El panista González Morfín decidió continuar la sesión sin que hubiera quórum
error de procedimiento
El salón de plenos está vacío; es una vergüenza que no quieran trabajar
: Socorro Ceseñas
Sábado 2 de agosto de 2014, p. 6
Descompuesto, al centrarse en él las miradas desconcertadas de los priístas y panistas, el presidente de la Cámara de Diputados, José González Morfín, emitió una frase seca: voy a dejar eso atrás y retrocederemos en el tiempo
. Así resolvió un error de procedimiento que estuvo a punto de hacer naufragar la última sesión aprobatoria de la reforma energética.
En los hechos, el legislador panista demostró que las leyes universales pueden ser contravenidas por un decreto. Decidió continuar la sesión ordinaria cuando se sometió a votación si se aceptaba la discusión de un paquete de 12 mociones suspensivas (para echar abajo el decreto que expidió la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos) sin que existiera el quórum necesario.
La oposición al decreto se manifestó con las mociones suspensivas presentadas por Zuleyma Huidobro, Teresa de Jesús Mojica, Uriel Flores, Manuel Huerta, Silvano Blanco Deaquino, Ricardo Mejía Berdeja, Magdalena del Socorro Núñez y Martha Lucía Mícher.
Una vez que cada uno de ellos dio lectura a sus respectivas posturas, González Morfín sometió a votación económica (a mano alzada) si el paquete se aprobaba, y la interpretación de la secretaría encargada de contabilizar las votaciones fue en sentido de rechazo.
Entonces Socorro Ceseñas (PRD) evidenció la realidad de un salón de plenos desolado: el pleno está vacío, no hay diputadas y diputados. Es una vergüenza, no quieren trabajar.
El presidente cameral ordenó entonces que se abriera el tablero electrónico, por cinco minutos, para recoger la votación. No quiero que vaya a quedar en este tema absolutamente ninguna duda
, matizó González Morfín.
De ahí devino la crisis procedimental. En los cinco minutos, PRD, PT y Movimiento Ciudadano colocaron en jaque al PRI y al PAN. Mientras la oposición emitía votos a cuentagotas, los priístas y panistas no conseguían acumular el número de 251 legisladores presentes.
El coordinador del PRI, Manlio Fabio Beltrones, no perdió tiempo, se dirigió a las curules del PRD y Movimiento Ciudadano para proponer una salida a Silvano Aureoles y a Ricardo Mejía Berdeja. Les expuso que la solución sería reponer el procedimiento, con la repetición de la votación sobre las mociones suspensivas, y de ese modo continuar los trabajos.
Aureoles y Mejía Berdeja garantizaron su respaldo a Beltrones; no obstante, el acompañante del ex gobernador sonorense, Héctor Gutiérrez, puso en aprietos al coordinador priísta al manotearse con Mejía Berdeja. Al percatarse de ello, ordenó al rijoso que se retirara.
Aún persistía la angustia del lado priísta. Mientras Beltrones allanaba la salida, Wiliam Ochoa corría despavorido gritando ¡voten, voten!
y ¿dónde están las mujeres?
Su compañero, Enrique Cárdenas, pálido, lo acompañaba: ¡voten todos en contra!
Entonces, mientras la crisis crecía por el peso del gazapo legislativo, Silvano Aureoles Conejo siguió la propuesta de Beltrones y aceptó, hubo un error porque no hubo el quórum. Someta usted nuevamente si se acepta o no la moción suspensiva, y con eso iniciamos la sesión ya en el marco del procedimiento correspondiente. Le propongo eso, nosotros asumimos el compromiso. Entendemos la preocupación de que nosotros no votemos y no se haga el quórum; pero eso, asumimos el compromiso público de que hacemos el quórum para que siga la sesión
.
José González Morfín se defendió: ya había quórum cuando concluyeron los 15 minutos. Era evidente que había. El quórum está verificado... No hay absolutamente ninguna disposición reglamentaria que diga que se tiene que cerrar y volver a abrir
.
La presión doblegó al presidente de la Cámara de Diputados y terminó por aceptar la propuesta de Beltrones. Voy a dejar eso atrás y retrocedemos en el tiempo. Reiniciamos preguntándole a la asamblea, en votación económica, si se admite inmediatamente para su discusión la moción suspensiva presentada
. Cinco minutos después continuaron los trabajos en san Lázaro.