidad de producción de petróleo crudo de 3,383 miles de barriles diarios en 2004, a 2,391 en 2014.
Se reduce también la producción de gas no asociado, donde los monopolios extranjeros tienen el control de la gran mayoría. Para negarles su tesis de entrega a las trasnacionales, desde 2007, con 2,613 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd), hasta 2014, promediando lo disponible (hasta agosto), la producción bajó a 1,665 mmpcd, una caída de 64 por ciento. ¡Esa es la gran eficiencia de las empresas extranjeras, que para gastar sí son buenas! La producción de gas asociado, controlada por Pemex, a la que quieren reducir lo máximo posible, en ese mismo periodo pasó de 2005 con 2,954 mmpcd, a agosto de 2014 con 4,105 mmpcd. Aumentó 28 por ciento.
También se mostró una caída de los pozos petroleros que fueron terminados: de 60.5 por ciento en 2013, hasta 23.1 por ciento hasta junio de 2014.
El gobierno también empieza con algunos retrocesos, como la suspensión de la construcción del gasoducto en Puebla. Si esto tiene alguna lógica, tendrían que suspender toda la obra, no es nada útil un par de pedazos de gasoducto.
Además, esos asesinatos políticos han desgastado más al gobierno, le han creado problemas en el país y en el exterior, y los medios estudiantil, magisterial, político, etcétera. No sólo hay un gran problema económico, sobre todo en el sector de energía, sino que hay para el gobierno un problema político.
Sí, necesitamos un cambio, pero no el que proclaman los discursos. Necesitamos un cambio con recuperación de los bienes nacionales, incluso en la industria petrolera, y hacerlos funcionar con las ideas de la expropiación y de los años en los que nuestro crecimiento fue de 6 por ciento, actualizadas y en beneficio del pueblo, no de las trasnacionales en primer lugar y en segundo de los multimillonarios locales, que incluyen altos funcionarios.
Insistimos, los discursos no van a resolver los problemas. Ni los asesinatos ni los de la economía nacional, menos los de la industria petrolera, que para ellos no es sino un botín para entregar en primer lugar a las empresas extranjeras.