Alexis Baró
el 8 al 17 de octubre, en una intensa y agitada y lluviosa gira por la ciudad de México, las trompetas de Alexis Baró sonaron por primera vez en estas tierras. Entre los músicos mexicanos que lo acompañaron, diferentes teclados y baterías se iban rotando a lo largo del recorrido, sólo el bajo eléctrico de Gabo González y el sax tenor de Diego Maroto permanecieron fijos
durante las nueve presentaciones.
Mi subconsciente y yo fuimos al concierto de clausura. Llegamos media hora antes de lo anunciado al foro abierto de Plaza Loreto, y desde lo alto de una sillería que empezaba a poblarse pudimos ver al experimentado jazzista cubano (afincado en Montreal) que se paseaba serenamente entre bafles e instrumentos. Atrás, Diego socializaba sonriente con Marco Castro y Carlos Sustaita (batería y teclado de este viernes), mientras Gabo afinaba detalles con los técnicos de sonido.
El quinteto empezó soltando amarras y alientos con precaución, parecía que sólo checaba niveles de audio, pero un instante después se escucharon las primeras notas de Beautiful love, el clásico de Wayne King, que surge rediseñado en sutiles ecos de rumba, con la cadencia caribeña de Baró. Maroto lanzó un primer solo con la garra y la contundencia de toda la vida, con una resolución que haría pensar que el cuate llevaba media hora de concierto y no que acababa de empezar. La trompeta tomó la palabra con la misma intensidad, aunque circuló más reflexiva, menos reptante.
Otro de los grandes arreglos de Alexis Baró fue para Lover man –la misma, la que inmortalizó Billie Holiday–, pero ahora en la estupenda y vibrante voz de una trompeta con sordina que desde lo alto, allá donde (dicen) se pueden tocar las pestañas de Dios, nos estremeció y documentó una vez más nuestra confianza en el quehacer humano (Me emocioné, ni modo).
El resto de la tarde-noche fue alimentada por las composiciones y el groove del trompetista, que entre la evocación africana, la sangre latina (saludos a Lacio) y el funk logró orquestar un discurso harto disfrutable y agradecible. Gabo González se mantuvo firme y discreto en su bajo eléctrico (llegamos a pensar que había dejado el punch guardado en casa, para dedicarse hoy a acompañar al trompetista cubano), hasta que, casi al final, decidió empezar Wake up Call con impresionante solo, golpeando, arañando las cuerdas (siempre serio), trazando acordes y haciendo zumbar el aire en medio de una lluvia que arreciaba y escandalizaba en el domo de Loreto. Ése era el Gabo González que recordábamos. El tema de Baró, el fuego de Maroto y el oficio de Castro y Sustaita hacían lo demás.
Derbez y Cortázar y la Música
Cuatro miércoles consecutivos, Alain Derbez impartirá el curso Julio Cortázar y la música. Esto, que luce atractivo y tentador, empezó el pasado 22 de octubre en la Universidad del Claustro de Sor Juana, y quién mejor que Alain (prosista, poeta, melómano, crítico, músico, compositor, historiador, maestro, mago, promotor cultural, conductor y productor radiofónico) para hacer esto.
El curso se divide en cuatro sesiones: 1) Introducción: ¿Qué música suena y cómo en la escritura de Cortázar? 2) El jazz en El perseguidor, Rayuela y más allá (esperamos que en el más allá
esté La vuelta al día en 80 mundos). 3) El tango y otras músicas. 4) Cortázar con audífonos buscando escuchas cómplices. Un agasajo que debe repetirse.
Ya Son +, dirigido por Alberto Bellon
El grupo Ya Son +, dirigido por el pintor y guitarrista Alberto Bellon, partió este 25 de octubre a Huelva y Sevilla (Andalucía) para participar en la séptima edición del Otoño Cultural Iberoamericano; específicamente, en un acto denominado Altar de Muertos Conceptual La Cultura descansa en Paz
. Centenario del Nacimiento de Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura.
Desde hace un buen rato, el maestro Bellon se sumerge en la música tradicional mexicana para filtrarla a través de los códigos del jazz, y con una buena dotación de guitarras, violín, clarinete, saxos, percusiones y bajo eléctrico, nos entrega su muy particular percepción de la mexicanidad. Enhorabuena. Salud.