Los Cabos, BCS, 23 de septiembre.

Sólo un mes tienen autoridades, empresarios turísticos y la población de Los Cabos para reparar cuanto puedan la infraestructura urbana y los negocios dañados por el huracán Odile.

Tenemos que estar listos el 22 de octubre, porque comienzan los torneos de pesca internacional (conocidos como los Bisbee, para pescar marlin, pez espada, dorado y atún) y con los cuales arranca nuestra temporada alta, asegura Julio Castillo, presidente del Consejo Coordinador de Los Cabos, que aglutina a nueve grupos empresariales como las tradicionales cámaras de hoteleros, comerciantes y restauranteros.

Con un huracán categoría 4 como Odile, dice, todos los negocios, en mayor o menor grado sufrieron afectaciones, no hay nadie que haya quedado libre. Por eso la urgencia de arreglar todo cuanto antes, porque 95 por ciento de la economía local gira alrededor del turismo, y en este municipio viven cuatro de cada 10 habitantes del estado.

Además de los equipos y camiones de la Comisión Federal de Electricidad, por donde quiera se observan cuadrillas de trabajadores de los hoteles, que limpian y retiran escombros de las calles. También se escuchan los martillazos que tiran los muros, vidrios y plafones dañados por el meteoro. No todos desempeñan estas tareas, porque los patrones y administradores mandaron a muchos a descansar.

Sólo superado por Cancún

Los Cabos es el segundo destino turístico más importante de México, al registrar 15.7 por ciento de los 3.7 millones de turistas de Estados Unidos que cada año visitan el país, y sólo es superado por Cancún, que concentra 40.7 por ciento del total, según la Secretaría de Turismo (Sectur).

Los torneos Bisbee, que deben su nombre a su fundador, John Bisbee, ya tienen tres décadas de realizarse en Los Cabos, y han registrado una bolsa de premios por más de 4 millones de dólares en un solo año.

Sus organizadores no cancelaron los torneos este año y anunciaron que abrieron una cuenta bancaria con 250 mil dólares iniciales para ayudar a los residentes y negocios de Los Cabos, donde llegan más de 150 equipos de pesca para concursar en yates de varios millones de dólares, algunos dañados por el huracán.

Los 33 kilómetros del corredor turístico exhiben todavía palmeras y postes caídos, cactus arrancados de raíz y montones de escombros en camellones y banquetas, al lado de grandes hoteles con fachadas y techos dañados, sin vidrios frontales y que hasta el nombre perdieron (El Barceló es ahora el Bar el´) por los vientos de entre 215 y 260 kilómetros por hora con los que Odile entró a la península.

De los 13 mil 153 cuartos que ofrecen los 352 hoteles del estado, según la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles, las autoridades calculan que apenas 2 mil están ocupados, en contraste con los 9 mil 457 de finales de agosto.

Muchos hoteles operan con limitaciones porque el restablecimiento de los servicios de electricidad y agua en Los Cabos avanza más lento que en los otros cuatro municipios del estado (hasta el lunes el progreso era de 20 por ciento) y tampoco tienen acceso a Internet, así que han llegado a fijar horarios para que sus clientes usen agua y luz, además de que no todos están en condiciones de ofrecer las tres comidas en sus restaurantes.