Opinión
Ver día anteriorViernes 15 de agosto de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Alucinada súper Luna
S

úper Luna malva, sombra de la luna naranja que se acerca en los veranos a la tierra (La Jornada, 11/07/14) inquieta una vida nueva. Regresión a refugio de la magia prehispánica malinalca la de Flor Malinali (hermana de Huitzilopochtlil) nahual de la luna y que fue expulsada por el dominio del dios solar (Haroldo Dies).

Magia mexica creadora de mitos; emanación del Sol y la Luna, el caballero tigre comiéndose al Sol al abrir paso a que la Luna reine en jeroglíficos intraducibles. Luz transformada simbólicamente en resplandores endiablados en choque frontal con lo moderno. Afirmación de imperativos nuevos y prohibiciones enmarcadas en el abracadabra de la sabiduría de brujos tigres mexicas, derivada del temor de estar a merced de fuerzas irracionales e inestables y no recurrentes, transferidas a la naturaleza y que son inestabilidades subterráneas que amenazan con aniquilarnos.

A pesar de que ya no existe el temor de que no salga el Sol y se torne jeroglífico, como si no se le viese más y todo se convirtiera en un fluir que es un no pensar, un no saber, un no sentir, un sueño, un sueño eterno y contra el que se establece una oposición. Sabiduría indígena para rehuirlo, quebrarlo con los espíritus, los demonios, los duendes que ante hermosos fenómenos como la cercanía de la Luna y Tierra este verano a pesar de la modernidad económica aparecen en toda su intensidad y con ellas nuestro pasado prehispánico magnífico y esplendoroso y la necesidad de magia que defina la aparición del Sol y busque a la amada Luna y el compás del parpadeo cual semáforo raudo y majestuoso mande una lluvia de alegres mariposas, un mar que azulée, una barca que bogue, y miel que endulce cantos que arrullen porque nada garantiza que el Sol aparezca y convierta a la Luna en piel de suavísimo capullo y la Tierra le gane una milésima de segundo al tiempo y al espacio, para que las fantasías se muden a la sombra del inconsciente y se incline respetuoso ante la Luna.

Muerte del Sol a mordidas de caballeros tigres y enamorado, sorprendido y temeroso sienta que algo ha ocurrido, perciba diferente y viva un mundo desconocido, misterioso, inimaginable que no encaja en la modernidad. Enamoramiento que no es una meta, no tiene objetivos: sólo una puerta abierta, que vuelve el caballero tigre, sensación comparable a lo incomprensible de la muerte, fuerza natural, ola de fondo, temblor de tierra, desbordarse de río, frenético brotar de la llama, fuego capaz de acabar con todo.

Al torrente solar no se le puede pedir ser Luna porque el torrente nace solo y no se puede encauzar, sin anular. Y si, a pesar de todo, quiere volverse nostalgia de ritmo perfecto, retirarse al interior, que no sabe reglas ni métodos ni modales, pero tiene la fuerza brutal que se escapa y perdura, y frente a la cual todo ritmo, voluntario y estudiado, se detiene al borde profundo del abismo que se inicia y no sabe el origen ni a dónde va y borra el misterio de las inquietudes que se tornan ideales. Forma alucinante y armónica de ritmo e instinto.

Fuerza del instinto, dulzura de tortura, agonía que da aparente fin a la vida que sigue y sigue como un torrente instintivo de sol sobre la quieta Luna que lleva a querer matarla porque enloquece, lo hace esclavo y no puede dominar, desaparecida al resorte de la Catedral de Molina, en Malta, mirada anaranjada, baño amarillo. Imposible unidad de astros y seres que da chispazos de unidad carnal antes de pasar al dolor de separarnos.