Clima
Martes 26 de agosto de 2014, p. 29
Durante varios meses los climatólogos han señalado la probabilidad de que el evento climático conocido como El Niño ocurra hacia finales de 2014. Aunque las causas del fenómeno no se conocen del todo, está claro su potencial de perturbar los mercados agrícolas, las cadenas de suministro y los ingresos. The Economist Intelligence Unit prevé que en 2014 tendremos el primer evento de El Niño desde 2009-10, pero una combinación de factores de la oferta en los mercados de productos primarios y mayor preparación de los gobiernos significa que el efecto en el crecimiento económico global en 2014-15 será mínimo.
El Niño es un fenómeno atmosférico asociado con el entibiamiento de las superficies marinas en el océano Pacífico. Aguas más tibias conducen a una mayor evaporación del mar y mayor humedad en la atmósfera. Conforme los vientos alisios dirigen estas aguas más tibias y este aire más húmedo hacia el oeste, cruzando el Pacífico, el este de África, Indonesia y Australia experimentan condiciones más secas de lo usual, en tanto la costa oeste de Sudamérica es barrida por lluvias. El disparador del ascenso inicial de las temperaturas marinas varía con cada evento, pero un episodio de El Niño –definido como el periodo en que la temperatura marina en el centro del Pacífico es de 0.5°C arriba de su promedio de largo plazo durante cinco meses consecutivos– típicamente ocurre cada cinco años más o menos. Con base en pautas históricas, un fenómeno severo está en puerta.
Demasiado o demasiado poco
La Oficina Australiana de Meteorología (OAM) utiliza ocho modelos diferentes para vigilar la probabilidad de que ocurra El Niño. Por ahora cinco sugieren que las condiciones se presentarán hacia octubre de este año. Sin embargo, la OAM ha informado también que ahora prevé un episodio más débil que el que anticipó hace varios meses, y que no le parece probable un El Niño fuerte. Algunos eventos severos anteriores han sido catastróficos: el de 1982-83 causó la muerte de 2 mil personas en ambos lados del Pacífico, debido a inundaciones en Perú (donde se formó un gran lago de 150 por 32 kilómetros en el desierto de Sechura) e incendios forestales en Australia. El de 1997-98 provocó 450 decesos en Perú y Ecuador y originó que 1998 fuera el año más caluroso registrado hasta entonces.
En la economía global El Niño tiene las mayores consecuencias para los agricultores, no sólo en términos de producción, sino también de decisiones relativas a la siembra. Y no todos los efectos del fenómeno son destructivos: más lluvias que el promedio pueden conducir a cosechas abundantes de algunos cultivos. (De hecho, nuestra expectativa de más lluvia y temperaturas más bajas en el lado este de América está incorporada en nuestros pronósticos referentes a soya y maíz). Los productos cuyos mercados resultan más perturbados típicamente son los que se cultivan sobre todo en África oriental, el Pacífico occidental y la costa oeste de América Latina: aceite de palma, azúcar, cacao y café.
Los mayores productores de aceite de palma están en el sudeste de Asia. Prevemos que alrededor de 90 por ciento de la cosecha 2013/14 (octubre-septiembre) será producido en Tailandia, Malasia e Indonesia. En el anterior evento severo de El Niño, en 1997-98, esta región experimentó temperaturas sumamente altas y muy poca lluvia, lo cual conlleva un agudo riesgo al alza de precios. Sin embargo, el mercado global de aceite de palma está en superávit, con existencias equivalentes a unos tres meses de consumo, y el rendimiento de campos maduros se eleva.
Estos factores deben compensar con creces el efecto de El Niño, y prevemos un descenso de precios de este producto, de 886 dólares por tonelada en el segundo trimestre de 2014 a 831 un año después.
Los mercados del cacao y el azúcar son más vulnerables a perturbaciones, pues están más cerca del equilibrio y tienen existencias más pequeñas. Los mayores productores de cacao están en dos zonas distintas: los estados del occidente de África Costa de Marfil, Ghana, Nigeria y Camerún, y una franja que cruza América Latina y abarca Ecuador, Perú y Brasil. En África occidental, como en el sureste de Asia, hay temperaturas más altas y menores lluvias durante El Niño, mientras América Latina corre riesgo de inundaciones.
La producción de azúcar es más diversa: se cultiva en grandes cantidades en China, India y Europa, así como en América Latina, lo cual ofrece cierta seguridad para el caso de que una de las regiones resulte seriamente afectada. Sin embargo, el ritmo de crecimiento de la producción de azúcar ya se reduce en un momento en que la demanda crece con rapidez, y las zonas de cultivo de Brasil, principal productor mundial, sufrieron una severa sequía a principios de 2014, que dañó los cultivos. El mercado, por tanto, entra en condiciones vulnerables un periodo de perturbación. Prevemos un alza constante de precios entre 2014 y 2015.
Construir barricadas
Con base en las estimaciones de la OAM, creemos que tendrá lugar un evento menor de El Niño, lo cual se ha manifestado en pequeñas reducciones en nuestros pronósticos referentes a productos primarios, y precios ligeramente más altos. Sin embargo, nuestro pronóstico de base sobre un crecimiento económico global de 2.5 por ciento en 2014 y 3 por ciento en 2015 no se altera, por dos razones. En primer lugar, varios años de clima razonable y demanda reducida han creado sustanciales sobrexistencias de muchos productos agrícolas. Esto será un factor importante para contener los precios y asegurar que los suministros seguirán llegando a los mercados finales. En segundo, varios de los países más vulerables a El Niño están ahora menos expuestos que durante los recientes episodios de mayor severidad, en 1982-83 y 1997-98. El gobierno peruano ha presupuestado mil mdd de dinero público para proteger la infraestructura del país, en tanto el ecuatoriano prepara líneas de crédito. Esta planeación demuestra mayores recursos gubernamentales.
Por último, una advertencia. Ante el pequeño tamaño de la muestra de anteriores eventos de El Niño, la impredecibilidad inherente a los sistemas del clima y el gran número de variables que determinan los precios de los productos primarios (y por consiguiente el ingreso de los productores), la posibilidad de un episodio más (o menos) severo del que esperamos es considerable. Confiamos en que los países con más probabilidad de ser afectados son más resistentes que antes, y en que las predicciones de la OAM de un aumento pequeño en las temperaturas marinas han sido relativamente consistentes. Pero pronosticar con mucha mayor precisión sería soplar en el viento.
Economist Intelligence Unit
Traducción: Jorge Anaya
En asociación con Infoestratégica