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Piden apoyos y una veda en las lagunas superior e inferior de la zona del istmo

Sobrexplotación pesquera amenaza a toda la comunidad de Playa Vicente

Los 250 trabajadores quieren una empacadora de jaiba, el único producto sustentable

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Nos vamos toda la noche y llegamos al amanecer con poco pescado, apenas y nos alcanza para comer, relatan los habitantes de Playa VicenteFoto Diana Manzo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 2 de noviembre de 2014, p. 28

Juchitán, Oax.

Pescadores de Playa Vicente solicitaron a las autoridades de Oaxaca establecer una veda en la laguna superior e inferior, a cambio crear empleos temporales, pues debido a la sobrexplotación en esos cuerpos de agua este año no hubo captura de curvina, sierra, zabaleta y escamuda.

Playa Vicente es una isla del municipio de Juchitán, aquí viven unos 250 indígenas zapotecos dedicados a la pesca y al comercio, quienes lamentan que esta porción de mar ya ha dejado de proveerles recursos, pues lo que obtienen apenas alcanza para el autoconsumo y ya no para la venta.

La culpa de esta sobrexplotación no recae únicamente en los pobladores de Playa Vicente, sino de toda la franja de comunidades que se alimentan de las lagunas superior e inferior, tanto huaves como zapotecas, pero ahora es necesario replantear esta explotación de los recursos naturales, porque se acaba el producto de mar, indicó uno de ellos.

La laguna superior es explotada, además de los zapotecos de Playa Vicente, por los de Santa María Xadani, Álvaro Obregón, Playa Unión y Playa Chicapa, mientras que los pueblos huaves de San Dionisio, San Francisco, San Mateo y Santa María del Mar lo hacen de la inferior.

Ambos cuerpos de agua se interconectan con la barra de San Francisco, que se encuentra en mar abierto y que por contar con una abertura permitía el flujo de agua del mar abierto hacia ambas lagunas, lo cual beneficiaba a los pescadores de Playa Vicente, pero ahora se han instalado miles de copos –redes de más de 20 metros de ancho y tres de altura–, que retienen todo el producto, lo cual los ha dejado sin pescado.

Antes capturábamos entre 80 y 90 kilogramos de pescado al día, pero ahora estos copos han sido nuestro mal, porque el producto ya no llega, apenas y si obtenemos unos 10 kilogramos por viaje, nos vamos toda la noche y llegamos al amanecer con poco pescado, apenas si nos alcanza para comer con nuestra familia, puntualizó uno de ellos.

Según narran, un estudio del Centro Regional de Investigación Pesquera (CRIP) arrojó que es necesario que se establezca una veda en ambas lagunas, con la finalidad de permitir la reproducción de las variedades de peces.

Jaiba procesada, una esperanza

Por fortuna no todo esta perdido, pues pese a los males que sufren, tienen jaiba, el único producto sustentable que se captura en Playa Vicente; sin embargo, se carece de un mercado nacional e internacional para su comercio.

En estos meses que azotan vientos fuertes al istmo de Tehuantepec obtenemos una tonelada de producto al día, pero no contamos con empacadora, no hay un proceso y comercialización segura, por lo que preferimos regresarlo al mar, indicó otro.

Pablo Sánchez Valdivieso, pescador de más de tres décadas, asegura que los tiempos de gloria pasaron para Playa Vicente. Aquí hay dos cooperativas, Che Cata y Jaiberos de Playa Vicente, además de pescadores libres que radican en la ciudad de Juchitán, juntos formamos unos 200, pero la situación es la misma, por eso al menos 30 han emigrado al norte del país o a Estados Unidos, porque aquí mientras no se dé la veda o construyan una empacadora para procesar la jaiba se ve difícil la sobrevivencia.

Fernando Santos explicó que hace algunos meses el CRIP les dio un curso sobre cómo obtener la pulpa de la jaiba, que es muy redituable, porque de cada seis kilogramos obtienen uno de pulpa, que en el mercado cuesta 500 pesos, mientras que el kilogramo del producto sin procesar lo venden en 20 pesos.

Ahora pedimos la veda y a cambio nos den apoyos temporales, además de un proyecto de acuacultura para cría de pescado y camarón, así como una empacadora para exportar la pulpa de la jaiba, sabemos que los estadunidenses son clientes consentidos, remató.

Entre los pescadores destaca Miguel Ángel Valdivieso Ruiz, quien apenas cumplió 15 años, su niñez se truncó a los 12, cuando su mamá murió al dar a luz a la última de sus cinco hermanas, a las que él cuida y protege, pues todas son más chicas. Desde entonces no supo más de juguetes y tomó las artes de pesca; ahora es parte de la tripulación de su tío Pablo Sánchez Valdivieso.

El joven poco sabe de números y de los problemas que enfrentan los pescadores de su tierra, sólo entiende que a pesar de la falta de producto ellos tienen que sobrevivir y llevar el alimento a cada una de las 80 familias de Playa Vicente.