Participan en el recital De sirenas, peteneras e infortunados marinos, en el Teatro de la Ciudad
La familia de intérpretes muestra que la música veracruzana posee gran fuerza y una asombrosa capacidad para evolucionar sin apartarse de sus raíces
Tratamos de enriquecerla con golpes en la guitarra, en el requinto, los rasgueos, y usamos el do, re mi, fa sol, la si
Sábado 20 de septiembre de 2014, p. 2
Los diferentes acentos del son jarocho están presentes en el disco más reciente de Los Vega para dejar constancia de que la música tradicional veracruzana no sólo tiene más fuerza que nunca, sino una asombrosa capacidad para evolucionar sin apartarse de sus raíces.
En tonos muy diferentes es el título de esa nueva producción de la familia de músicos, galardonados con el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2013, el cual es un parteaguas en el desarrollo del género, sólo comparable al enorme cambio que vivieron los abuelos hace años en la región del sur de Veracruz con la llegada de cuerdas de náilon, que sustituyeron a las hechas con tripa de cualquier animal que se le atravesara a los soneros
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Música muy espontánea
En entrevista con La Jornada, Raquel Palacios Vega explica que la música de esa agrupación “es muy espontánea. De pronto, en un ensayo, se nos ocurrió hacer sones en diferentes tonos, pues pensamos que ya no nada más tocamos para nuestras rancherías, lo cual es muy importante porque de allá venimos, pero ya vivimos en la ciudad de México, donde hemos aprendido otras tonalidades.
Queríamos hacer un disco alegre, pero también con mensaje, por eso las versadas plantean visiones nuevas del mundo, de la mujer, eso fue muy importante.
Fue así como con los instrumentos (jarana, requinto, leona), las voces y hasta los zapateados experimentaron hasta conseguir un sonido que se antoja sinfónico, de vanguardia, sin abandonar las raíces, sin incluir elementos ajenos
, interviene Claudio Naranjo Vega.
La costumbre indica que el son se toque en cuatro tiempos, generalmente en do menor o do mayor, “ahora tratamos de enriquecer la música, con ciertos golpes en la guitarra, en el requinto, los rasgueos, y usamos todos los tonos, do, re, mi, fa, sol, la, si.
Nos complicamos la vida, pero nos gustó muchísimo, pues los tonos lo que nos dan es un color distinto de la música
, detalla el intérprete Freddy Naranjo Vega.
Toda esa energía para innovar parte del fandango, porque ahí se reúnen soneros de diferentes lugares, quienes traen la misma tradición, pero con diferentes estilos, voces y afinaciones; entonces, del diálogo, uno aprende y comparte esa sabiduría que viene de generación en generación. Nuestro disco contiene eso, todo el aprendizaje, sin apartarnos de nuestra raíz más arraigada que proviene de nuestro abuelo Andrés Vega
, añade Enrique Palacios Vega.
El disco, que se puede adquirir en la librería de La Jornada (avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac) contiene 10 sones: El torito, El cascabel, El capotín, La Morena, La Bamba, Las Poblanas, El aguanieve, La llorona, La manta y El zapateado, es un gran logro musical
, insiste Claudio Naranjo Vega, “pues es muy difícil grabar canciones que involucren tantas tonalidades y que se siga sintiendo el estilo tradicional. Eso es lo más encantador de esta producción, que uno escucha sones de diferentes regiones, en muchas tonalidades, pero también ahí está el sello de Los Vega.
El son jarocho es tan noble que fácilmente se puede desfasar a otra cosa. Con un pedacito que le metas de una batería o un bajo eléctrico se convierte en otro concepto. Por eso siempre tratamos de tocar lo más parecido a lo que nuestros antecesores nos enseñaron; en eso trabajamos.
Martha Vega, hija de don Andrés, dice que fue una sorpresa este disco, pues lo hicieron sin mí. Cuando lo escuché lloré de la emoción y lo bailé de principio a fin
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Los Vega participarán este sábado en el Teatro de la Ciudad en el concierto De sirenas, peteneras e infortunados marinos, en compañía de otros intérpretes de sones jarocho, huasteco y oaxaqueño, entre ellos Los Camperos de Valles y la Banda Mixe, todos bajo la dirección de Guillermo Pérez Ávila.
El más pequeño de la dinastía Vega, Omali, acompañando en el zapateado a su madre, Rosario, quien lo lleva en el vientre, también participará en el recital, en lo que será el debut en escenarios de la sexta generación de los soneros veracruzanos.
La cita es hoy a las 19 horas en Donceles 36, Centro Histórico, cerca de la estación Allende del Metro.