En la década pasada, casi cuatro de cada 10 víctimas de homicidio en el país eran jóvenes, mientras 43.4 por ciento del total de muertes violentas en el grupo poblacional de 10 a 29 años se produjo en tan sólo dos años, de 2008 a 2010, revela el informe Violencia juvenil en México, elaborado por el Banco Mundial (BM).

A lo anterior se suman los costos económicos y sociales de este fenómeno. El organismo multinacional señala que estudios recientes concluyeron que el crimen organizado y la violencia asociada al narcotráfico generan pérdidas económicas anuales por 4 mil 300 millones de dólares. Asimismo, advierte que la mayor atención al control del delito aumentó dramáticamente el número de personas en prisión.

Durante los últimos ocho años, el número de internos en la cárcel se ha duplicado, para llegar a 222 mil prisioneros, con un costo aproximado de 2.5 millones dólares por día, lo que genera una fuga de recursos en la economía mexicana y amenaza los esfuerzos para reducir la pobreza.

El estudio, publicado en 2012, destaca que la tasa de asesinatos se triplicó entre personas de 20 a 29 años de edad tan sólo de 2007 a 2010. Agrega que 56.7 por ciento de los homicidios juveniles se concentraron en cinco estados en 2010: Chihuahua, Sinaloa, Baja California, Guerrero y estado de México.

De acuerdo con los datos recabados por el BM, desde 2008 la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes aumentó de 8.4 a 23.8 por ciento.

Detectó que la situación de violencia en el país propició que los jóvenes no sólo fueran víctimas, sino también agresores. La tasa de muertes violentas en este grupo de edad pasó de 7.8 a 25.5 por ciento en el mismo periodo.

Se estimó que en 2010 los jóvenes fueron responsables de 50 por ciento de los delitos registrados. Al menos seis de cada 10 participantes en actividades ilícitas tenían entre 18 a 24 años, y 91.5 por ciento eran hombres.

El informe señala que las organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico han sido de las principales causantes del incremento de la violencia, pues mientras en 2006 fueron responsables de 31.9 por ciento de las muertes intencionales en el país, en 2010 alcanzaron 63.4 por ciento, lo que significa que “uno de cada cuatro mexicanos ejecutados en el contexto de la ‘guerra contra el narcotráfico’ es joven”.

Además, indica que se incrementó el uso de las armas de fuego en la violencia juvenil, pues se triplicó entre 2007 y 2010.

El miedo que genera este contexto de violencia, señala el documento, también limita la posibilidad de que las personas desarrollen sus actividades cotidianas de forma normal. Los resultados de una encuesta aplicada en 2011 revelaron que 66 por ciento de los mexicanos dejó de realizar al menos una actividad por temor a ser victimizados.