Urgente y necesario
ogelio Ortega Martínez, veterano luchador de izquierda con un pasado ligado a movimientos subversivos y profesor universitario que conoció en carne propia la desaparición forzada, es ahora el gobernador interino de Guerrero, para terminar el periodo que inició Ángel Aguirre Rivero.
Aunque el Partido de la Revolución Democrática ha postulado a los dos más recientes gobernadores, Ortega es el primero en salir directamente de las filas de la izquierda, pues Zeferino Torreblanca es un empresario más afín al Partido Acción Nacional y Ángel Aguirre un ex priísta converso al perredismo tras perder la candidatura en el partido donde militó toda la vida.
Para su desventura, Ortega Martínez no tendrá el tiempo de aprendizaje que suelen tener los gobernantes al comenzar su gestión. Por eso ya causa inquietud que tres días después de asumir el cargo no se haya reunido con los estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa ni con los padres de los 43 normalistas que siguen desaparecidos.
Esa reunión era impostergable y debió realizarse apenas concluida la ceremonia oficial de toma de posesión, pero inexplicablemente ello no ocurrió, y al día siguiente el mandatario estuvo con el presidente Enrique Peña Nieto y, otra vez, no vio a los normalistas. Ayer, hasta el momento de escribir estas líneas, no había ocurrido encuentro alguno, a pesar de ser prioridad declarada.
Antes de asumir la gubernatura Ortega acompañó a los normalistas, junto con el rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, Javier Saldaña Almazán, en su demanda por la presentación de los jóvenes. Ahora parece impostergable que también haya una reunión, ya en su carácter de autoridad, y que los padres sientan que realmente no están tan solos. Al final de cuentas, no hay que olvidarlo, por eso y para eso se dio el cambio de gobierno.
Apenas van tres días de gobierno, pero en las actuales circunstancias, más vale decir ya van tres días, porque, al ir contra reloj, lo no ganado en este lapso literalmente se ha perdido.