América es el mayor consumidor de peróxido (decolorante del cabello) en el mundo; las mujeres de este continente buscan lucir rubias (o lo menos mestizas posible), son víctimas de la feroz publicidad, del manejo de arquetipos de belleza y tratan de seguir gustando a sus hombres, que de verlas feas las cambiarán olímpicamente por una más joven o realmente güera, expresó en entrevista Diego Sexto, peluquero profesional itinerante que suele cortar el cabello debajo de los árboles del Parque México.

Diego encabezó la séptima Jornada de Estilismo Comunitario, en la Fundación del Centro Histórico, donde unas 50 personas recibieron el servicio de corte de pelo y maquillaje.

Ejercicio colectivo

“Este es un ejercicio de disciplina colectiva que suma esfuerzos de profesionales de la belleza y aborda temas de interés que despierten inquietudes sociales. También ofrecemos peinado y manicure. Hay peluqueros, estilistas, cosmetólogos, manicuristas, quienes no cobran.

Estas actividades, aparentemente superficiales, lo que han conseguido es detectar, conocer, la situación real de las mujeres en México, en este caso concretamente de la ciudad, de personas que tienen algún rezago social o se atienden alguna consecuenia de un tratamiento clínico, o que son desempleadas o desempleados. Esto es un servicio social en el que los primeros beneficiados somos nosotros, los profesionales de la belleza, que solemos ser empleados de las grandes empresas y nos dedicamos a repetir en cadena procesos estéticos que muchas veces no llevan a las mujeres a un punto definido. Se dice que los peluqueros somos los antecesores del correo. La gente acudía a las peluquerías a enterarse de los chismes, de los rumores, y los peluqueros debemos volver a ser cronistas de la ciudad, tener una opinión política, porque se nos ha olvidado que las personas van a las barberías, a las estéticas o peluquerías a saber sobre la realidad y el diario acontecer. Taxistas, maestros y gente como nosotros somos térmómetros urbanos.

Trabajo, no caridad

Cuando cortamos el pelo detectamos rasgos de violencia doméstica; el tiempo que pasan en la calle, que es mucho; mujeres que han sido devaluadas por las condiciones laborales, quienes con un corte de cabello o de imagen se revaloran. Este trabajo no es de caridad y estamos trabajando con asociaciones civiles, con personas que tienen un desarrollo.

–En los negocios de corte de cabello muestran un catálogo de cortes, pero los modelos son caucásicos, rubios y de nariz respingada, y no responden a la fisis mexicana...

–Sí. Por ejemplo, aquí no viene la güera de 1.80; estamos aquí para romper con los mitos y crear una nueva identidad nacional. Nos falta explotar nuestra belleza y las técnicas de peluquería están cambiando para destacar los rasgos que favorecen a las texturas de nuestros cabellos, pues en América tenemos al respecto abundancias y tipos de cabello que hay que potenciar y no negar. América es el primer lugar en venta de peróxido a escala mundial; nos interesa ser rubios. El gran enemigo de los profesionales de la belleza es la televisión. La industria sí ofrece una amplia oferta de servicios para personas con nuestros rasgos, como la implantación de cabello, que es una de las más recientes tecnologías, que aún es muy caro, porque es cabello por cabello, con un promedio de dólares por cada filamento. He escuchado a Nino Canún afirmar que el implante es permanente. Se usan los cabellos que fueron tirados en Ganges, que en Occidente tiene mucho valor. Vemos esos cabellos en la televisión en extensiones o cortinas. También se usa por razones de moda el pelo de caballo, sobre todo de las crines.

–Lo feo existe. ¿Qué opina del feísmo?

–El feísmo es la gran apuesta del mercado. No viene acompañado por una naturaleza descuidada. El feísmo es una tendencia en el arte. Vamos a ver colores muy manchados, acabados muy desgrafilados, contrastes, colores parciales, todo lo que recuerde hilos, texturas, rastas, cosas aparentemnente mal hechas, pero que están estudiadas.

Manita de gato

Llegó Marisela, de Intendencia del Cenro Histórico. Lucía radiante y de buen humor, pues acababan de darle su manita de gato. Dijo: Esto está bien. Lo deben seguir organizando para nosotras que simplemente somos las más olvidadas. La verdad, es caro ir a un salón de belleza. Y lo es más para las mujeres. Yo me siento normal, un poco restirada de la piel, pero se siente rico que a una le den masaje, algo suave. Es padre que a uno lo mimen.

Por su parte, Eva Lorena López Ordaz, coordinadora del Programa de Desarrollo Local Comunitario de la Fundación del Centro Histórico, explicó en entrevista que el fin es mejorar la calidad de vida de todas las personas. “Atendemos a toda la población y a gente de todas las edades. Desarrollamos jornadas de salud en la que vienen es- pecialistas a atender a la población. Se atienden problemas de salud y de desarrollo humano. Salud mental, también. Trabajamos con escuelas públicas para fortalecer los proyectos de vida de los niños y adolescentes. Hay manejo de autoestima, apoyo deportivo, educativo vía digital en materia de matemáticas.

Les ayudamos a manejar conflictos, cómo solucionar problemas con sus padres; con éstos asesoranos en paternidad sana y responsable.

Énfasis en la prevención

Este programa es para todo público, pero se pone énfasis en la prevención. Lo vulnerable está la-tente y prevenimos que no se desarrollen los conflictos o enfermadades. No hay que esperar a que la situación sea crónica, cuando el futuro está en riesgo. Esto tiene tres años en el medio escolar.

En el caso de Diego Sexto, la Fundación apoya con la idea de que la belleza exterior cuidada ayuda a ser mejor persona; desarrolla el deseo de soñar y creer. Diego trabaja con lo interior. Todos deben saber que en estas instalaciones de la Fundación del Centro Histórico hay lugar donde pueden tener una alternativa particular. Las mujeres del aseo pueden estacionar su carrito de la basura y compartir sus preocupaciones, sus temores o crisis. Hay atención sicológica, si se requiere.

La próxima jormada entre Diego y la Fundación será en noviembre. Informes en redes sociales y en Mesones 54, Centro, donde están las oficinas.