Con la finalidad de proponer una mirada distinta en torno a la locura y a la delicada línea que existe entre lo normal y lo anormal, en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) se realiza el Coloquio Amor, locura, todo.

Organizado por el sicólogo Israel Rincón, el encuentro incluye ponencias magistrales de Margarita Cruz, Heli Morales, Alejandro Solar, Conrado Zuliani, Raúl Villamil, Ricardo Guinea, Alberto Sladogna y Antonio Mejía, entre otros, así como obras de teatro, danza, música, exposiciones, cine documental y un slam de poesía.

Rincón explicó a La Jornada que en ese foro no se aborda lo más novedoso acerca de tratamientos siquiátricos ni las múltiples formas de la locura; se ofrece un cruce de saberes, de condiciones, de miradas y de experiencias que sirvan al público.

No todo es dolor en un siquiátrico

El coloquio apuesta por cambiar la manera de mirar a una persona que padece algún trastorno, señaló Rincón. Aclaró que no buscan tener una condición absoluta de lo que es la locura.

Indicó que ese padecimiento no sólo provoca historias tristes, también despierta la creación y el amor. Nos hemos propuesto mostrar otra forma de la locura, diferente a la condición dolosa, pues hay personas que son susceptibles a dar y recibir afecto y amor. No vamos a exhibir a las que tienen algún trastorno, sufren el encierro y el abandono social, sino mostraremos a personas que también escriben, hacen poesía y tienen momentos de felicidad, no todo es dolor en un siquiátrico.

El sicólogo, quien en 2012 realizó un carnaval antisiquiátrico con los pacientes del Centro de Asistencia e Integración Social (Cais) de Iztapalapa, aseguró que la locura no significa encerrar a alguien en cuatro paredes. Tampoco es la definición de un diccionario o la que se discute en la universidad, porque hay algo en cada ser humano que lo lleva a hacer locuras, y entre esas cosas está el amor.

A la locura, señaló, se le teme, se le aísla, pero también se le elogia y se le enamora. “Es una generalidad donde todos cabemos a diferencia de lo que otros nombran diagnóstico, patología. Un trastorno es ya un carácter de un lenguaje muy particular en las ciencias, pero en la locura también puede estar la persona que se enamora, el artista, el que sigue una ideología.

No queremos hacer lo que muchas de las instituciones pretenden con la locura: dosificar, cegar, encerrar, enmudecer; nos interesa generar un vínculo y decir la locura también está en la calle y proponemos voltear a ella de una manera distinta, y una es en este tipo de práctica, expresó Rincón.

El amor y lo in-posible y La angustia de Van Gogh son algunas de las conferencias del coloquio que terminará el día 22 en la ENAH (Periférico Sur y calle Zapote s/n, junto al Centro Cultural Ollin Yoliztli).