El ensamble Alma Tierra presentó su disco Cantos al corazón en los Altos de Chiapas
La velada se hizo alusión a la luz, la alegría, el camino de la vida y el agradecimiento a la madre Tierra
En la Fonoteca Nacional también hubo espacio para el desenfado y la sensualidad
Sábado 16 de agosto de 2014, p. 4
Los del ensamble Alma Tierra fusionan épocas y culturas, y con música y canto aluden a la vida, las creencias y el saber ancestrales, la armonía humana y el regocijo espiritual.
De ello dejó constancia esta singular agrupación fundada por Deva Baumbach, durante la presentación de su material discográfico Cantos al corazón en los Altos de Chiapas, efectuada la noche del jueves en la Fonoteca Nacional.
Fue un recital de hora y media en el que melodías tradicionales, rezos y poesía de las culturas tzotzil, tzeltal y chiapaneca se maridaron con ritmos y atmósferas sonoras tan distintos y distantes como el son jarocho, las orientales, la flamenca y la barroca.
Instrumentos tan divergentes como la jarana, el violín, la leona, el piano, la guitarra y una serie de atractivas percusiones, además de la voz, imprecaron a la memoria primigenia y suscitaron dulces emociones y sensaciones en aquellos que acudieron al recinto coyoacanense.
Un público receptivo y participante que se deleitó y conmovió con las 11 piezas que integraron el programa regular, además de un encore obsequiado por el ensamble como gesto de gratitud hacia la concurrencia que, por su número, no sólo llenó la sala Murray Schafer, sino que siguió el concierto a las afueras de la misma gracias a la transmisión en circuito cerrado, no obstante la pertinaz lluvia.
La velada no distó mucho de una ceremonia religiosa, aunque con sentido laico, pues la música y la letra aludieron o hicieron referencia a la luz, la alegría, el corazón como la raíz y el camino de la vida y el agradecimiento a la madre Tierra por sus dones.
Se escucharon una invocación a la luz en tzeltal, cuya letra proviene del libro St’ ujbil C’ ayojil, el canto a la virgen de Guadalupe; Camino de paz, un canto de ofrenda a la Madre Tierra, y Te q’uinal, pieza inspirada en un canto ceremonial tzeltal que agradece a la tierra y los elementos por nutrir las semillas.
En el mismo sentido fue interpretada una obra instrumental que honra a la cultura lacandona y a Chakin viejo, su guardián del saber fallecido hace 14 años.
No toda la línea del concierto fue con sentido religioso o votivo. Hubo también espacio para el desenfado, el júbilo y la sensualidad, como ocurrió con Zama, pieza instrumental de desparpajado espíritu flamenco tocada en bulería.
Música de alivio y gozo
Emotiva y arrobadora resultó de principio a fin esta sesión sonora: música y voces de cristal, de agua en cascada, en río, en mar; música que se petrifica en el tiempo, que habla de cómo brilla en la roca el silencio y del amor del nuevo sol y del nuevo día. Música relajante, de paz y armonía, de alivio y gozo.
El disco compacto Cantos al corazón en los Altos de Chiapas es un proyecto apoyado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca). Su distribución en México y América Latina está a cargo de Spirit Voyage.
El ensamble Alma tierra está integrado por Deva Baubach, en la jarana, piano y voz; Tania Torres, violín y voz; Kin Sánchez, guitarra, requinto, daf y voz, y Francisco Bringas, en las percusiones. Como músico invitado participó Sergio Medrano, con la leona (guitarra tradicional usada en el son jarocho).