Dos décadas aguardó el remo mexicano para tener un exponente de nivel mundial como Patrick Loliger, quien espera que esta sequía no se repita más, luego de tomar la decisión de retirarse en el ciclo olímpico que culminará en 2016 en Río de Janeiro.

El rubio de ojos verdes, cabello ensortijado, de 1.85 metros de estatura y 30 años de edad, enfrenta el mayor desafío de su vida al poner un alto al remo por el que aún se apasiona, a pesar de la presión que ejerció su padre para que fuera boxeador o se decidiera por el deporte extremo y de aventura.

Preferí los botes, dice sonriente el subcampeón mundial universitario en Kazán 2013, descendiente de suizos.

Desde los hermanos Joaquín y José Gómez, ningún remero había repetido podios internacionales como lo ha logrado el capitalino, quien se alista para participar en sus últimos Juegos Centroamericanos, en Veracruz, del 14 al 30 de noviembre.

Posteriormente competirá en el Mundial de Ámsterdam, en el que anhela estar en la final A tras la magnífica temporada conseguida durante estos meses en las regatas europeas.

La última presea dorada continental que México obtuvo fue en La Habana 1991 con Joaquín, el mayor de los Gómez, cuando Patrick tenía seis años, quien en Guadalajara 2011 subió al podio para recibir la medalla de plata.

Loliger lanza un suspiro como si cargara una loza. La responsabilidad de ser el número uno en el scull individual ha pesado por muchos años.

“Hubo una brecha enorme y no se hizo nada. Tenemos la infraestructura para practicar el remo, el talento de niños y jóvenes, pero no sé qué falla.

En mi caso tuve el apoyo de personas que confiaron en mí y para eso debes dar resultados, reconoce el dos veces participante olímpico, quien en Londres 2012 terminó en el lugar 14.

Se sorprende del desarrollo que tiene su deporte en las entidades del norte y eso lo hace pensar en la continuidad para las nuevas generaciones.

El remo ha crecido bastante, no sólo en el Distrito Federal, sino en Baja California, Baja California Sur y Nuevo León, y es cuestión de que (las autoridades) crean en ellos como lo hicieron conmigo, señala Loliger, quien una vez retirado se dedicará a la mercadoctenia.