Miércoles 22 de octubre de 2014, p. 44
Washington 21 de octubre.
Las personas que compartieron apartamento con el primer enfermo de ébola en Estados Unidos están saliendo de la cuarentena llenos de salud. Aunque Thomas Eric Duncan murió y dos enfermeras estadunidenses se infectaron al atenderlo, también hay éxitos: una enfermera española se ha recuperado, al igual que cuatro trabajadores humanitarios estadunidenses infectados en África occidental, y un camarógrafo estadunidense. Incluso allí, no todos los contagiados fallecen.
Entonces, ¿por qué algunas personas escapan vivos del ébola y otros no?
El final de la cuarentena para 43 personas en Dallas que tuvieron contacto con Duncan simplemente respalda lo que la mayoría de nosotros ya sabíamos acerca de la enfermedad y que hemos estado diciendo todo el tiempo: su propagación no es tan fácil
, afirmó el médico Joseph McCormick, de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Texas.
McCormick trabajó en los centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en 1976, durante el primer brote de ébola conocido y posteriormente con otros numerosos brotes y los virus hemorrágicos relacionados.
El ébola se propaga por contacto con fluidos corporales del enfermo, que luego entran al cuerpo a través de una herida en la piel o cuando las manos contaminadas tocan los ojos o la nariz. Una vez dentro del cuerpo, el virus se afianza atacando la primera línea de defensa del sistema inmunológico, esencialmente desactivando sus alarmas.
El virus se reproduce rápidamente, infectando múltiples tipos de células antes de que el sistema inmunitario reconozca la amenaza y comience a luchar.
Únicamente después de que se produce una cantidad suficiente de virus aparecen los síntomas: fiebre y dolor muscular, de cabeza y garganta. Sólo entonces una persona se vuelve contagiosa.
No está claro por qué el ébola tiene un comportamiento diferente en cada persona, pero la rapidez con que aparecen los síntomas depende, en parte, de la cantidad de virus a los que un paciente se vio expuesto inicialmente, expresó McCormick.
La Organización Mundial de la Salud ha dejado claro que hay más virus en sangre, vómito y heces que en otros fluidos corporales.
No existe un tratamiento específico para el ébola, pero los especialistas dicen que la atención médica básica –proporcionar líquidos y nutrientes por vía intravenosa y mantener la presión arterial– es crucial para dar tiempo al cuerpo para que combata el virus.
Los vómitos profusos y la diarrea pueden causar deshidratación. Peor aún, en los casos más graves los vasos sanguíneos de los pacientes comienzan a tener filtraciones, causando que la presión arterial baje a niveles peligrosos y que el líquido se acumule en los pulmones.
La cuestión clave es el equilibrio entre mantener la presión arterial mediante líquidos, sin llevarlos a un edema pulmonar en el que literalmente se van a ahogar
, subrayó McCormick.