Sábado 30 de agosto de 2014, p. 15
Greenpeace consideró que es totalmente incongruente
la decisión de levantar parcialmente la emergencia por la contaminación del río Sonora, tras el derrame de 40 mil metros cúbicos de ácido sulfúrico y altas concentraciones de materiales pesados, por parte de la mina de Cananea, que opera Grupo México.
Sinaí González, coordinadora de la campaña de tóxicos de la organización, indicó que los efectos de los metales pesados se verán semanas o meses después, y anunció que darán seguimiento a este caso para evitar que pase al olvido, como suele ocurrir
con los grandes desastres.
“Queremos estar monitoreando las consecuencias. Si aumentan las enfermedades, como insuficiencia renal, se puede cargar esta responsabilidad tanto a Grupo México como sobre el gobierno”, apuntó.
En entrevista desde Sonora, donde Greenpeace realiza su propio análisis sobre la situación, manifestó que la minera debe ser fuertemente sancionada, aunque el problema de contaminación de ríos es histórica, pues dijo que más de 70 por ciento de cuerpos de agua superficiales presentan alguna contaminación por falta de supervisión de la Comisión Nacional del Agua y del trabajo preventivo de las autoridades.
Recordó que un estudio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo reveló que 50 por ciento de las camas de hospital en el mundo están ocupadas por personas que consumen aguas contaminadas.
Advirtió que si no se actúa, una vez que entre en vigor la reforma energética se multiplicarán los desastres.