La patraña de los chuchos
Aguirre Rivero, el anzuelo
El PRD ya no interesa
ara los chuchos apoderados del PRD era indispensable tratar de salvar al gobernador de Guerrero porque era, y es –hasta que no se halle a los desaparecidos– la única forma de desviar los ataques que de otra manera serían para Enrique Peña Nieto.
Sí, aunque parezca muy jalado de los cabellos, la situación y las discusiones entre ellos eran precisamente por eso, y sin confusión. A ninguno le interesaba, en serio, la suerte de Ángel Aguirre, pero lo que sucediera con Enrique Peña sí, eso sí es de su incumbencia. Para ellos, los chuchos, lo importante era construir un discurso coherente, aunque no fuera creíble, para no dejar que el gobernador dejara su puesto.
La matemática política no tiene pierde: quitar a Ángel Aguirre, por el método que sea, es dejar como única autoridad responsable de la barbaridad de Ayotzinapa a Peña Nieto. Descubrieron que Aguirre sí sirve, que se le debe usar como el foco al que se tienen que dirigir los ataques, todos los que sean posibles, para que los menos hagan blanco en Peña.
Por eso ni Navarrete, ni Ortega, ni Zambrano ni ninguno de ese grupo quiso, por más que se les pidiera en cualquier tono, desde el quehacer de la justicia hasta la mentada de madre, que se pidiera la destitución de Aguirre. Ellos sabían que la petición, la exigencia o la condena no obligarían al gobernador a dejar su puesto, pero la negativa a corto plazo haría que los ataques fueran en contra del PRD y luego en contra de Aguirre, lo que disminuiría la intensidad de los ataques a Peña Nieto.
Y aunque así quedaron las cosas, ya de nada sirve el PRD para defender a Peña. Todo el fin de semana en la redes se difundió profusamente la petición –# tu renuncia epn– para que Peña se aparte de la Presidencia de la República. El desprestigio de ese partido es tal que ya nadie puede creer en lo que dice o en lo que hace.
Tal vez por eso es que en algunas dependencias, tal vez en todas, del gobierno federal se ha pedido a los funcionarios de nivel medio superior para arriba, y que tengan una cuenta en Facebook, enviar a las redes sociales alguna idea de los logros de Peña en la Presidencia. Y si quieren quedar requetebién, hacer reuniones en sus casas, tomar fotos con el celular y subirlas a las redes, siempre con la advertencia de que esas reuniones son para discutir los grandes avances de la administración del actual inquilino de Los Pinos.
Lo que siembra duda es si esa estrategia podrá levantar los bonos de Enrique Peña, que han caído muy bajo por el asunto de los jóvenes desaparecidos. Sí, pero también porque la economía no repunta, porque los impuestos están volviendo locos a los inversionistas, porque parece que no hay remedio y si hoy las cosas están mal, mañana pueden estar peor, y lo que para los estrategas del PRI es el acabose: el PRD ya no les sirve de nada.
Por todo eso es que el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, no debe acompañar a los perredistas en sus desatinos. Más le vale pintar su raya, de una vez.
De pasadita
Nos cuentan de buena fuente que las presiones al perredista que decidió denunciar una parte del cochinero que se da en el PRD del DF fueron de tal manera que no le quedó otra alternativa que dejar el cargo que tenía dentro de la dirigencia estatal. Pero no sólo eso: nos cuentan que en el mismo PRD del DF, que encabeza Raúl Flores, se le amenazó con ventilar algo que le taparía la boca.
Según nos cuentan, David Mendoza, el denunciante que decidió negar lo que dijo, tiene algunas decenas de denuncias en la Procu del DF, que por el momento duermen el sueño de lo justos, pero que pueden ser activadas en cualquier momento. Así que le explicaron que si se trataba de hacer una guerra de porquerías, ellos, los perredistas de Nueva Izquierda en el DF, tenían más material, y pues las cosas se calmaron.
Ya no podríamos decir qué mal para el PRD, no, eso ya no tiene importancia, pero a los que nos podría ir cada vez más mal será a los habitantes del DF. Cerrar los ojos no vale de nada, porque cuando los abres te hallas frente a tragedias irremediables, como la de Guerrero, y eso lo debe tener muy en cuenta el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera. Nada más.
Por cierto, a mitad de esta semana, a convocatoria de Manuel Granados, líder de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, los diputados de los congresos de los estados se reunirán para discutir los problemas más importantes de la ciudad de México. Ahí estarán, desde luego, el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, y el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, donde muy probablemente se agende una reunión con Enrique Peña Nieto en Palacio Nacional.