n 1836 se firmó el Tratado Santa María-Calatrava, mediante el cual España reconocía oficialmente la Independencia de México. Se le llamó así por sus firmantes: Miguel Santa María y José María Calatrava. Tenía la finalidad de impulsar una mayor unidad con el pueblo mexicano y ahondar las relaciones en el campo cultural y social. El resultado fue la creación en 1842 de la Sociedad de Beneficencia Española. Varios de sus benefactores crearon en 1863 el Casino Español.
A lo largo de los años tuvo varias ubicaciones, entre otras, en el palacio de los Condes de Santiago de Calimaya y la Casa Borda, en el tramo de la calle de Plateros, hoy Madero. Finalmente, en 1901 lograron adquirir una vieja mansión en el número 1 de la calle Isabel la Católica.
La casona fue demolida para que el arquitecto Emilio González del Campo construyera un lujoso palacio, que constituye uno de los ejemplos más relevantes de la arquitectura ecléctica de principios del siglo XX. Esto se aprecia en la fachada, que muestra elementos de filiación gótica, renacentista y barroca.
Su estructura de hierro, símbolo de la modernidad de esa época, fue recubierta por cantera dorada por fuera y mármoles por dentro. El gran patio central esta cubierto por un plafón con vitrales, que muestra motivos que rinden homenaje a la Constitución española de 1978, el logotipo del Casino Español y las banderas de México y España.
Pocos saben que cuenta con una biblioteca que se ha ido enriqueciendo constantemente, gracias a las donaciones que sus socios han hecho desde 1867. En 1994 el Instituto Cultural Hispano Mexicano, donó su biblioteca que estaba constituida por casi 15 mil volúmenes.
A partir de esa fecha se le nombró Biblioteca Hispano Mexicana Carlos Prieto, especializada en temas referentes a la historia tanto de España como de México. Actualmente cuenta con un acervo de alrededor de 24 mil ejemplares. Una de las metas del Casino Español ha sido contribuir al mejor conocimiento tanto de España y México en la actualidad, como de la historia de la migración española al país. A lo largo de los últimos años se le ha dado un importante impulso a las actividades culturales. Hay un programa permanente de conferencias, exposiciones, presentaciones de libros, conciertos, entre otros actos.
Las diversas actividades buscan destacar los valores hispánicos de la cultura de México, además de alentar las relaciones del Casino con las instituciones culturales, académicas y sociales de México.
El plato fuerte del Casino Español es el Salón de los Reyes, el cual es una réplica casi exacta del que se encuentra en el Palacio Real de Madrid. De grandes dimensiones, con balcones a la calle, enormes candiles que penden de un techo artesonado, muestra en las paredes varios retratos al óleo: el de la reina Isabel II, Juan Carlos I y Sofía, el rey Alfonso XII, Hernán Cortés y el explorador Fernando de Magallanes. Durante muchos años el salón tenía un par de tronos, en caso de que algún día llegaran sus reales majestades.
En el segundo piso se encuentra el restaurante principal, de elegante sencillez y amplitud. La carta nos presenta los mejores platillos de la cocina tradicional española: la infaltable tortilla de patatas en dos especialidades: a la española con cebolla, y a la gallega, con jamón serrano y chorizo.
Los pulpos a la gallega estilo Feira, preparados con rebanadas de papa. Por supuesto no faltan la paella valenciana mixta, la fideua al azafrán, los callos a la madrileña y la fabada asturiana. El postre tiene que ser la Delicia Manchega, que verdaderamente hace honor a su nombre. Sobre algún antojo especial lo asesora Agustín Inguanzo, alma del lugar, quien está al pendiente de todo, los siete días de la semana.
Hay que pedir el vino del mes que cambia y siempre es magnífico, ya que las principales importadoras se turnan para surtirlos, sana competencia que beneficia a los clientes, pues además el precio suele ser el mismo de la vinatería.