Amamos a todos nuestros personajes por igual, tanto a las víctimas como a la Santa Doctrina, expresa Geoffroy Jourdain, director de Le Cris de Paris, agrupación francesa que participa en el 42 Festival Internacional Cervantino (FIC) con dos puestas en escena, La sodomía en la Nueva España (23 de octubre, Plaza San Roque) y Memento Mori. Tout est vanité (25 de octubre, Teatro Juárez).

Basada en un poema del mexicano Luis Felipe Fabre (DF, 1974), La sodomía en la Nueva España retoma los procesos judiciales contra 14 hombres acusados del crimen de sodomía en 1657, por el que fueron condenados a muerte y quemados en 1658.

Para Jourdain, director musical de la pieza, al escoger un texto siempre hay una voluntad política. De allí que esta elección de personajes no normalizados implica a fuerza una toma de postura política. No obstante, en nuestro oficio, cuando tomamos un texto decidimos amar a los personajes. Obviamente, cuando van a quemar a las víctimas los vamos a amar por otras razones. Finalmente esto es más importante que una toma de decisión política, porque se trata de amor, y para nosotros en Francia es algo que nos parece más relevante que una simple postura política.

En video conferencia, Benjamin Lazar, director escénico de la puesta, explicó que la idea del espectáculo nació de una plática con la escritora gala Annie Le Brun, después de conocer el poema de Fabre gracias a Rubén Gallo, profesor de la Universidad de Princeton. Ambos quedaron maravillados con la traducción, porque el poema les pareció lleno de humor y con una gran fuerza.

Le Cris de Paris estaba entonces en pláticas con el FIC para presentar un espectáculo. De allí que Jourdain y Lazar, al frente de su compañía Théâtre de l’Incrédule, decidieron realizar también Memento Mori. Tout est vanité a la manera de espejo, ya que éste último tiene que ver con el nacimiento del género del oratorio en la primera mitad del siglo XVII, una contrapropuesta de la gran reforma católica contra la reforma protestante.

JourdainFoto Conaculta

Se trata de una investigación emprendida por Jourdain desde hace dos décadas principalmente en la Biblioteca del Vaticano. Al fundador de Le Cris de Paris, empezado en 1999 como un coro de canto a capella, siempre le fascinó que el género del oratorio haya nacido en un momento en que no había ópera pública en Roma; era casi prohibida. Sin embargo, la Iglesia se apropió de este nuevo estilo para servir sus retos políticos y religiosos, apoyados por una música seductora y teatral, todo esto para pronunciar un sermón.

Referencias a la muerte

De acuerdo con Jourdain los compositores de esa época no son muy conocidos hoy día, aunque sí en ese entonces. Ejemplificó con Luigi Rossi (hacia 1598-1653), compositor del espectáculo, pero cuyas partituras encontradas en la Biblioteca del Vaticano no llevan su nombre. Asumimos que son de él, pero no están firmadas, reiteró el conferenciante.

A Jourdain también le interesó que el estilo musical en cuestión habla de la fragilidad de la existencia, de la vanidad, que era algo muy extendido en ese entonces, tanto de manera iconográfica, como musical. El oratorio se usaba obviamente en tiempo de Cuaresma, pero no exclusivamente, ya que es una reflexión sobre la vida y la muerte. Un examen de conciencia que cada uno se tiene que hacer. Es un tema fundamental ya que es tiempo de la reforma católica.

El entrevistado también ha tratado de imaginar lo que eran “estos performance, porque en los escritos se ve que había unos paneles con calaveras pintadas”. Esta referencia a la muerte se relaciona con el viaje a México unos días antes del festejo de Día de Muertos. Lazar, por su parte, decidió trabajar sobre el sermón de El mal rico, meditación de Francisco de Quevedo, incluido en el espectáculo que también comprende la proyección de un video de la autoría de Clément Cogiore.

Memento Mori. Tout est vanité asimismo se presentará el 26 de octubre a las 18 horas en el Auditorio Blas Galindo, del Centro Nacional de las Artes.