Día del amaranto
n la antigua y señorial Plaza de la Danza de la ciudad de Oaxaca, que fue adornada con grandes penachos de los tres colores de los diferentes amarantos que se cultivan en ese estado: morados, verdes y dorados, se celebró el Día del Amaranto 2014.
Cerca de 200 personas de las culturas mixe, zapoteca y mixteca presentaron los resultados del cultivo de la planta y también productos elaborados con la semilla reventada. Había: atole, mazapanes, alegrías de diferentes formas y sabores, golosinas dulces y con chile, granolas, harina, tamales y galletas, así como platillos elaborados con las hojas frescas del amaranto (quintoniles), y suplementos alimenticios envasados. Una de las principales metas que se han propuesto es ser autosuficientes en su alimentación; nada mejor que comer lo que producen localmente en la milpa.
La organización estuvo a cargo de Puente para la salud comunitaria, que en su nombre lleva parte de su razón de trabajo. Comer bien para estar saludable; lo importante no es la cantidad de lo que se coma, sino la calidad. Todos sabemos de las propiedades nutritivas del amaranto y de sus cualidades.
El Día del Amaranto permite que los productores de otras entidades, como Tlaxcala, Puebla y el DF –representado por Tulyehualco–, intercambien experiencias y conozcan el trabajo de los demás. Es relevante la participación de las mujeres en el cultivo, en la elaboración de productos para la alimentación de su familia y también en la venta al público. Asistieron a la fiesta representantes de varias instituciones de investigación que apoyan a las comunidades productoras.
Algunos expositores reventaban la semilla de amaranto a la vista de los clientes con pequeñas máquinas de manufactura local o de manera manual; una vez pesada, la envasaban en bosas de plástico que sellaban al calor. Un grupo inventó un mecanismo para moler diferentes semillas con bicicletas desechadas, aprovechando el movimiento de los pedales y las cadenas de transmisión en un aparato estable.
Las elegantes mujeres mixes con sus blusas bordadas y coloridas fajas llevaban en la cabeza los rebozos que portan de una forma especial; otras con bellos huipiles ofrecían semillas de amaranto y productos como variedades de chayotes, maíz de colores, totopos, chocolate, aguacate, frijol. Tomó parte en el festejo la banda mixe infantil de Tlahuiloltepec.
Un regalo adicional fue compartir trozos de La alegría más grande del mundo
que se elaboró con semillas de amaranto aportadas por todos los grupos participantes. Este compartir colectivo trajo a la memoria las ceremonias de las antiguas culturas mesoamericanas.