Donación y corrupción
a corrupción y complicidad que alcanza el sistema mundial en todos los sectores rebasa cualquier intento por exhibirla; sin embargo, lo que ofende a la ética más elemental es el cinismo y la falta de humanidad en la industria de la salud. Desde la autorregulación de las farmacéuticas y el encarecimiento de medicinas, equipos y servicios hospitalarios dudosos hasta los criterios profesionales al uso, pasando por comisiones a médicos por ventas y estudios, prolongación de consultas, diagnósticos exagerados o equivocados o invención de patologías.
Guillermo Fárber comparte: “De pronto se lanza una campaña de radio para concienciar al público sobre la importancia de la donación de órganos en el funcionamiento de una sociedad fraterna y solidaria, pero los primeros que deberían ser concienciados son los hospitales, no tanto los posible donadores. Cuando mi hijo cayó en coma irreversible tras un accidente de tránsito en 2003, yo tuve esta amarga experiencia.
“Dos horas después del golpazo fatal, Esteban ya estaba internado en el hospital, en un quirófano de urgencias. Luego lo pasaron a piso (porque ya no había nada que hacer, supimos luego, pero entonces se nos hizo creer que había todo por hacer). Cuando le comenté al doctor de guardia que Esteban traía en su cartera una tarjeta en la que autorizaba la donación de sus órganos, el médico me respondió tranquilamente que ya no tenía caso porque sus órganos estaban inservibles.
“Me quedé de una pieza. ¿Cómo que sus órganos no servían? Era un joven de 25 años, víctima de un accidente, sin más vicios que fumar (le mandé hacer examen toxicológico en cuanto ingresó al hospital). En pocas palabras, un donador ‘ideal’. Pero el médico me explicó que las drogas que le administraban ‘para fingir curvas normales’ en los monitores del cuarto le había pulverizado sus órganos. ¿O sea, entendí con asombro y rabia que lo estaban matando a plazos para mantenerlo con vida artificial un tiempo más y así poder seguir cobrando el seguro de gastos médicos por hora? ¡No lo podía creer!
Impidieron la donación de esos órganos que habrían podido salvar varias vidas, porque los detonaron en aras de mantener andando su taxímetro. Qué triste. No quiero saber el karma gigante que cargó en su espíritu quien en el hospital tomó esa decisión criminal de sacrificar varias vidas (las que habría podido salvar Esteban) con tal de cobrar tres pesos más
, concluye.