Guanajuato, Gto., 24 de octubre.

El amor, la diversión y la bebida son temas del concierto que ofrecerá el reconocido ensamble francés de música barroca Les Arts Florissants la mañana de este sábado en el templo de La Valenciana, en la edición 42 del Festival Internacional Cervantino, con un programa integrado por obras compuestas en los siglos XVII y XVIII.

Con cerca de 35 años de trayectoria, el ensamble de instrumentistas y cantantes es pionero en la escena sonora francesa, respecto del rescate de la música barroca de esa nación y con los años se ha especializado también en ese género italiano, ingles y alemán, la cual interpretan con instrumentos originales o en su caso réplicas muy rigurosas.

Actualmente encabezado por el clavecinista William Christie, las obras seleccionadas para su concierto no son partituras de corte popular, sino que se asocian con la elegancia compositiva de autores como Jean Baptiste Lully, François Couperin, Marin Marais y autores menos conocidos y poco interpretados, como Gaspar Leroux, Elisabeth Jacquet de la Guerre, Nicolas Bernier, Michel Pignolet de Montéclair y Louis-Nicolas Clérambault, todos ellos, dice Christie, autores cien por ciento franceses.

Para que el arte florezca, el ensamble integrará dos violines, un laúd y una viola da gamba con las voces de la soprano Elodie Fonnard y del barítono Marc Mauillon, con el propósito de ofrecer al público un recital no sólo musicalmente atractivo, sino también que se aprecie visualmente.

Cada nación es muy orgullosa de su propia música: italianos, alemanes, franceses. En el caso del país galo, en el siglo XVII se puede apreciar una gran diferencia entre la música italiana y la francesa, destaca. ¿Cuál es esa diferencia?

La música francesa es un poco más elegante, más cortés y amable, en comparación, por ejemplo, con la italiana que es un poco más llena de excesos y extravagancias.

Además, en esa época a los franceses les gustaba bailar, por lo que esa música está muy marcada por ciertas coreografías.

El jardín de las voces

Para William Christie, “la política siempre va a necesitar de la música en particular y de la cultura en general. La música siempre va a usar a la política y ésta siempre estará influenciada por la cultura.

Los artistas y creadores son representantes, culturalmente hablando, de su país. Y eso al final de cuentas puede llegar a influenciar a la política. En ese sentido, la música puede llegar a ser un arma política.

El ensamble Les Arts Florissants tiene un programa denominado El jardín de las voces. Cada año hace audiciones en Francia, Moscú, Londres y Nueva York entre otras ciudades, a las que acuden más de 200 jóvenes, de los que son seleccionados entre seis y ocho intérpretes. Dicha agrupación se encuentra integrada por músicos de 16 nacionalidades, en su mayoría europeos y del continente americano.

Lamentablemente, cuando hay conflictos o guerras es mucho más difícil para los jóvenes poder llegar a convertirse en artistas o simplemente llegar a tener el beneficio de una educación. No obstante, “nos gustaría, dice Christie, tener muchos más alumnos de África y Medio Oriente.