Que sea luchadora no quiere decir que me vista como hombre, que deje de maquillarme o descuide mis orejas. La feminidad nunca debe perderse, afirma Diana Miranda, quinto lugar del mundo en modalidad libre y una de las cartas fuertes de México en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, en los que buscará mejorar la plata que ganó hace cuatro años en Mayagüez.

Tiene 27 años y lleva casi nueve en la disciplina que le agradó, porque siempre he sido altanera, supe que esto era lo que quería y que podía lograr algo. No hubo poder humano, ni mis familiares, para convencerme y cambiar, explica con su asento sonorense.

Miranda señala que ha cumplido parte de sus metas y lo comparte con su familia en las concentraciones que hace de Hermosillo a México, porque para ser alguien en la vida, destaca, tienes que ser disciplinada, y eso es lo que aprendió en la lucha estilo libre.

“Mi primer sueño fue ser campeona nacional, después Panamericana y Mundial, aunque en este último llegamos al quinto lugar (Uzbekistán).

“Todas anhelamos la medalla olímpica femenina –tras ser admitida la disciplina en Londres 2012– y ojalá llegue ese día”, dice, y está segura de que las mujeres nuevamente aportarán el mayor número de preseas centroamericanas para mantener esa jerarquía que tienen desde hace 24 años.

La exponente en la división de 63 kilogramos es una de las cinco seleccionadas presentadas con el equipo varonil (libre y greco) por el presidente de la federación de lucha, Artemio Izquierdo, quien estima que su deporte dará de tres a cinco preseas, y probablemente más, pues confía en el trabajo de las nuevas generaciones.